Así es el cambio de rumbo del Atlético de Madrid: Mario Hermoso y Antoine Griezmann para tener la pelota
Desde el parón mundialista, los de Simeone solo han perdido un partido en Liga y el equipo funciona al ritmo de Griezmann.
Puede que el Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone esté jugando el mejor fútbol que se ha visto en el Wanda Metropolitano. No por lo espectacular, ni siquiera por los resultados, sino por algo más profundo que sobrevuela al equipo del Cholo: todo fluye, como si los pases llevaran implícitos unos movimientos que hace no tanto no existían. Y en esta nueva dinámica, un nombre se alza por encima del resto: Antoine Griezmann. El francés está jugando el mejor fútbol de su carrera y suya es la imagen que el equipo proyecta.
Después del Mundial hubo un punto y aparte que escenificó lo que venía sufriendo el equipo colchonero a la hora de perfilar una identidad palpable: dudas en defensa al haber perdido su esencia en campo propio, un ataque que vivía sin reconocerse (con Griezmann relegado al banquillo) y un Simeone que dudaba con el rumbo a tomar. Con La Liga ya demasiado lejos, el técnico argentino optó por recuperar al colectivo regalando nuevas posibilidades. Con Mario Hermoso como eje interpretativo desde los primeros pases, Koke como ancla y Griezmann con plenos poderes. Desde ahí, el resto.
Comentaba el periodista Alejandro Arroyo en su Twitter que lo que está haciendo bien el Atlético de Madrid es reducir la distancia entre sus jugadores y que, partiendo de Griezmann y Memphis, que son puntas con mucha movilidad, el resto del equipo va a la profundidad. De ahí se entiende que se haya recuperado una versión potente de Marcos Llorente o que Carrasco esté siendo importante como extremo, sin tener que hacer recorridos tan largos. La distancia, algo que antes del Mundial terminaba por romper en mil pedazos a los del Cholo, es ahora su mejor aliado.
La flexibilidad que está teniendo el Atleti obedece a una demanda colectiva: desde el vestuario se creía que el nivel de talento de la plantilla daba para ser más propositivos y tras el parón, el cambio es evidente. Los rojiblancos dan más pases (de 421 a 459) y defienden más lejos (de 42 a 43 metros), algo que nace de una voluntad más creativa. Y todo, hasta la última coma, tiene su Big Bang en Griezmann.
Koke ha encontrado con Hermoso por detrás y Griezmann por delante una doble referencia que le alimenta y acorta sus recorridos. A la vez, esa línea que une a dos futbolistas con capacidad interpretativa libera a Llorente en el interior diestro para desmarcarse constantemente y martillear los espacios que a él le gusta pisar. Es como si esa pareja extendiese una red invisible sobre el resto, acercándolos y alejándolos a la vez en una armonía indiscutible.
Y Griezmann está disfrutando como nunca. Con total libertad, algo que Simeone solo ha otorgado al francés desde que llegase en 2011, Antoine recompensa a su técnico con un fútbol lleno de matices, hondo y depurado. Es su su segundo mejor goleador (10) a la vez que su mejor asistente (11) y constructor, un jugador que, como dijo Michel, está siendo el mejor futbolista desde que regresase el Mundial. Con 0,84 goles producidos en Liga, nadie genera más que él en el Atlético de Madrid y solo Lewandowski le supera en toda la Liga.
Su influencia genera estados de confianza en sus compañeros que sin él son impensables. Como si aclarase el cielo cada vez que se prevé lluvia. Con Memphis cerquita, un delantero capaz de manejarse en los apoyos y con cintura para generar jugadas y juego de forma autónoma, Griezmann encuentra un socio que le mejora las ideas. Pero la mayoría de veces es él el que toca la corneta con una recepción nada inocente. Con su recepción, el resto se activan.
Desde después del Mundial, ningún jugador está produciendo más goles y asistencias esperadas que Griezmann en toda LaLiga: 0,7. Pero es que su producción está siendo si cabe mayor, participando en 0,83 goles por 90 minutos, el número uno del campeonato desde esta fecha. Es decir, no solo está siendo un jugador de mucho volumen ofensivo, sino que su acierto está a niveles altísimos, y el Atleti lo está notando. Es lo que tiene tener a los mejores.
Mario Hermoso es el otro nombre propio que está permitiéndole a Simeone esta creatividad y movilidad ya desde los primeros pases. Acostado como central en línea de tres, su posición es mentirosa, pues obedece a otra naturaleza. Su altura no es la misma que la de Savic porque con pelota, Hermoso asume otro rol. Es el primer pasador, combina, atrae y se suma a circuitos con los que tiene por delante. Su movilidad es un interrogante para los rivales.
Lo relevante en los futbolistas del Atlético es que donde antes había niebla ahora hay lucidez, como si se hubiesen despejado las dudas que sobrevolaban la mente de los futbolistas y a cambio hubiese aparecido, de forma nítida, la idea que llevan tiempo persiguiendo. Aunque es evidente que lo colectivo se sustenta en el nivel de un jugador como Griezmann y que este es precisamente el mayor de los miedos: ¿Qué pasará cuando Antoine se apague, aunque solo sea un poco? ¿Cómo tratar de mantener la llama encendida? Le tocará responder a Simeone.