Setién, el 'cobrador del frac', tiene motivos para no ir con Barça ni Villarreal
Su figura sobrevolará en este partidazo de hoy: salió mal de dos clubes y con ambos aún tiene cuentas pendientes por su finiquito.

Lo normal, cuando llega un partido de cierta enjundia, es que los reportajes previos a la cita apunten, entre otros muchos enfoques, a personajes vintage que relacionen el pasado con la actualidad. Denis esta vez podría ser el elegido. Y, además, suelen hacerse entrevistas con protagonistas que hayan militado en ambas plantillas y que, en la mayoría de casos, compartan su corazón partido. Un Sorín. Esta vez, con un Barcelona-Villarreal de por medio (18:30 horas, DAZN), no iba a ser menos. Eso sí, el trabajo de campo en esta ocasión viene de serie con dos diferencias clave.
La primera es que esta historia habrá que contarla sin el testimonio en primera persona de Quique Setién. Ni on the record ni con off. Y no porque no se haya intentado desde hace tiempo saber algo de él y de cómo respira por Cantabria. El técnico -dicen los que mejor le conocen- vive algo molesto porque, supuestamente, sus salidas del Camp Nou y de La Cerámica no se produjeron por los motivos que se contaron, debido a que le dolió la forma en la que se construyó el relato. De ahí que en su silencio, salvo contadas excepciones, hayan pagado justos por pecadores. La segunda diferencia es que en esta anécdota elevada a intrahistoria hay más tintes de desapego que de amor por alguno de los colores. Conociendo a Setién, y tal y como esta el patio esta semana, lo normal es que vaya esta tarde con el colegiado.
Quique estará viendo el partidazo por televisión. Eso seguro, porque no se pierde ni un detalle y luego los comenta con su círculo futbolero más cercano, física e intelectualmente. Pero, quiera o no, su nombre sobrevolará en algún momento en Montjuïc en este apasionante Barcelona-Villarreal con aires de final por la agónica situación que viven ambos equipos. La razón es bien sencilla, y va mucho más allá del debate de los estilos y de que haya entrenado a ambos conjuntos hace nada, con sus luces y sus sombras y con dos salidas bien abruptas: como el mismo cántabro aireó a sus compañeros de gremio en la última reunión de entrenadores en Las Rozas el pasado 14 de noviembre -para enfado de Xavi y Ancelotti y para comprensión de Álvaro Cervera, en una situación similar con el Cádiz-, aún tiene cuentas pendientes con ambos exequipos a colación de su finiquito.
El caso del Barcelona al menos ya está bastante encarrilado. Setién (65 años), que dirigió a la plantilla liderada por Messi del 13 de enero al 17 de agosto de 2020 (25 encuentros), tuvo muchos problemas para cobrar su contrato íntegro tras ser despedido. Había firmado por esa media temporada que agotó y dos más, y con tantos líos económicos en el club se las vio y se las deseó para comenzar a recibir lo que le pertenecía: alrededor de cuatro millones de euros que habían quedado pendientes.
Hasta 16 meses después de su salida por la puerta de atrás, y con el juicio a punto de comenzar tras llevar este feo asunto a los tribunales, el Barça evitó una derrota cantada (otra más), y cinco días antes del careo llegó a el acuerdo entre abogados: cobraría esa cantidad estipulada en seis plazos, de los cuáles se han ido abonando ya la mayoría pese a la grave situación financiera en Can Barça. Aún así, todavía le resta por ingresar un buen pellizco. Este triste capítulo, sin embargo, no le dolió tanto al míster como haber desaprovechado la oportunidad de triunfar de blaugrana y de que su relación con Messi, al que idolatraba, no fuera como soñaba.
Por el dinero y las críticas
Su salida del Villarreal fue casi peor. Si en Barcelona fueron los resultados los que le frenaron su progresión, con aquel 2-8 ante el Bayern en la final four de la Champions de la pandemia, en el Submarino fue más la desconfianza general dentro del club la que le apartó del camino que los objetivos. Durante la primera temporada en la que aterrizó (octubre de 2022) logró estabilizar al equipo al que había plantado Emery para irse a la Premier. Pese a las críticas y sus diferencias con el vestuario, logró el quinto puesto en LaLiga (Emery nunca pasó de ser 7º). Y metió al club de nuevo en Europa.

El Villarreal tuvo con él dudas desde el inicio por su filosofía. Por eso tanteó, aunque fuera mediante intermediarios, a otros entrenadores desde que arrancó el nuevo año. Pero al final apostó por su continuidad durante el segundo año que tenían firmado, obligados por los buenos resultados y, además, esperanzados con la idea de que el técnico cambiara parte de su librillo y no se obcecara. Eso no sucedió y, a la primera curva (tres derrotas en los primeros cuatro encuentros de esa nueva temporada), fue destituido, confirmando las sospechas que se habían publicado (y se negaban) y que el río sonaba porque llevaba agua. Ahí (6 de septiembre de 2023) comenzó un distanciamiento inesperado entre dos actores que destacan por ser dignos señores.
Las formas, y las supuestas filtraciones interesadas sobre sus prácticas en el vestuario para desacreditarle y justificar su salida, enfadaron tanto a Setién que decidió plantar batalla a la hora de la rescisión. Según las diversas fuentes consultadas, el Villarreal le ofreció cobrar su contrato íntegro -como si hubiera entrenado hasta junio- sin ningún problema, conforme a la ley, pese a que sólo había dirigido cuatro encuentros oficiales en dos meses en los que se incluía una pretemporada aciaga. Nadie da cifras exactas, pero supera con creces el millón de euros.
Sin embargo, con las formas de pago ya acordadas entre técnico y presidencia, el abogado de Setién llamó directamente al club con una sorprendente directriz que acabó por tensar (y luego romper) la cuerda: el asesor del entrenador aseguró que él interpretaba el contrato de otra manera y que no era lo mismo que te vayas a que te echen. Por tanto, la cantidad bruta que le habían ofrecido a su cliente para rescindir tenía que pasar a ser neta. Es decir, que el total a percibir por Setién debía ser el doble de lo pactado. El Villarreal preguntó al propio Setién por este giro y él se desentendió, diciendo que haría lo que le dijera su abogado. El club, ante esta surrealista situación, se negó por completo a aceptar la propuesta y decidió no pagarle nada, ni lo pactado ni lo que se debatía. Prefería que un juez decidiera. El caso es que el asunto, si no se remedia antes, acabará este año en los tribunales.
Cambio de normativa
En ambos casos, si tanto el Barcelona como el Villarreal pudieron fichar a un sustituto para relevar a Setién y sentar a otro entrenador en su banquillo de manera oficial es porque cambió la normativa en estos casos. El artículo 177.2 del Reglamento General de la RFEF así lo explica: "Tratándose de clubs de Primera y Segunda División masculina, la resolución del vínculo contractual con un/a entrenador/a, sea cual fuere la causa, no impedirá la inscripción y expedición de licencia federativa al sustituto/a que desee contratar, según consta en el Convenio de Coordinación entre la LNFP y la RFEF".
Ante este escenario, el Barça pudo fichar a Koeman para sustituirle y ahora tener a Xavi porque no salieron las cosas con el holandés, mientras que el Villarreal contó con Pacheta y luego tiró de Marcelino como salvavidas. Mientras, Setién sigue sin equipo, aunque ha tenido jugosas ofertas del extranjero (Arabia, Turquía...) con un papel de cobrador del frac -con sus razones y su colmillo- que no le gusta a él ni a nadie.