El Cádiz tira de casta y resiste con diez ante un Celta que no encuentra el camino
Los andaluces sufrieron la expulsión de Víctor Chust en la primera mitad, pero pudieron aguantar para rascar un punto en Balaídos.

Los árbitros que tantas veces habían castigado al Celta, esta vez le echaron una mano. Porque Gil Manzano puede fallar, está claro, pero el VAR debería estar para corregirlo. Una expulsión que nadie entendió, muchos menos el Cádiz, condicionó el devenir de un encuentro que se antojaba clave para la zona baja. El punto no le sirve a ninguno y a su vez se recibe como una victoria en Cádiz.
El inicio del partido lo marcó el gol de Chris Ramos. El Cádiz pudo correr y encontró en el espacio a Iván Alejo, inspirado en el centro para que el delantero gaditano volviera a demostrar su tacto con la cabeza. Starfelt ni siquiera lo vio pasar. Cuando los de Sergio se veían arriba en el marcador y dominaban el partido, Aspas se coló por delante de Chust y este lo derribó. Gil Manzano le enseñó la roja al central, que se marchó incrédulo debido a que no era el último hombre ni parecía una ocasión manifiesta de gol, puesto que Fali estaba en posición de disputar la pelota.
El Celta se encontró en el minuto 33 de partido con un jugador más y un Cádiz tocado por la expulsión. En esos 12 minutos restantes de la primera parte los de Rafa Benítez no encontraron forma de perforar la portería de David Gil, que se había tenido que estirar en un par de ocasiones para salvar a los suyos. Sólo Chris Ramos ofrecía oxígeno a los de Sergio, que estaban hundidos sobre su portería.
Rafa Benítez movió el banquillo en los inicios del segundo tiempo y cambió la dinámica del encuentro. Retrasó a Mingueza al lateral, puso a Carles Pérez en banda, ubicó a Tapia como central y a Sotelo en la mitad de cancha. Así los de Vigo encontraron la profundidad que había añorado en la primera mitad y liberaron a Mingueza para que se moviera por zonas interiores. Él destrabó el partido con un pase magistral por encima de la defensa gaditana que Manu Sánchez hizo bueno asistiendo a Larsen para el empate.
Los de Vigo se lanzaron a por la victoria cargando el área rival con delanteros y jugadores de segunda línea y fiando todo a las incursiones de Bamba y Carles Pérez por las bandas. Atacaron como si cada acción ofensiva fuese la última, muchas veces sin criterio y con más ímpetu que orden. Fali sacó a relucir toda la experiencia junta y realizó un ejercicio de supervivencia encomiable. Supo defender su área como si fuera la cuna de sus hijos, pero también arañar segundos en cada acción. Un master de veteranía.
El Celta lo intentó, eso está claro, pero no con la cabeza fría que requería la situación. Cuando la dinámica es adversa, poner criterio es más difícil que corazón. El punto no le servía a ninguno en la previa, pero se convierte en oro para el Cádiz tras el desarrollo del partido. Los de Sergio González todavía no demostraron su mejor versión futbolística esa temporada, pero vuelven a reafirmar que son monstruos competitivos.