Ancelotti dará 'voz y voto' a la plantilla para el once del Clásico: tres cambios como mucho
El cansancio tras la batalla del Etihad dejó algún 'tocado', pero nadie quiere perderse el duelo ante el Barça. El técnico confeccionará el equipo tras consultar el estado físico de sus jugadores.
El tiempo tiene una condición equívoca. Más si cabe en el fútbol, donde un minuto se hace eterno, una Liga de 38 jornadas desaparece en un suspiro y una alineación gira a diario. Quien mejor condensó este estado relativo fue John Benjamin Toshack, después de un empate del Real Madrid en Salamanca. "Los lunes pienso en cambiar a diez jugadores, los martes a ocho, los jueves a cuatro, el viernes a dos, y el sábado ya pienso que tienen que jugar los mismos cabrones de siempre", resumió en una combinación de humor y sinceridad. Es lo que le sucede ahora a Carlo Ancelotti de cara al Clásico de mañana... pero al revés.
El final del partido contra el Manchester City dejó en el vestuario un ambiente de euforia por la clasificación a semifinales de la Champions, pero también un profundo agotamiento. El ejercicio de resistencia que desplegó el equipo acabó con todos los jugadores físicamente al límite. Dos de ellos, Vinicius y Carvajal, incluso se vieron obligados a abandonar el encuentro. Uno, tocado en el muslo y el otro, acalambrado. Tal era la extenuación que, según varios testigos de la escena en la caseta del Etihad, parecía que ninguno estaría en condiciones de jugar con la reserva llena contra el Barça
Sin embargo, el transcurso de las horas ha ido levantando a los caídos; todos se apuntan para el choque de mañana por su trascendencia. Solo Ferland Mendy, que no ha podido ejercitarse este sábado en el último entrenamiento previo al choque, es duda para mañana. El francés tiene una sobrecarga.
Un triunfo implicaría el descabello para el Barça y asegurarse prácticamente el título, con un colchón de 11 puntos con 18 por disputarse. Si el miércoles, tras la batalla de Mánchester, el cuerpo técnico meditaba oxigenar el once del Clásico con cinco cambios, el jueves valoró cuatro y ya hoy la apuesta es que, como mucho, 'Carletto' introducirá tres. Por lo tanto, en el vestuario se ha vivido un Toshack pero en sentido inverso, pues en Ancelotti y los suyos, en ese deshoje de la margarita, no existe ánimo de castigo, sino una preocupación por cuidar al grupo. Por esa razón, a la hora de confeccionar el once, se dará prioridad a la opinión de los jugadores y a sus sensaciones.
El staff encabezado por el italiano, aunque siempre en permanente contacto, prácticamente no ha tenido tiempo para cerrar el equipo titular. Tampoco tras el entrenamiento de ayer, cuando habitualmente se ponen en común conclusiones, ya que después del trabajo sobre el verde se dedicaron a compartir espacio y conversación con un veterano de guerra del Everton, Gareth Barry, que acudió a presenciar la sesión. Hoy es el día clave para definir el plan.
La carta de Lucas, el deseo de Carvajal y la certeza de Tchouameni
El movimiento que ronda el consenso entre los responsables, según pudo saber Relevo, es la entrada de Lucas Vázquez, un futbolista dispuesto siempre a sumar y que jugó un papel destacado en el Etihad. En Mánchester compitió 20 minutos como extremo, convirtió un penalti clave y ejerció de líder en la charla previa a la tanda, con la madera de un jugador al que en ocasiones no se valora como se merece y al que se le empieza a aclarar el camino hacia su quinta Champions [una menos que Gento, que posee el récord]. Su rendimiento durante las ausencias de Carvajal en diciembre fue excelso y a esta segunda vuelta, con actuaciones destacadísimas ante Sevilla o Celta, ha llegado con la flecha para arriba.
El cuerpo técnico está encantado con su nivel y, como de costumbre, con su actitud y la profesionalidad que demuestra siempre en el vestuario. Su titularidad, además de suponer un premio para él, daría un respiro a Carvajal, que acabó el encuentro en el Etihad con calambres y pidiendo el cambio en el 110'. Comprobado el largo historial de lesiones del de Leganés en los tramos finales de temporada, su musculatura -sobrecargada ya con casi 2.800 minutos- no recibiría mal un descanso. Eso sí, él quiere jugar…
La continuidad en el eje de la pareja Rüdiger-Nacho es clara. El alemán, pese a la acumulación de encuentros, es uno de los hombres más en forma del equipo y el miércoles completó una actuación sobresaliente acompañado del capitán, que fue capaz de frenar a Haaland. No es momento aún para Militao. Y en el lateral izquierdo habrá que esperar. Pese a que en un principio se aguardaba a Mendy, la ausencia del francés en el entrenamiento de este sábado deja su presencia en el aire.
La certeza la representa Tchouameni, sancionado en Inglaterra y que volverá ante los de Xavi. Actuará en el medio del campo junto a Kroos o Camavinga. Y arriba, todos están alistados. Valverde, el que más minutos suma (3.635), es un pulmón que prefiere jugar cada tres días a descansar y que recibió el MVP en la vuelta contra el City por su despliegue. Rodrygo, que ha marcado cuatro goles en los últimos tres choques que ha jugado, ha encontrado una nueva vida en la izquierda que le hace multiplicar sus registros y le ha permitido ganar confianza en la definición. Para la punta quedan Bellingham, que como toda estrella detesta el banquillo, y Vinicius, que también ha levantado la mano para salir de inicio tras superar las molestias en el muslo con las que acabó en Inglaterra.
Esos dos cambios, Lucas y Tchouameni, son los que aparecen en la pizarra de Ancelotti a pocas horas del Clásico. En la caseta planea otra alternativa, la opción de Modric. Si el croata entra por Kroos, obtendría votos el movimiento de Camavinga al lateral para dosificar a Mendy, otro jugador con un físico que le ha dado más de un problema. No obstante, que el francés esté en su mejor momento físico, sin síntomas de sobrecarga, y que por esa banda esté Lamine haciendo diabluras, empuja a Carletto a mantener intacta la banda izquierda. Hoy, en el día previo al Clásico y tras el entrenamiento en Valdebebas, el entrenador y sus ayudantes terminarán de cerrar un once que el cansancio sugería una pequeña revolución pero que finalmente contará con dos cambios o, como máximo, tres.