Gündogan, entre rajadas y exigencia: el 'capitán de todos' y sus charlas futboleras con Xavi
El alemán cayó de pie en Barcelona, comenzó viviendo en el barrio de Gràcia y se ha ido ganando el vestuario.
El día antes de viajar a Madrid, en el último entrenamiento, Gündogan saltó al campo de entrenamiento solo, pensativo. A los pocos minutos, Pedri y Ferran ya bromeaban con él. A pesar del incendio que provocó la réplica de Araujo, "no hizo falta más que un minuto de conversación para, más que cerrar, aclarar las declaraciones", comentan en el vestuario, desde donde enfatizan que Araujo no había escuchado las palabras de Gündogan, sino que se las habían comentado. No es la primera vez que Ilkay se muestra firme delante de los micrófonos.
"Me gustaría ver más enfado y decepción", aseguró tras la derrota en el Clásico de ida. "No vine aquí a perder este tipo de partidos", remarcó. Sus palabras fueron aplaudidas por gran parte del vestuario. "Perder un Clásico tiene que enfadarte, es la mentalidad que deberían tener todos", valoraban desde dentro aún con la derrota presente. El Barça aprovechó el media day para cerrar la 'herida' del Paris Saint-Germain. Y aunque durante su primera temporada Gündogan se está manteniendo en un segundo plano, ya deja atisbos de ser un capitán sin brazalete.
"No parezca que venga de ganar una Champions", comentaban en el vestuario tras el aterrizaje de Gündogan en Barcelona. Su nivel de exigencia era el más alto. Durante los primeros compases de temporada no se despegaba de Ter Stegen y Lewandowski. Con el primer coincide en la selección alemana y con el segundo coincidió en Dortmund. Y aunque habla con todos, jóvenes y veteranos, su grupo más cercano lo cierran Sergi Roberto y Christensen. "Es un tío encantador, tiene un punto introvertido y habla siempre de fútbol", señalan desde dentro.
El capitán de la recepcionista y de Haaland
Pep Guardiola instaló en Mánchester una nueva forma de elegir a los capitanes. No votan únicamente los jugadores, sino todos los trabajadores de la City Football Academy. Desde Haaland o De Bruyne hasta la recepcionista, la secretaria de Txiki Begiristain o los cocineros. Gündogan fue el primer capitán elegido bajo esta fórmula. Una persona "valorada, tolerante, humilde, tranquila y familiar". El primero en llegar a los entrenamientos y siempre sentado en el comedor en una posición estratégica.
Gündogan, además de ser el primer fichaje de Guardiola en Mánchester era también su vecino de rellano. Una de sus últimas conversaciones -en la última, Pep le felicitó por fichar por el Barça, fue la primera persona a quien Ilkay llamó- fue en el comedor del hotel de Estambul, la mañana antes de la final de la Champions League. Cuando Guardiola, a primera hora, bajó al comedor se encontró a Gündogan, el que más madrugó de la expedición skyblue. "Voy a ser el primer turco en ganar la Champions", le prometió a Pep. Unas horas después, levantaba la orejona.
A Gündo le gusta mucho comer en buenos restaurantes, pero no es amigo de la vida nocturna. De hecho, el único escándalo de Gündogan en Mánchester fue por una historia de Instagram de su mujer, Sara Arfaoui. Dijo que la comida en la ciudad inglesa era "horrible en todas partes". Guardiola, al día siguiente, les invitó a su restaurante en la ciudad, Tast. "No es para nada un foco de problemas", comparten desde Mánchester y Barcelona. Es tan buena su relación que nada más llegar a Barcelona, Gündogan le pidió consejo a Cristina, la mujer de Pep, sobre en qué zona vivir. El club le había ofrecido un hotel y Ilkay, ligeramente incómodo, alquiló un piso en Gràcia hasta encontrar una casa que se ajustara a sus pretensiones.
¿Rajada o exigencia?
"He leído que el vestuario está dividido y ni mucho menos", afirmó Sergi Roberto después de la valoración que hizo Gündogan sobre la expulsión de Araujo ante Barcola. No fue la primera y seguramente la última declaración 'polémica'. Es la "mentalidad de triplete", justificaba su mujer en redes. El centrocampista no se mordió la lengua tras el sonrojante 1-4 les endosó Japón en un amistoso a principio de temporada. "Tal vez pensamos que somos mejores de lo que somos", comentó.
Tras perder un partido de Carabao Cup contra el Southampton, criticó la "falta de actitud, falta de confianza y falta de compromiso". "Ojalá haya sido la llamada de atención adecuada para nosotros. Si es así, es algo bueno que podemos sacar del juego", añadió. Unos meses después levantaba FA Cup, Premier y Champions. Quienes le conocen no entienden sus declaraciones como rajadas, sino como una muestra de carácter.
En Barcelona están encantados con él. Xavi describió su llegada como "un regalo caído del cielo" y a pesar de que le ha tenido que ir parcheando, como pivote e interior, está cosechando muy buenos números. El entrenador levantó el teléfono en verano en varias ocasiones hasta convencerle de fichar por el Barça. Lleva cinco goles y once asistencias y está a un tanto fabricado de igualar sus cifras del curso pasado, el del triplete (11+7). Todavía puede alcanzar su mejor registro como citizen: 17+4 en la 20/21.
Hay quien al final del entrenamiento se queda practicando las faltas. Hay otros, como Lewandowski, que suman horas de preparación física. A Gündogan, que todavía no se ha estrenado desde el tiro libre, no es raro que se quede charlando con Xavi. "Hablan mucho de fútbol, mucho", comentan desde la ciudad deportiva. En Mánchester, a veces hacía horas extra echando una mano a los entrenadores del juvenil. En Barcelona no desconocen si querrá dirigir desde la banda al acabar su carrera, pero lo describen como un futbolero de cabeza a los pies. Tiene la autoexigencia sobre la que deben construirse los proyectos ganadores.