¿Por qué Andreas Christensen está siendo el mejor central del FC Barcelona?
El danés, que llegó a coste cero, está mostrando su mejor nivel y es una pieza indiscutible en el Barça de Xavi.
Andreas Christensen defiende como piensa. De forma natural, en un silencio sepulcral que invita a quien le observa a preguntarse qué hay detrás de ese danés que entiende su función desde la absoluta normalidad: llega, defiende y se va. Sin que su voz resuene, dejando que los actos hablen por sí solos. Christensen tiene pinta de tener una caligrafía envidiable, el típico estudiante al que todo el mundo le pide los apuntes. Tras tres cuartos de temporada y en uno de los Barça con más nivel defensivo de la última década ya lo podemos decir: Christensen está siendo el mejor defensor del equipo.
En el fútbol actual surge a modo de reivindicación de un juego pretérito mal entendido el hecho de reclamar algo que es obvio: "un defensa tiene que defender". Se yuxtapone el hecho de saber defender con el de sacar la pelota, como si esto fuese un añadido y no algo que tiene un impacto directo sobre cómo termina defendiendo un equipo. Christensen es de los centrales que permite defender a su equipo de distintas formas, aceptando los retos de forma natural y, en su gran mayoría, construyendo caminos verticales hacia la portería rival. Es un central que defiende incluso cuando ataca, y ataca también cuando defiende. Ahí radica su gran valor.
Christensen es de calidad antes que de cantidad. Esto significa que cuando defiende, prioriza evitar tener que actuar antes que aparecer en el foco como salvador. Es eficiencia nórdica. Si miramos sus estadísticas veremos que de la plantilla del Barça solo Alba, Araujo y Roberto (de los jugadores que han disputado 1.000 minutos) han realizado menos presiones que el danés. Pero es el séptimo de una lista de 16 en presiones ganadas, lo que le sitúa como el jugador con mejor porcentaje del conjunto, con un 35%, y uno de los ratios más altos entre los mejores centrales de Europa: más que Saliba, Van Dijk o Militao.
Para entender la dimensión de su fútbol, los números solo muestran la punta del iceberg. Lo que hace especial a Christensen es que es, desde los primeros pases, el jugador que desde el carril central arriesga sin poner nunca en riesgo la estructura, una paradoja que nace de su enorme precisión y lecturas del entorno. Cada pase suyo abre una puerta. Es el rey de los penúltimos pases.
Ante Sevilla y Getafe, sus penúltimos pases terminaron por suponer el 1-0 en ambos encuentros. En equipos que buscan ser proactivos, dominar en campo rival y conceder el mínimo espacio posible al contrario, tener un central como Christensen es como si los lunes fuesen siempre sábados. Desde su capacidad pasadora para batir líneas, su lectura para detectar espacios a ocupar y su agilidad gestual (no se ahoga cuando no hay espacios), el danés logra ser una amenaza desde el perfil zurdo, permitiendo que Gavi esté entre líneas y De Jong pueda juguetear por delante.
Su rango de pases es variado, pudiendo jugar a uno o dos toques en espacios reducidos, filtrar por dentro o mirar al perfil opuesto, donde Xavi suele situar a un extremo abierto que es posible receptor. Solo Pedri, Busquets y De Jong tienen mejor porcentaje de acierto en el envío en largo que el danés (75%), que con Kounde desplazado al lateral suma allí donde antes lo hacía Eric Garcia. Con Dembélé más que con Raphinha, pues el francés se mantiene normalmente más abierto que el brasileño.
Cuando se habla de defender se recurren a solo unas determinadas acciones, como si ese verbo no fuese plural y atendiese a muchas otras cuestiones. Christensen defiende hacia adelante, pero también es fuerte cuando le toca correr hacia atrás, más por inteligencia que por físico, aunque sea el central del equipo que más duelos aéreos (y con mejor %) gane del equipo. Fuerte en el área, suele cometer pocos errores de posicionamiento y se impone con recurrencia a sus pares. No suele ir al suelo si no es estrictamente imprescindible y su mejor cualidad, y la que le está permitiendo al Barça sentirse tan seguro, es que evita salir en las fotos porque suele anticipar el posible fallo.
Xavi habla muchas veces de un concepto clave: "pulcritud". En distintos escenarios se ha quejado el técnico egarense de que al equipo no ha sido lo suficientemente pulcro, perdiendo balones, no interpretando situaciones del juego y cayendo en vicios que el entrenador ha tratado de ir puliendo. Es mucho más sencillo cuando en tus filas cuentas con futbolistas pulcros como Christensen, que hacen lo que tienen que hacer, trasladando al juego y a sus compañeros una seguridad que permite al equipo crecer en la línea que debe hacerlo.
Junto a Araujo, y con Kounde y Balde en las alas, la complementariedad lleva el rendimiento individual de cada uno de ellos a mejorar aquello que su compañero hace peor, generando así una red de seguridad que impulsa al Barça cuando el juego falla. Christensen es, de todos ellos, el que comete menos errores, el más seguro y probablemente menos vistoso de todos. La duda reside en si lo visto hasta la fecha echará raíces y será la versión que se aprecie en un futuro. De ser así, el Barça habrá realizado una de las mejores operaciones de la historia moderna en el club.