Más que un fenómeno viral: así se ha hecho Camavinga un hueco dentro y fuera del vestuario del Real Madrid
El joven francés se ha hecho imprescindible en el equipo mientras arrasa con sus vídeos de Tiktok: "A los que más escucha es a Modric y Kroos"

Eduardo Camavinga nació el 10 de noviembre de 2002 en Minconge, una comuna de Angola ubicada en la provincia de Cabinda. Sus padres emigraron a Francia cuando era casi un bebé y cuenta con nacionalidad angoleña y francesa, además de congoleña, por sus raíces. Su familia tuvo que huir de la guerra en el Congo y establecerse en un campo de refugiados, antes de emprender ese viaje a Francia. Cuando llegaron al país francés, se instalaron en Lille antes de mudarse a Fougéres, donde el entrenador Nicolás Martinais le reclutó para el equipo local con apenas siete años, aunque sigue manteniendo contacto con él y le invita a alguno de los partidos. Allí desarrolló sobre todo sus capacidades defensivas y le apodaron 'Tacklevinga'. Cuatro años después lo fichó el Rennes, a 40 kilómetros de donde vivía con su familia. Antes de eso, él pensaba más en dedicarse al judo, pero su madre insistió para que probara con el fútbol.
A los 16 años, firmó su primer contrato profesional con el Rennes y acabó convirtiéndose en el jugador más joven en superar los 50 partidos con un equipo de la Ligue 1, sin todavía haber alcanzado la mayoría de edad. También lo fue con la selección francesa, un récord que hasta entonces ostentaba Mbappé, que había debutado con 18 años y tres meses.
Sin embargo, en 2013, ocurrió una desgracia que cambiaría el presente y el futuro del clan Camavinga, en especial del propio Eduardo. Un incendio en su vivienda arrasó con todo lo que tenían, aunque afortunadamente no había nadie en casa y tanto él como sus hermanos se encontraban en el colegio. Fueron reubicados en otra vivienda en malas condiciones, mientras que la gente del club y del pueblo organizaron recolectas de ropa o muebles para ayudarles.
El padre, Celestino, trabajaba en un matadero y su madre, Sofía, era ama de casa. Les había costado demasiado poder darles una vida digna a sus hijos. En aquel momento, "su padre puso las esperanzas de la familia en Eduardo, como el Ave Fénix que hiciera resucitar de las cenizas a los Camavinga con sus posibilidades en el fútbol". Desde entonces, ayuda con todo a sus progenitores y a sus cinco hermanos: Sebastiao, Sofía, Isabel, Selvin y a su debilidad, el pequeño Celio, de siete años. Con casi todos ellos, y junto a uno de sus primos, convive en su casa de Boadilla, a las afueras de Madrid.

Su padre sigue siendo su gran referente y no hay cuestión que no consulte con él. Sebastiao, el mayor, es el peluquero que atiende a su hermano y varios jugadores del Real Madrid, como Benzema o Rüdiger. Es con ellos con los que más relación entabló al llegar al club blanco, además de con el resto de futbolistas que hablan francés, como Tchouameni o Mendy. "Gracias a su carácter extrovertido, no le costó apenas tiempo hacerse un hueco en el vestuario, incluso generar un vínculo muy estrecho con los veteranos Modric y Kroos, a los que más escucha y de los que más intenta aprender, tanto dentro como fuera del campo", comentan en su entorno. Sus compañeros le consideran "un chico muy humilde, que sabe escuchar, alegre y siempre risueño, y tremendamente comprometido con el equipo en todas las facetas".
Dicen de él que sabe cuándo toca ser serio y cuándo descontracturar al grupo con sus bromas y bailes, que ya se han convertido en un fenómeno de las redes sociales, sobre todo de Tik Tok, donde Camavinga es muy activo y supera los cuatro millones de seguidores. Se ha convertido en ídolo y fenómeno viral de los aficionados más jóvenes, entre ellos muchos niños. Lo que él tampoco deja de serlo a pesar de su profesionalidad. Cuenta con un cocinero particular, el mismo que Benzema, y al que seguro que le pide su plato favorito: arroz madesu, un plato africano.

También recibe en su casa a Thomas Serafin, el fisioterapeuta francés que le trata casi tres horas diarias desde hace cuatro años, quien se terminó instalando en Madrid para poder dedicarse plenamente al futbolista. También atiende a Thomas Lemar y a algunos compañeros de la selección francesa. Camavinga quiere usar cada día una de las máquinas que maneja Thomas, llamada Lightback, que previene las lesiones musculares y trata la ciática y la lumbalgia.
Además, unas dos o tres veces por semana, en función de los partidos que despute cada semana, se entrena con Johann Franchequin, preparador físico personal. "No repara en cuidados y está convencido de que es por ello por lo que no recuerda la última vez que se lesionó", aseguran.
Cine, Play y moda
"Educado y muy maduro para sus 20 años, está muy pendiente de no decepcionar a los suyos o alejarse de los firmes valores que le inculca su familia". Ha aprendido español y hace meses que se desenvuelve sin problemas en nuestro idioma. "En su tiempo libre no perdona una larga siesta y disfruta como cualquier chico de su edad yendo al cine y jugando a la Play con sus hermanos y amigos de Francia, que le visitan a menudo en la capital", cuentan quienes más le conocen. Tiene devoción por el benjamín de la familia, Celio, al que suele acompañar muchas tardes a la academia donde juega al fútbol y del que presume en sus redes. Algunas de esas aficiones las compartía con el hermano de Vinicius, Netinho, del que se hizo muy amigo, aunque ahora está jugando en el Boavista de Brasil.
A Camavinga le encanta bailar y escuchar música, sobre todo Afro Trap, el género de moda en Francia. Cada vez tiene más curiosidad por la moda. De hecho, llegó a desfilar para Balenciaga. No se le conoce pareja ni se le ve frecuentando la noche madrileña, un riesgo para cualquier futbolista casi adolescente que aterriza en la capital.
Tanto por su despliegue y potencial en el terreno de juego, como por su imagen de chico formal y profesional pero a la vez divertido y cercano, Eduardo Camavinga se ha convertido en un fenómeno al que imitar entre los más jóvenes, inspirados en la capacidad de superación constante que demuestra el futbolista desde que era un niño, velando siempre por su familia y por ser un buen ejemplo, tan difícil hoy en día entre jugadores, con y sin las botas puestas.