La barrera de los 40 centros para el Barça: no ha ganado ningún partido que ha llegado a esta cifra
Los de Xavi no han se han llevado el triunfo en ninguno de los cinco partidos que han alcanzado esta cifra de centros laterales.

Los cambios se sucedían y el campo se inclinaba cada vez más hacia la portería del Almería. El Barça recuperaba rápido la pelota, acortaba los ataques rivales y empujaba con fuerza. Si uno no hubiese visto el partido, quizás pensaría que hubo muchas ocasiones, pero en realidad fue lo contrario. Solo un disparo a puerta. Y 47 centros laterales. Un dejà vú que el Barça ha vivido varias veces con Xavi este curso, todas con un resultado parecido: Sin victoria. El centro como un salvavidas que ahoga.
En Almería fue el quinto partido en la era Xavi que se rebasaron los 40 centros: contra el Inter en el Giuseppe Meazza (48), Almería (47), otra vez contra los italianos en el Spotify Camp Nou (46) y ante Rayo y Villarreal en casa el pasado curso (40). En ninguno de estos cinco partidos el Barça ganó, con derrotas ante Almería, Rayo, Villarreal e Inter fuera. Y en solo uno de ellos (Inter en casa), el Barça logró marcar. Los datos muestran con frialdad un camino inequívoco que señala que cuando el equipo centra en exceso no es por un plan, sino por la ausencia del mismo. ¿Qué hay detrás de ello?
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Rubi, técnico del Almería, aseguró en rueda de prensa sentirse extremadamente cómodo pese a que el Barça tuviese tanta posesión. "Intentamos que no jugasen por dentro, que no tirasen paredes. Lo logramos. Estuve muy cómodo en el tramo final". El entrenador catalán ejemplificó con sus palabras el problema del conjunto azulgrana. Ante la incapacidad para encontrarse dentro y generar desequilibrios en la zona en la que el rival más protege, el Barça simplifica hasta el máximo sus ataques, tanto que al querer encontrar el final del camino termina por volver a la casilla inicial.


El problema del Barça no es que centre mucho, sino que centra mal. Responsabilizar al centro como si fuese el culpable sin mirar al que lo ejecuta es como atender al sistema de juego X o Y. Es algo muy arraigado al debate público: ¡es culpa del 4-4-2! ¡culpa de los centros! El centro no es bueno o malo, sino que se hace bien o mal, con intención o sin ella. Y cuando el Barça abusa de ese recurso no es porque le encuentre un sentido, sino porque se aleja de él.
Solo ante el Inter en el Camp Nou el Barça logró marcar de centro en los partidos en los que ha rebasado los 40 intentos. De entre todos los encuentros, ante Almería e Inter fuera de casa, el Barça se quedó sin rematar ninguno de los 95 centros laterales. Solo conectó siete remates (cinco ante el Inter en el Camp Nou) entre los cinco partidos en los que llegó a los 40 centros. Y no es casualidad.

El 1-0 ante el Inter llega tras un centro en el que el Barça logra desajustar a toda la línea defensiva rival, llevando al Inter a un terreno pantanoso. El centro se da en el área porque previamente ha existido un movimiento que lo permite, y ahí la línea defensiva rival ya parte en desventaja.

En el tercer tanto, Lewandowski logra un auténtico golazo que viene precedido por un centro a la desesperada, pero incluso en ese envío hubo un movimiento del polaco inteligente para poder tener ventaja respecto a una defensa que, en la ida, le dejó sin tocar ninguna pelota en área rival.


El punto en común que tienen los tres partidos en los que el Barça ha centrado más de 40 veces este curso es que el rival defendía con línea de cinco y cortocircuitaba el carril interior. Ante la imposibilidad de jugar por dentro, los de Xavi no son capaces de generarse buenas situaciones por fuera y el centro suele ser un grito a la desesperada. Solo Ferran logró dotar de sentido a estos envíos.

La ausencia de Pedri (que se ha perdido tres de los cinco partidos en los que el Barça ha centrado 40 veces) estimula la falta de juego interior y redunda el juego. La ausencia de un catalizador en pasillos centrales lleva la pelota fuera más veces... pero en peores condiciones. Apelar únicamente a la falta de talento en una plantilla como la azulgrana ante estos cortocircuitos es hacerse trampas, y más bien se debería mirar a unos problemas estructurales a la hora de llevar la pelota en zonas dañinas. ¿Qué le espera al Barça estas semanas sin Pedri?