El Betis tiene que adelantar dinero en LaLiga antes de ampliar capital si quiere usarlo en el mercado
Los dirigentes manejan esta alternativa para saldar deudas y hacer fichajes este mismo verano, aun con la posibilidad de la entrada de inversores externos.

La situación económica del Betis es complicada. Ni el celebrado acuerdo de refinanciación de la deuda, firmado con el fondo de inversión estadounidense Pricoa Private Capital, permite al club verdiblanco acudir con alegría al mercado de fichajes, de ahí que los dirigentes también manejen otras alternativas como una ampliación de capital. Es un debate instalado en el consejo de administración que, además, debería ser aprobado posteriormente por los accionistas en una Junta Extraordinaria. Equilibrar los fondos propios negativos tras tres años de pérdidas y mejorar así la disponibilidad para fichajes serían los beneficios, pero la operación también entraña sus riesgos -posible entrada de inversores externos y dilución de los minoritarios-, sobre todo teniendo en cuenta la alta cantidad de dinero que el club verdiblanco necesita para equilibrar sus cuentas, toda vez que por el momento no se han generado plusvalías con el traspasos de futbolistas.
Esa inyección económica es una de las opciones previstas por LaLiga para mejorar la disponibilidad económica de los clubes, aunque ello implicaría que los accionistas se tendrían que rascar el bolsillo, sobre todo aquellos con paquetes importantes y que quisieran mantenerlos en el futuro. Dependiendo de la cantidad que se requiera, la aportación sería mayor o menor, aunque los datos económicos de la entidad heliopolitana hacen pensar en un mínimo de 30 millones de euros, como informó Besoccer en su momento.
¿De dónde sale esta cantidad? El Betis, tras dar pérdidas en los tres últimos balances -el de la 19-20 se corrigió con posterioridad tras anunciarse inicialmente como positivo- cuenta con unos fondos propios negativos de, al menos, 70 millones de euros. Teniendo en cuenta que del acuerdo con CVC y LaLiga una parte podría ser contabilizada en el balance a favor, el club necesitaría un mínimo de 30 millones para alcanzar una mejor salud financiera.
Los plazos para ejecutar esa ampliación de capital, que requerirían en primer lugar del paso adelante del consejo de administración y, posteriormente, de la ratificación de los accionistas, harían pensar que ese dinero no podría invertirse en este mercado de fichajes, aunque el Betis sí dispone de una puerta abierta. Así, los accionistas tendrían que arrancar la ampliación de capital y ese dinero inicial se ingresaría en una cuenta bancaria ex profesa para este asunto y controlada por un notario, incluso si la ejecución de la ampliación se desarrollase en meses posteriores. Es decir, si los accionistas, entre ellos Haro y López Catalán, depositan previamente el dinero que vayan a invertir en la ampliación, el Betis podría gastarlo en fichajes: LaLiga te deja gastar siempre que enseñes el dinero previamente, lo que permitiría un mercado más "practicable".
Los contras de la ampliación
El problema radicaría en si finalmente no se cubriera toda la ampliación prevista, ya que ese dinero se habría gastado, por lo que se entiende que si los dirigentes del Betis dan ese paso sería que tienen asegurado que se completaría el proceso, ya fuera con dinero de los actuales accionistas o con la presencia de otros nuevos inversores que aprovecharían la ampliación para posicionarse en la entidad heliopolitana.
El modelo del Atlético de Madrid, con la familia Gil y Enrique Cerezo como principales accionistas apoyados con inversores externos, sería una posibilidad real para el Betis de cumplirse este escenario de la ampliación de capital, ya que sería complicado que el club verdiblanco pudiera completarla sin necesidad de contar con dinero de fuera. Incluso habría que conocer la respuesta de accionistas de referencia que actualmente están fuera del consejo -Joaquín Caro Ledesma, familias Galera y Salas, entre otros- que tendrían que invertir más dinero simplemente para mantener el porcentaje que tienen hoy en día. De igual forma, los más de 13.000 pequeños accionistas de la entidad -el 55% de las acciones están en manos de accionistas con menos del 1%- también tendrían que volver a pasar por caja para mantener su estatus.