Este Barça todavía no ha tocado fondo

No hubo clic en la Supercopa. No hubo clic en la Copa. Y cuando el 0-2 de Ilias parecía decirle al Barça que no, que todavía no había tocado fondo, Montjuïc entró en combustión y el equipo mostró una versión prácticamente inédita. Pero no hay paz para este Barcelona. Cuando parecía sacar la cabeza del pozo, Guedes pareció enterrarlos. El gol de Sorloth fue lapidario. El de Morales hizo sangre.

En Can Barça la felicidad es efímera. Al principio del encuentro duró un cuarto de hora. Tras quince minutos positivos en que el equipo se pedía una sacudida emocional, volvió a convertirse en previsible. El gol de Gerard Moreno le descubría problemas estructurales: el bajón de rendimiento individual, el sentirse débiles en el área propia y que necesita invertir en los de casa para salvar los muebles.

La remontada blaugrana en el segundo tiempo anunciaba un nuevo despertar, un intento de reengancharse a una Liga que suena más a deseo de no quedarse en tierra de nadie que a convicción por poder acabar levantándola. El guionista del encuentro le tenía guardada una última al Barça. Munuera Montera señaló penal para los blaugrana por manos de Santi Comesaña. Esta vez el VAR sí que mostró planos claros: el brazo estaba enganchado al cuerpo. "Una vergüenza, una vergüenza", se desgañitaba Xavi. El Barça se quedó a media remontada. "Barça sí, Laporta no", terminó cantando tímidamente parte de la grada de animación.

Este Barça se ha convertido en algo inefable. Capaz encajar goles en apenas segundos de partido y de remontar cuando ni el fútbol ni las sensaciones acompañan. Xavi sacudió al equipo con un triple cambio al descanso. El Barcelona subió un par de marchas, pero el gol de Ilias parecía romper la racha. Lejos de eso, Montjuïc se puso en pie y los blaugrana vieron nacer la ola. En once minutos cayeron tres goles. Este Barça es un equipo frágil mentalmente. Y a pesar de que el 0-2 invitaba a descubrir nuevos fondos, sacó el orgullo para decir que todavía no estaba muerto. Al ritmo de Lamine y de las reivindicaciones de Gündogan y Pedri. Ni con el empate, Montjuïc, que registró la segunda mejor entrada de la temporada, dejó de animar. El MVP culer del partido fue la afición porque en lo futbolístico no le da.

Había un seis contra tres favorable a los blaugrana en el área de Iñaki Peña. Y aun así, Gerard Moreno logró remató solo para batir al meta culer. Se dice que la defensa gana campeonatos. La del Barça los pierde. Y Christensen tiene gran parte de la culpa. El central danés es tan solo un espejismo de lo que el último curso. Y Xavi lo tiene claro. Sin molestias para justificar cambio alguno, el entrenador se lo cargó al descanso para poner a Pau Cubarsí. Es a lo poco que puede agarrarse la gente blaugrana después de la sangría del Villarreal. A las puertas del regreso de Ter Stegen, Iñaki Peña también ha dejado pasar una oportunidad.

Minutos después de que le fuera anulado un gol por fuera de juego de Sorloth, Gerard Moreno volvió a insistir. Cayó a la banda el gigantón para mandar un balón raso y fuerte al corazón del área. En zona de remate bailaban Christensen y Gerard Moreno. No necesitó el punta catalán ningún movimiento, ninguna finta, para que el central danés se deshiciera. En un Villarreal de mínimos con balón, Gerard se había inventado un pase al espacio a Baena que terminó resultando en el saque de banda que desembocó en su gol. Es un optimizador de la nada. Un minero. Y también centenario.

El Barça tenía que tomar una decisión entre Ilias, una apuesta pujante durante los últimos años, y Lamine Yamal, un niño maravilla. Para no tapar la progresión del segundo, a pesar de que el futuro en el primer equipo era tan solo una posibilidad en el horizonte, el club decidió desprenderse del primero. Esta noche coincidieron como rivales, porque ya habían jugado juntos algún partido.

Ilias tuvo un duelo parejo con Héctor Fort en el primer tiempo, mientras que los blaugrana en ataque decantaron peligrosamente el campo hacia la banda de Lamine. Ahora que está tan de moda calcular las ventas de los clubes, no está de más poner en valor que los buenos de La Masia se quedan y juegan. Y los que se van -que no por ello son peores- tiene un camino asegurado a la élite. Ilias marcó el segundo de los groguets.