Al Barça se le pone cara de campeón

Un brasileño que no sonríe es una anomalía. Sin Dembélé, Raphinha se colgó el altavoz al hombro y tiró de samba. El Barça ya no es sólo un equipo cada vez más camaleónico, es un equipo que se sobrepone a todos los golpes. Primero a la lesión de Ousmane, luego a la de Busquets. Al Barça se le caen los líderes y varios hacen cola para ser los nuevos jerarcas.

El Madrid pinchó en Mallorca y el Barça se pone ya con ocho puntos de ventaja. El equipo de Xavi crece y madura con cada triunfo. Hay un once de gala establecido, pero también varias piezas secundarias que elevan el nivel competitivo del equipo. Jordi Alba es uno de ellos. Sobre el Camp Nou ya sobrevuela la sensación de que un partido más es ya un partido menos para volver a levantar LaLiga.

Ya no le da para las grandes citas, en las que en tantas fotos llegó a salir. Pero Jordi Alba es tan discutido como necesario. En partidos que se atascan, su pie izquierdo se convierte en una fuente de generación. Es un desatascador, tanto centrando desde atrás como llegando al área. Jordi Alba es uno de los jugadores que mejor y más ha evolucionado desde la llegada de Xavi: pasó de ser un lateral de largo recorrido a un lateral moderno, un gestor de juego.

Y todo esto, a ojos de Luis de la Fuente, presente en el palco del Camp Nou. En el día a día, Jordi Alba es una bendición para el Barça. Con Lewandowski en el área y llegadores como Kessié o Gavi pisándola, Alba es un trampolín hacia el gol. En una Selección en la que aún se sondean nombres como el de Sergio Ramos, no pensar en Jordi Alba sería incoherente. Alejandro Balde ya está aquí, pero Alba aún no se ha ido. Jordi aceptó un rol secundario: su nivel -la competencia interna- será el ascensor de Balde a la élite.

Llegan exámenes duros para el Barça, a las puertas de su duelo ante el Manchester United. Dos de los pilares insustituibles del equipo de Xavi son Dembélé y Busquets. Raphinha ha ocupado el sitio de Ousmane. Tanto en el Villamarín como ante el Sevilla jugó con un punto de ansiedad, ya olvidada tras esta segunda parte ante los de Sampaoli. Por otro lado, la ausencia de Busquets será la prueba de algodón a la madurez de los catalanes.

Mientras se piensa en Zubimendi y sucedáneos, DeJong muestra partido a partido que el nunca será un sinónimo de Sergio. Al descanso, Xavi mandó a Pedri a la base de la jugada y alejó a Kessié de las zonas de gestación. Al Barça le costó encontrar resquicios por los que colarse, pero terminó haciéndolo. "Hemos generado muchas en bloque bajo del Sevilla, lo hemos hecho muy bien. Ha sido un partido completo", dijo Xavi al final del partido. El Barça no pierde tiempo en lamentaciones.

No era el mejor día ni el mejor escenario para redebutar con el Sevilla. Los andaluces convirtieron el balón en una bombona de oxígeno durante los primeros minutos, pero pronto pasaron al modo supervivencia. Al descanso, Sampaoli dio entrada a Bryan Gil y Lamela, situando a Rakitic como falso nueve. Bryan Gil, extremo clásico donde los haya, apenas tocó balón.

"Es un extremo-extremo, un regateador nato". Así le describía Mendilibar en Relevo. A pesar de que la nómina de atacantes del Sevilla está nutrida con varias piezas, el regreso de Bryan Gil significa sumar un agitador. Y este Sevilla, tanto en lo futbolístico como en lo emocional, necesita un desfibrilador así. En-Nesyri es uno de los máximos goleadores de cabeza de los últimos años de LaLiga. Bryan se presenta en Nervión con la intención de que el marroquí aumente esas cifras. La mejora del Sevilla pasará por él.

Gavi metería la cabeza en un avispero y saldría con un par de rasguños. Hubo una jugada que definió el fútbol del nuevo '6' del Barça. Atacó al espacio la espalda de la defensa adelantada del Sevilla y le ganó el salto a Badé y sus 191 centímetros. Gavi es capaz de ir a la guerra con un martillo.

Durante muchos años, en los grandes partidos que el Barça perdía a Messi se le achacaba que había recorrido muy pocos kilómetros. A veces, menos incluso que Ter Stegen. Aquel comentario significaba no entender a Messi, era comprender el fútbol con conceptos tan denostados como "intensidad" o "garra". Gavi es, en esencia, esa intensidad y esa garra. Los detalles que le convierten en un jugador tan querido por el barcelonismo. Su juventud le permite llegar a todo. El tiempo le enseñará a calibrarse, porque correr mucho no significa correr bien.

Durante años, los violentos se apoderaron del fútbol. En un proceso de lavado que a día de hoy aún no ha terminado, visitar un estadio ya no significa tener que ir con miedo. Los niños y su ilusión inundan las gradas y el temor ni se contempla. El Barça prohibió a los aficionados del Sevilla ir al Camp Nou con prendas de su equipo porque el partido estaba considerado "de alto riesgo".

La caída ante el Eintracht de Frankfurt en Europa League fue lo de menos. La imagen de las gradas, pintadas de blanco, hirieron el orgullo de un Barça que se ve la cicatriz antes de cada gran partido en el Camp Nou. Laporta expulsó del estadio hace años a los violentos, aquellos que usaban la bufanda para vehicular sus decepciones con la vida mediante la fuerza y las peleas. La bufanda es algo simbólico. La bufanda en un estadio rival es la victoria sobre el hooliganismo.