30 años del ascenso del Betis en Burgos: "Estábamos en la UVI. Nadie daba un duro por nosotros"
El club verdiblanco regresó a Primera el 8 de mayo de 1994, en un ascenso que pasó a la memoria del beticismo.

8 de mayo de 1994. El Plantío, Burgos. Más de 6.000 béticos acuden al día más esperado. El Betis, de la mano de Manuel Ruiz de Lopera y Lorenzo Serra Ferrer, regresa a Primera. Los goles de Luis Márquez y Daniel Toribio Aquino sellan la victoria verdiblanca y desatan la locura en la capital castellano-leonesa, pero también en Sevilla. "Allí empezó todo", recuerda sonriendo el entrenador balear, que había llegado al Betis meses antes en una situación extraña y que acabó convirtiéndose en un héroe para el beticismo.
"Estábamos en la UVI. Nadie daba un duro por nosotros. Yo os entrego a ustedes un Betis libre, limpio, en Primera. De ustedes. Viva el Betis", espetó Lopera en la celebración ante miles y miles de béticos en Sevilla, en uno de esos discursos que se han convertido en virales años después. "A día de hoy, cuando voy por la explanada junto al estadio, todavía me zumban los oídos con esos gritos de '¡Betis, Betis!' de esa noche", dice Roberto Ríos, exjugador verdiblanco y uno de los protagonistas en el terreno de juego de aquel ascenso. "Eran tres años en Segunda y había que salir de allí como fuera, pero no se daba con el entrenador. Luego llegó Serra y fue el primer éxito con Lopera", asegura Juan Luis Aguado, consejero verdiblanco de aquella época y que se mantuvo más de una década en la entidad.
De Burgos a Madrid fue la ruta de la expedición verdiblanca, que volvió en un AVE de color verde. "El recibimiento en Santa Justa fue espectacular, no es fácil de describir. Quedé impactado. La fuerza del Betis... Si en Segunda teníamos ese recibimiento, qué sería después en Primera. Aquel ascenso levantó la pasión y el espíritu del beticismo", rememora Serra Ferrer, a quien no se le olvida ese festejo preparado por Lopera. "El bético lo celebró durante horas en la calle. Nosotros estuvimos en un local de la calle Jabugo con el Mani y otros cantautores… Se desató la alegría en el beticismo. El Villamarín se puso a reventar, con hileras de gente esperando. Fue un punto de inflexión, algo fantástico, no era mi primer ascenso, con el Mallorca lo había logrado dos veces, pero fue distinto. No podíamos fallar ni desilusionar a la gente", añade el entrenador balear.

"Fue un momento muy bonito, para vivirlo. Veníamos de tres años muy duros para la afición y los jugadores. Necesitábamos imperiosamente subir. Además, la manera cómo se consiguió, estábamos deseando todos y mereció la pena todo lo sufrido", dice Juan Ureña, capitán del Betis en aquella temporada y que lució el brazalete en el decisivo partido de Burgos. "En el AVE ya sentimos que nos habíamos quitado un peso de encima. Luego, el recorrido desde Santa Justa al estadio fue tremendo, no sé el tiempo que pudimos tardar. Había aficionados que se ponían de rodillas delante del autobús. Hasta subimos a la abuela del Betis", recuerda Ríos sobre una celebración que encendió las calles de Sevilla.
Para entender la trascendencia de aquel ascenso hay que remontarse a los orígenes. Un Betis que inicia la década de los 90 con dificultades económicas y con el descenso a Segunda de la 90-91 con Hugo Galera como presidente. Aquella situación propicia la entrada de Lopera, primero como vicepresidente económico y ya tras el 30 de junio de 1992 y la reconversión en Sociedad Anónima Deportiva como máximo accionista. La temporada 93-94, la tercera seguida en la categoría de plata en la peor travesía de la entidad en décadas, se inicia con Lopera como consejero delegado -el presidente era José León- y Sergio Kresic en el banquillo.
El Betis no comienza bien la temporada y se sitúa en la mitad de la tabla, lo que provoca que Lopera contacte con Serra Ferrer, con la idea de que se hiciera cargo del equipo. Pero una serie de resultados positivos revitalizan al conjunto bético y Kresic coge aire, con lo que la figura del balear queda en un segundo plano. "El que me trajo al Betis fue Eusebio Ríos. Yo a Lopera sólo lo vi dos veces y una fue el día de la firma. Yo le decía que no podía coger el Betis tan pronto, que nos iban a matar. Pero Lopera estaba convencido", apunta Serra sobre lo sucedido en aquellas semanas. Como la trayectoria verdiblanca no se termina de enderezar, los rumores sobre la llegada de Serra se acrecientan e incluso al balear se le ve en las gradas en algunos desplazamientos del equipo. La caída del Betis en el Salto del Caballo ante el Toledo, en un partido recordado por la polémica de las camisetas después de que Lopera se opusiera a que el Betis jugase de blanco, propició la destitución de Kresic y que el 28 de febrero se anunciase a Serra Ferrer como entrenador bético.
Serra, que situó a una leyenda como Rogelio Sosa como ayudante, cogió al equipo a falta de doce jornadas para el final del campeonato. Entonces, el Betis marchaba octavo clasificado con 29 puntos, a seis del Compostela, que era segundo y marcaba el ascenso directo. Su estreno en el banquillo heliopolitano llegaría el 6 de marzo ante el Bilbao Athletic. Un gol de Aquino en la recta final del encuentro fue el primer triunfo, aunque la imagen del equipo tampoco terminó de convencer. Sólo era el comienzo. "Había un vestuario de 28 jugadores, éramos un montón. Dimos a la jugada un giro de 90º, si no salía perdíamos el crédito. Manejé chavales de la cantera como Merino, Cañas, Márquez, de buen nivel técnico y con una simpatía que ligaba con Gordillo. Ureña, Ríos, Aquino, que era de la casa, o Alexis, que hice mío, y que controlaba y equilibraba. Ese grupo se fue consolidando y terminamos de manera brillante", dice el técnico sobre aquellos primeros pasos. "Con Lorenzo empezó a entrar la pelota como no lo hacía antes. Teníamos una buena mezcla de jóvenes y veteranos como Gordillo, que estaba como loco por ascender", añade Ríos.
Empate en Palamós, con un gol de penalti de Aquino, goleada al Barcelona B, con un gran partido de Cuéllar, y decisiones como recuperar a Luis Márquez, que se convertiría en el ojito derecho del entrenador balear, fueron aupando al Betis en la tabla y haciendo creer que el ascenso todavía era posible. Victoria ante el Badajoz con gol de Olías, goleada al Murcia en otra exhibición de Cuéllar, empate en Castellón con gol de Roberto Ríos y por fin el triunfo ante el Cádiz, con tantos de Aquino y Julio Soler, que ponen al Betis como segundo clasificado, igualado con Toledo y Compostela. "Fue muy emocionante, teníamos que ganar y ganábamos. Sólo pensábamos en ascender", apunta Ureña recordando aquellos partidos en los que el Betis dejó la presión a un lado para retomar el camino hacia Primera División.
Quedan cinco jornadas para el final y el Betis mete la directa. Triunfos ante Leganés, Real Madrid B y Eibar disparan a los heliopolitanos en la clasificación. Segundo clasificado con 47 puntos, dos más que el Compostela, tercero, los de Serra Ferrer se plantan en Burgos con la posibilidad de sellar el regreso a Primera. Y en el Plantío se vivirá otra tarde de fiesta tras una histórica marcha verde que ha quedado en la memoria colectiva del beticismo. Los goles de Márquez y Aquino certifican que el Betis vuelve a ser equipo de Primera División. "Llegamos a Burgos convencidos de que no se podía escapar. Éramos un gran grupo donde muchos llevábamos jugando juntos desde juveniles. Fue una explosión de júbilo", expone Ríos, que anotaría una semana después el último gol del Betis en esa temporada. "Me viene la nostalgia recordando a Luis", dice Ureña sobre su recientemente fallecido compañero. "Al árbitro le decíamos 'final, final', para que pitase", dice con una sonrisa Serra.
El desplazamiento hasta la capital castellano-leonesa se convirtió en toda una aventura con final feliz. Miles de béticos llegaron por carretera o en tren, con aquel mítico expreso verde que recogieron las cámaras de Canal +. Horas y horas de travesía de una afición que había recuperado la felicidad y que soñaba con volver a Primera tres años después. "Tardamos como su hubiéramos ido a Moscú, pero el ambiente fue espectacular. Era un tren chárter de los que organizó Halcón Viajes, todos íbamos a disfrutar y lo vivimos como si fuera una final", recuerda David Rodríguez, socio 442 del Betis y que fue uno de esos béticos que llegó en ferrocarril. La fiesta que se vivió en la previa y tras la consecución del ascenso hizo que Burgos entrase en la memoria del beticismo. "Es quizá el viaje más bonito que he hecho, incluso más que las finales", añade este abonado de los fieles, de los que luego estuvieron en Jaén o Santander, en otros días de sufrimiento para la hinchada bética. 30 años desde que el Betis dejó la UVI para pasar a otra fase de su historia. Lopera, Serra y una generación de béticos que tiene en Burgos su punto de partida.