FC BARCELONA

Ansu Fati y los motivos para seguir creyendo

El canterano ha sido uno de los jugadores más destacados pese a no haber sido titular en ninguno de los cuatro partidos.

Ansu Fati marcando en el Joan Gamper. /GETTY
Ansu Fati marcando en el Joan Gamper. GETTY
Albert Blaya

Albert Blaya

El mundo del fútbol las palabras suelen ir por un lado y los hechos por otro de bien distinto. Mientras Xavi Hernández se ha mostrado relativamente escéptico con el futuro de Ansu Fati, este se presenta al inicio del curso con unas sensaciones opuestas a las del cierre del curso 22/23, por lo menos en cuanto a gol y último gesto. "Pueden pasar muchas cosas hasta el 31 de agosto", declaraba el egarense referente a Ansu. Su pretemporada es un buen resumen de lo que es Fati a agosto de 2023; un jugador distinto al que se lesionó que aún debe entender su nueva realidad.

El fuego abrasador de la irrupción de Lamine Yamal lo tapa y lo engulle todo, dejando en un tercer plano, casi invisible, todo lo demás, que es mucho y merece ser rescatado a menos de una semana del inicio liguero. Ansu cerrará la pretemporada con dos goles que lo definen, y con minutos que enseñan lo que es y lo que quizás todavía no, con el asterisco de una confianza que parece desgastada por todos. Ante Milan en el 4-3-3 y ante el Tottenham en el Barça de los cuatro centrocampistas, Fati viene dejando huella en el marcador (dos tantos) y dejando pistas sobre un juego que va recobrando su confianza.

La pregunta que se hace todo aficionado es la misma. ¿Hay motivos para creer? El fútbol es una máquina de olvidar y enterrar emociones. Lo que ayer te hacía tiritar, hoy ni te inmuta, congelando el recuerdo. Y Ansu Fati parece ser en cierta manera ese recuerdo abstracto, demasiado lejano cuando en realidad fue hace dos días. A sus 21 años, Ansu tiene todavía toda la carrera por delante y a su presente dubitativo le suma una virtud que le ha acompañado siempre, como si quiesese recordarle lo que siempre fue: el gol. En pretemporada y pese a no haber iniciado ninguno de los cuatro partidos, Fati ha marcado dos goles que condensan sus posibilidades.

La pregunta sobre si hay motivos para creer debería ir acompañada de otra adyacente que la complete. ¿Cómo visualiza el Barça de la 23/24 a Ansu Fati? Para Xavi, y de momento, la respuesta no invita al optimismo. Fermín y Abde sí han tenido titularidades, y ambos han demostrado ser piezas de más recorrido que Ansu para Xavi en ambos sistemas. Fati tras su lesión ha perdido ese punto de explosividad, lo que ha derivado en una falta de confianza en su regate que le ha llevado a abandonar la banda antes de tiempo y a habitar zonas centradas que le permitan vivir más cerca del gol y tener a más compañeros cerca para progresar alejado del regate.

La pretemporada, que solo sirve para intuir cosas, deja sobre la mesa que a diferencua del curso pasado, Ansu sí parece estarse adaptando a su nueva condición. Ya no prueba regates con tanta recurrencia, ha añadido un punto más de tracción tras el choque del rival y su punta de velocidad, sin haber regresado a niveles anteriores, sí se mantiene con mayor facilidad.

Ansu arrancando antes del pase de Ferran Torres.  WYSCOUT
Ansu arrancando antes del pase de Ferran Torres. WYSCOUT

En la jugada del 3-2 ante el Tottenham, Ansu arranca desde carril central, zona que no le es extraña, aprovechando que es Lamine Yamal el que genera el desborde por fuera y él puede enfocarse a lo que más le gusta y el equipo más le puede demandar: la finalización.

Ansu antes del disparo.  WYSCOUT
Ansu antes del disparo. WYSCOUT

Una de sus señas de identidad desde su irrupción siempre fue la variedad de recursos en el golopeo y la frialdad para encarar situaciones de uno para uno con el portero. El pasado curso pareció que lo había perdido, como si una pequeña avería afectase al sistema memorístico que conectaba con su mayor tesoso. Lo lógico es que la confianza le lleve a lo que se ha ido viendo; el gol. Y que el gol le lleve al juego y a un mayor reconocimiento fuera del área. El Barça parece tener prisa y Ansu quiere escapar de ella, porque ya ha notado en su piel lo aspereza de las miradas que no solo te miran para ver qué haces, sino para que soluciones algo que no te pertoca. Ansu ya fue el salvador. Ahora el club, en cierta medida, debe tratar de recuperarlo.