El Betis amarga el liderato al Barça

El Barcelona es más líder pero se marcha a casa con un sabor amargo. Desde hacía algunos días los cálculos de la afición señalaban que un tropiezo del Real Madrid y un pleno de victorias blaugrana dejarían a los de Hansi Flick con la posibilidad de ganar LaLiga en el Clásico. El Barça, sin embargo, se topó con un combativo Real Betis y no pasó del empate. Los culers se las prometían felices con el gol inicial de Gavi hasta que Natan, gracias a la velocidad de Antony, puso el 1-1. Los béticos acabaron resistiendo.

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Empezó el Barça con la inercia de los campeones. Con un ímpetu con el que encadena un partido con otro sin bajar marchas. Al inicio del partido se presentó un Lamine Yamal que insiste en ir ampliando su libreto de highlights. Con Gavi en la mediapunta, que regresaba al once, aprovechó una diagonal en la que el de Rocafonda se apoyó en Ferran Torres para presentarse en el área y anotar el primero. No se había asentado el Barcelona todavía en el Lluís Companys y ya ganaba y se ponía a seis puntos del Real Madrid. Para celebrarlo, Gavi cruzó el campo y se fue a la línea de banda para abrazarse con Hansi Flick.

Con el 1-0, los blaugrana desplegaron el reconocible fútbol con el que se dedican a aplastar al rival, a hundirlo poco a poco hasta plantar otra estocada. Pero el Betis siguió confiando en un plan reactivo. Con Antony como única vía de escape, huérfanos de Isco, el brasileño rascó un córner pasado el cuarto de hora de juego. A la salida, Natan le ganó el salto a un livianísimo Araujo y empató el partido. Las carreras de Antony hicieron sentir vértigo a la defensa blaugrana, la tensaron. Pellegrini sabía que los puntos se sacarían con una heroicidad del brasileño y las carreras del Cucho Hernández.

El empate bético descolocó a un Barça que creyó en el tanto de Gavi que empezaba la bajada. A pesar de que Pedri se ocupó de sacar brillo a la pelota en todas las posesiones, a un Barcelona con piernas un tanto pesadas -el desgaste del Metropolitano era muy reciente- se le nublaron las ideas más que de costumbre. Y en la incertidumbre siempre se acude al mismo, a Lamine. El catalán es como aquel amigo que siempre tiene planes, el que idea. Los culers se abrazaron a él para que sucedieran cosas.

Lamine lleva varios partidos queriendo trazar goles perfectos. No escatima en regates o en recortes donde otros se verían a las puertas del gol. Profesa religiosamente un fútbol plástico, estético. Tuvo una doble ocasión que falló, quizá, por querer redondearla. Hay veces en las que le 'sobra' un punto de arte, donde el recurso de la puntera podría beneficiarle. Pero no renuncia a su esencia. Cuando acabe de conectar con el gol, todas sus obras serán bellas. La otra zurda brillante fue la de Antony, el desfibrilador de un Betis paciente. Dejó su fotografía en el partido tirando un caño a Lewandowski. Al descanso Pellegrini le sumó un nuevo amigo: el Chimy Ávila. El técnico veía el partido abierto.

Al inicio del segundo tiempo, Flick se sacó la chaqueta y mandó a calentar a Raphinha. El Lluís Companys lo recibió con una ovación. El Barça de los primeros minutos y los últimos partidos se humanizó. Con Pedri canalizando los ataques y un Gavi hiperactivo y pulcro, el canario encontró a Koundé dentro del área y una gran mano de Adrián le negó al francés el segundo. Los blaugrana volvían a intimidar. Gavi y Raphinha también lo intentaron, ya con un fútbol más rápido y un Betis sometido y menos feroz al contragolpe. Los visitantes se resguardaron para tratar de sobrevivir.

Flick rebajó un grado la trascendencia del partido cuando a falta de un cuarto de hora dio descanso a Pedri. El alemán dio a entender que LaLiga no iba a encarrilarse a principios de abril. La inercia ofensiva no fue suficiente para acabar de derribar el muro defensivo bético. El Barça cerró la jornada con cuatro puntos más que el Madrid y el Betis un poco más lejos de la zona Champions.