OPINIÓN

El Celta de Benítez ya no duele, solo decepciona

El Celta de Benítez ya no duele, solo decepciona

El Celta es un equipo pequeño que siempre ha peleado contra los gigantes a los que le ha tocado enfrentarse. Era el clásico rival al que no querían medirse Real Madrid y, sobre todo, FC Barcelona. En sus mejores años, a comienzos de siglo, derrotó a numerosos trasatlánticos europeos como Juventus, Liverpool o Benfica. Era un conjunto que dejaba orgullosos a los suyos, en la derrota o en la victoria, algo que ya se ha esfumado.

El empate en Cádiz puede ser positivo en terminos clasificatorios pero deja a la afición cabreada, desganada y descontenta. De nuevo en los últimos minutos se le fueron puntos a un Celta que ya no duele, solo decepciona. No es que el equipo haya dejado de ganar, porque nunca lo ha hecho a lo largo de su historia. Cero títulos en sus vitrinas. Sin embargo, tenía algo que enamoraba a los suyos, algo que ha perdido.

El Celta de Bnítez juega a no caer, y lo consigue regular. De las 26 jornadas disputadas hasta la fecha ha perdido 13, la mitad. Y solo ha ganado cuatro encuentros, es decir, prácticamente celebra una victoria cada dos meses. Insisto: CADA DOS MESES. Las alegrías brillan por su ausencia y la afición está cansada, muy cansada.

El próximo viernes el equipo tiene una 'final' contra el Almería y la sensación es que muchos aficionados preferirían una derrota de su equipo con tal de que Benítez sea cesado. En ese punto de hastío está una grada que pese a ir en masa a Balaídos cada dos semanas está más desenganchada que nunca de los suyos. Y lo peor es que ya no duelen las derrotas, solo cansan.

El Celta juega mal. Bueno, tampoco es cierto porque no juega a nada. E insisto, ya no duele, solo cansa. Eso es como cuando te portabas mal y tus padres te decían que ya no estaban enfadados, solo decepcionados. Era como un puñal directo al corazón. Y eso es lo que hace este equipo prácticamente todos los domingos, decepcionar a los suyos, a los que lo mantienen con vida, los que lo han salvado (junto a Iago Aspas) tres veces en los últimos cinco años.

El Celta tiene por delante 12 partidos de Liga que va a pasar sin pena ni gloria. Antes o después, todos sabemos que acabará descendiendo y en un futuro, volverá a ascender. Esa es su realidad. Cuando algo te decepciona es porque te importa y porque te esperabas otra cosa bien distinta. Ojalá pronta podamos volver a decir que el equipo solo nos enfada, sería un buen primer paso para recuperar el orgullo perdido.

Nos vemos el viernes en Balaídos.