El problema del Atlético es el propio Atlético

Dice el dicho popular que 'de donde no hay no se puede sacar' y esta es precisamente la conclusión a la que se llega cada vez que el Atlético de Simeone salta a un terreno de juego. Parecía tener una gran plantilla, con los puestos doblados, plagadita de internacionales de todos los países, capacitada para luchar por todas las competiciones que disputara... pero la dura realidad se ha impuesto a la esperanzadora suposición. A este equipo le queda tan poco fútbol en sus venas que cada partido se convierte en un suplicio. Lo de menos es el rival o la competición. El problema del Atlético es el propio Atlético. Los males, físicos, técnicos, tácticos, emocionales... sin olvidar los económicos, están dentro y, hoy por hoy, todo parece indicar que ni el entrenador, ni la propiedad, saben cómo extirparlos.
Si el Real Madrid gana al Girona en el Bernabéu, circunstancia que tiene visos de poder hacerse realidad, los rojiblancos saldrán de la duodécima jornada del Campeonato a once puntos del liderato. Demasiados para pensar que el título de Liga todavía puede estar a su alcance. Otra temporada en la que, antes de cumplirse el primer tercio de la Liga, el objetivo queda reducido a clasificarse entre los cuatro primeros y por lo tanto volver a disputar la próxima Champions. Además, tal y como está el equipo, tampoco será una fácil empresa.
El Carranza y un Cádiz que todavía no había ganado en casa volvieron a dejar al descubierto todas las carencias futbolísticas de un conjunto indefinido -repito lo de la carne o el pescado- y sin personalidad. Un bloque que defiende mal, muy mal. Un conjunto que no crea juego donde lo tiene que crear porque no tiene los hombres adecuados para ello. Y un equipo que ataca a tirone, con los delanteros casi siempre de espaldas a la puerta contraria y muy lejos de la zona de finalización, que es donde se suelen marcar los goles. Lo de menos es ya el sistema de juego o los constantes cambios de dibujo. Incluso, la elección de los hombres, ¿por qué no fueron titulares Giménez y Griezmann en un partido tan importante después de la debacle europea...? Lo que enerva de verdad la sangre de los aficionados atléticos es ver como su equipo ha dejado de creer y ha perdido la cacareada y manoseada fe en unos dogmas olvidados en el último cajón del vestuario.
Al Atlético el Mundial sí que le puede venir bien. Son cinco semanas para recapacitar y tomar decisiones. En la zona noble del Metropolitano y en la caseta del Cerro del Espino. Hay muchos asuntos por resolver y ninguno de ellos aconseja mirar para el otro lado. El principal, por supuesto, el futuro de un Simeone a quien su 'cabezadura' no le permite dar un paso al lado y a quien todavía le queda el comodín de los éxitos del pasado; y después repasar la plantilla uno por uno. Desde Joao Félix a los que hasta hace poco eran insustituibles y ahora han dejado de serlo.