El 'Baby Valencia' se da una clase magistral para asaltar Nervión

Nadie tiene más fe en su Valencia que Rubén Baraja y el tiempo le dio muy pronto la razón. La clase magistral del técnico, desde la decisión inicial de colocar a Diakhaby como pivote a la apuesta por los jóvenes que ya fuera decisiva el pasado año, le sirvió para asaltar al Sevilla en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Ni el teórico mayor rodaje del once por el que apostó José Luis Mendilibar, sin fichajes y con todos los que ganaron la Europa League, valió para superar el coraje y la puesta en escena de este conjunto ché que tiene alma.

Aunque la sociedad formada por Suso y En-Nesyri igualó el tanto inicial de Diakhaby, que hasta tuvo arrestos para descolgarse en el área rival, el conjunto valencianista siguió a lo suyo. Con Pepelu a los mandos, dando la pausa cuando era necesario, con Almeida haciendo daño y, sobre todo, con los jóvenes -Diego López, Fran Pérez o Javi Guerra- demostrando que están más que capacitados para competir en Primera. Precisamente, Guerra, que fue suplente por unas molestias, acabó haciendo el gol de la victoria en una acción muy trabajada por Hugo Duro, un 'veterano' de este Valencia que se dejó la piel en Nervión y que forzó los errores de Gattoni en el 1-2 y de Badé en esa decisiva expulsión que dejó al Sevilla en inferioridad.

La pizarra de Baraja funcionó a la perfección. Quería el técnico que el Valencia fuera competitivo en el estreno liguero y así lo demostró desde el minuto uno. Con una puesta en escena que incluso sorprendió al Sevilla, que no esperaba esa valentía de ese equipo tan joven y casi sin refuerzos que dirige el vallisoletano. Con esa sorpresa de Diakhaby como mediocentro para dotar de músculo a una medular que, con todo necesita refuerzos.

Y es que el mensaje debe llegar a Singapur. Por mucho que el Valencia comience el campeonato con una sonrisa, Peter Lim debe de quitar ese cinturón que aprieta a los suyos y darle a Baraja esos refuerzos que necesita y que, con partidos como el realizado en Nervión, además se gana con merecimientos.

Era una noche de porteros. Tanto Bono como Mamardashvili llevan todo el verano en las quinielas de ventas de Sevilla y Valencia, respectivamente. La grave lesión de Courtois, además, los ha colocado en la primera plana para ocupar la portería de todo un Real Madrid. Ni los desmentidos de José Castro, presidente sevillista, antes de comenzar el encuentro le quitan preocupación a sus aficionados, que no se imaginan una nueva temporada sin su héroe de la Europa League. Tampoco en Mestalla quieren a un equipo sin el georgiano, una de las claves de la permanencia del pasado año y que en el Sánchez-Pizjuán volvió a exhibir ese crecimiento que lo tiene en la agenda de los más grandes. Pero el mercado está abierto…

El tercer portero protagonista de la noche no estaba en el estadio. No podía ocurrir de otra manera. El sevillismo lleva semanas con el corazón encogido, pese a las buenas noticias que llegan sobre Sergio Rico, y en el primer partido en el Ramón Sánchez-Pizjuán se le rindió homenaje a uno de los suyos. Con su esposa en el palco, entre lágrimas de emoción tras sentir ese calor de la que siempre será su afición. Aunque finalmente no le pudieran brindar ese triunfo deseado.

El Valencia tiene futuro. Ni ese paupérrima gestión de Lim y los suyos ha sido capaz de agotar ese vivero que posee en su cantera. Además, en tiempos de penurias económicas siempre los más jóvenes se acaban convirtiendo en solución, tanto en el aspecto deportivo como también por esa capacidad de generar las plusvalías necesarias en el fútbol de hoy. El descaro de Diego López, la constancia de Fran Pérez y el oportunismo de Javi Guerra fueron decisivos para que el conjunto ché sumase los tres primeros puntos de la temporada.

Acompañados por veteranos que sienten el escudo y de los que siempre responden sobre el césped, como el capitán José Luis Gayá o el propio Gabriel Paulista, el desparpajo de la juventud le otorga un aire fresco a este Valencia que en los despachos huele a rancio.

Comenzó LaLiga y lo hizo con un clásico desde el inicio: Jesús Navas. Decimoséptima temporada en la máxima categoría para el palaciego, convirtiéndose en el jugador que más campañas distintas ha jugado en la competición en toda la historia del conjunto hispalense. Casi nada. Además, en la grada como testigo estaba Luis de la Fuente, el seleccionador español, que lo rescató al final de la pasada temporada para que estuviera entre los ganadores de la Liga de Naciones de la UEFA. Quizá notó el capitán que acumula menos pretemporada que otros, aunque el sevillismo sí lo correspondió con su merecido aplauso.

Precisamente, el Sevilla también quiso distinguir a su capitán, que además da nombre al estadio de la ciudad deportiva, el único futbolista que tiene en su currículum un Mundial, una Eurocopa y el mencionado anteriormente torneo de selecciones. Una carrera para enmarcar la de Jesús Navas, al que todavía le queda cuerda para rato, a pesar de que ahora otro canterano como Juanlu quiere elevarle la competencia.

Que LaLiga pudiera comenzar un viernes 11 de agosto en Sevilla no se lo esperaba (casi) nadie hace unos cuantos años. Son las cosas del nuevo fútbol, con aspectos positivos que elevan el atractivo audiovisual del campeonato -como esas charlas que se pudieron escuchar de los entrenadores en las pausas de hidratación-, pero también con cosas negativas que casi siempre perjudican al aficionado local.

Altísima temperatura, periodo vacacional e inicio del puente masivo del verano convertían en poco idónea esa fecha para iniciar una temporada en la capital hispalense. Aun así, 34.184 espectadores, según las cifras oficiales, acudieron a Nervión. Y es que el mono de fútbol incluso puede con los inventos del fútbol moderno. Aunque al final salieran cabizbajos del estadio con el primer e inesperado pinchazo de la temporada.