REAL MADRID

Ancelotti vuelve a estar en la vía de la resurrección: 'despedido' en octubre y 'renovado' en primavera

Después de 13 tropiezos en lo que va de temporada y estar en el alambre, como ya le pasó otras temporadas, sigue firme y con opciones a todo tras la brillante eliminatoria ante el City.

Carlo Ancelotti y Pep Guardiola charlan en el último City-Real Madrid. /GETTY
Carlo Ancelotti y Pep Guardiola charlan en el último City-Real Madrid. GETTY
Alfredo Matilla

Alfredo Matilla

La vida de Carlo Ancelotti es mucho más parecida a la de Florentino Pérez de lo que parece. Al presidente del Real Madrid también le llevan retirando en los mentideros desde los siglos de los siglos pero ahí sigue, en plena forma, con la vitrina a rebosar y con otros cuatro años de mandato por delante. El técnico italiano sabe que, para ambos casos, un mero empate en este club es un terremoto y que, al final, los títulos pesan bastante más que todos los titulares.

Por eso, a aquellos que ya le dan por amortizado pese a que tiene contrato hasta 2026 y ven a Xabi Alonso de blanco tras su Erasmus en Leverkusen, Carletto les diría con la ceja levantada que deberán esperar un poco más para conocer el desenlace. Su equipo y su persona, siempre en el ojo del huracán en los meses de otoño, vuelven a repetir la historia tantas veces contada y pocas veces creída: juntos, de la mano, siguen optando a la Liga, a la Champions y a la Copa a orillas de la primavera, con la Supercopa de Europa en el bolsillo y con el Mundial de Clubes en el horizonte.

Ancelotti siempre ha pasado malos tragos en sus dos etapas en el Madrid, pero ha interiorizado como nadie que la paciencia es su mejor compañera de viaje. Esta temporada, como en las otras anteriores, pasó baches importantes que le pudieron costar el puesto en mitad del curso. En más de una ocasión fue silbado por su gente cuando su nombre apareció por el videomarcador o le citaron por megafonía. Pero en todas ellas supo salir airoso apretando filas, respaldando a la plantilla y tirando de sensatez públicamente, a pesar de que tenía bien claro que más de uno le estaba buscando. "Háblame del mar marinero", soltó en su día con guasa. Una expresión tan castiza de la que ha hecho un modo de vida. El italiano estuvo en diciembre contra las cuerdas tras caer ante el Barça y el Milan de forma consecutiva en una semana trágica. Se la jugó ante Osasuna. Pero aquí está de nuevo, con la figura intacta.

Un sabio con un día clave

Nada más llegar al club, en junio de 2023, aparecieron las primeras dudas en la primera vuelta. La razón era bien sencilla: ir tercero en el campeonato doméstico aunque sólo fuera a tres puntos del líder. Ni haber logrado su victoria número 500 en enero acababa de disipar ese runrún alrededor del técnico. La consecución de la Copa, por el hecho de haber sido ante el Barça, le elevó por encima de las críticas. Pero fue la Décima, con aquel gol de Sergio Ramos de cabeza en el mitificado minuto 93 que prendió una prórroga divina, la que sirvió como punto de inflexión. Ancelotti, pese a haber firmado por tres años, y quién sabe si Florentino también, estaban contra las cuerdas hasta que el gol del camero desmontó todas las hipótesis construidas.

Su segunda campaña confirmó que ni una Champions pone a nadie a resguardo en el Bernabéu. Ganada ya la Supercopa de Europa al Sevilla, el tropiezo en la de España con el Atlético escoció mucho. Un derbi maldito que ni el Mundial de Clubes cosechado ante San Lorenzo terminó de cicatrizar. Ésa fue la única ocasión en la relación Real Madrid-Ancelotti en la que las críticas al banquillo de los primeros meses de la temporada se confirmaron cuando llegó la hora de la verdad en cada una de las competiciones. Eliminado de la Copa por Atleti en octavos, frenado por la Juve en semis de Champions y con un tortazo en Mestalla que le apeó de la Liga, Florentino acabó por anunciar que su entrenador se tenía que ir antes de tiempo.

Mientras que el Madrid chocó después con Rafa Benítez hasta que volvió a volar con Zidane, Ancelotti vivió un año sabático desde el que cogió impulso para acudir más tarde al rescate el Bayern, Nápoles y Everton. Pero cuando ya empezaba a hacer cálculos con sus años de cotización y la placidez de la retirada, Florentino Pérez, a través de José Ángel Sánchez, apareció de nuevo en su vida para solucionar la vacante dejada por Zizou en su segunda etapa. Los fracasos de Lopetegui y Solari descartaban más experimentos. El francés quiso distanciarse del mundanal ruido, Ancelotti se prestó voluntario para continuar la senda gloriosa y el club, conocedor de sus dotes pacificadoras, se entregó a sus brazos con el éxito ya de sobra conocido. Una racha triunfal que, sin embargo, no evitó que a menudo estuviera en el disparadero y en más de una ocasión con un pie fuera. La última vez, hace un par de meses.

Ancelotti da indicaciones en el Clásico de octubre en el Bernabéu.  GETTY
Ancelotti da indicaciones en el Clásico de octubre en el Bernabéu. GETTY

Una historia conocida

Puede sonar ahora a ciencia ficción, pero en Valdebebas lo saben bien. Hasta Solari fue avisado desde las altas esferas para que calentase. En caso de decisión drástica, el argentino, como director de fútbol, debía dar el paso. La confianza en Raúl se agota con su formación con la base. Ancelotti volvía a recordar travesías por las que ya había pasado en su regreso. Esa angustia de saber que ya no le quedaban más balas. El primer año de su segunda etapa no fue fácil en su arranque, pero acabó haciendo triplete con la Supercopa de España ganada tras tumbar a Barça y Athletic, la Liga que le faltaba para presumir de éxito en los cinco grandes campeonatos europeos y una nueva Champions. Tres tropiezos consecutivos entre septiembre y octubre frente a Villarreal (0-0), Sheriff (1-2) y Espanyol (2-1) hicieron saltar las alarmas. De forma similar a como sucedió en esas Navidades, con un empate ante el Cádiz (0-0) y una derrota en Getafe (1-0), o después de un 0-4 del Barça bastante doloroso. Carlo aguantó y llegó a manifestar en Il Messaggero que al concluir su contrato se retiraría. Al final pasó lo que pasó.

La segunda campaña de su segundo periplo madridista arrancó con la Supercopa de Europa frente al Eintracht y con otra Copa Intercontinental para la colección, pero otra derrota en el Clásico de la Supercopa de España disputada en Arabia Saudí le hizo mucha pupa y regresó de golpe y porrazo al punto de partida. La Copa levantada ante Osasuna en Sevilla endulzó en el balance la eliminación europea a manos del City y el subcampeonato. Fue entonces cuando las críticas, sumadas al interés de Brasil por contar con él que continúa en la actualidad, empezaron a situar al entrenador lejos del Real Madrid. Todo cuadraba para dar finalizada la relación. Hasta que Florentino, adelantándose al buen tiempo, le renovó dos años más, hasta 2026, para acabar con las habladurías y espantar a todos aquellos que amenazasen la estabilidad.

Florentino sabe lo que hacía. En la 2023-24 llegó otra Supercopa de España, pasando por encima del Atlético y el Barça, una nueva Liga y una Champions más, la Decimoquinta para el club y la tercera de blanco para el italiano. Una conquista con la que se volvía a confirmar que las controversias del otoño son puro entretenimiento. En esos primeros meses de calentamiento de la temporada, Ancelotti ya le había visto las orejas al lobo otra vez. Una derrota en el Metropolitano en septiembre de 2023 hizo temblar al vestuario. Daba igual que acabara siendo la única de toda la campaña en Liga. Las sensaciones eran malas. Y las rajadas internas, peores. También afectó la eliminación copera en otro derbi de enero. Menos mal que no hay nada más sanador que las remontadas. La lograda en Europa ante el City, increíble, pudo con todo.

Ahora, en esta nueva temporada, no se sigue más que la tendencia con una Supercopa de Europa en la buchaca. Los dos empates en los tres primeros partidos de Liga (en Mallorca y Las Palmas), la nueva goleada del Barça en el Bernabéu (0-4) en octubre, el tortazo en la Supercopa de España y el hecho de que el equipo ya acumule 13 tropiezos (seis empates y tres derrotas en Liga, la caída en Arabia y las tres derrotas en Champions) han apretado el nudo de la corbata de Ancelotti como nunca. Pero ahí sigue firme. La eliminatoria ante el City, con dos exhibiciones en una semana, no sólo ha maquillado el desmayo en la Liga que le dejó sin su ventaja, sino que, por encima de todo, nos recuerda que en nada los días serán más largos, brotarán las flores y reaparecerá el sol bajo el que se decide absolutamente todo. Ahí se comprobará de verdad si Ancelotti renueva sus votos pese a que el Bernabéu no le corea ni la mitad que a otros héroes o, como muchos creen, volverá a salir de la capital antes de tiempo.