Los 42 minutos que bajaron al Girona al infierno con el fantasma del descenso acechando Montilivi... y Butarque como único purgatorio
El conjunto catalán iguala su peor racha en Primera y el fantasma del descenso sobrevuela Montilivi.

Cuando llegó el autobús del Girona a Montilivi, sobre las siete y cuarto de la tarde del lunes santo, había centenares de aficionados gerundenses, quizás miles, esperando a los suyos entre bengalas, botes de humo y banderas, en el que fue el mayor y mejor recibimiento de la temporada, coordinado por el Jovent Gironí, principal grupo de animación. Ni en los días grandes de Champions, como con la visita del Liverpool o el Arsenal, hubo tal ambiente en los aledaños del campo catalán.
Por el colorido y también el contexto recordó a los días de play-off de ascenso, cuando el Girona se jugaba estar en LaLiga. Y es que en cierto modo, la situación es parecida, pues con la victoria de Las Palmas ante el Atlético de Madrid y, sobre todo, a causa de la mala dinámica que acumulan los rojiblancos, que no ganan desde el 3 de marzo, la permanencia se les ha complicado mucho más de lo previsto y el fantasma del descenso es muy real. Tanto, que antes de que arrancara el partido contra el Betis de este lunes por la noche, los de Míchel estaban apenas tres puntos por encima del último que bajaría, teniendo un trascendental partido en Butarque el próximo jueves.
Y ante esta coyuntura, tanto el club como la afición pusieron todo de su parte para dar ese empujoncito que necesitan los catalanes. También Míchel, que dio una masterclass tras la derrota de los suyos en Pamplona. Precisamente, el técnico vallecano fue el primero que bajó del autobús y saludó efusivamente a los aficionados.
Y Stuani, quien convocó a través de las redes a los aficionados a las siete en la esplanada de enfrente del estadio, estuvo especialmente vehemente en un recibimiento que se convirtió en una conjura del Girona para salvarse. Ya dentro del estadio, el ambiente estuvo al mismo nivel, con el Jovent Gironí desplegando una pancarta de grandes dimensiones con el mensaje "Seguiremos luchando hasta el final".
Ni el tempranero gol del Betis bajó los decibelios de una afición con fama de calmada que está dando el do de pecho en este tramo final de temporada. Pero el rendimiento del equipo no acompaña y en apenas 42 minutos, los que tardó el Betis en meter tres goles y sentenciar el encuentro antes del descanso, los de Míchel bajaron al infierno. Los gritos de ánimo se tornaron en el "Girona, échale huevos" que se escuchó a ratos en la grada de Montilivi, más decepcionada que enfadada con el partido de los suyos.
El purgatorio está en Butarque
Tras la goleada del Betis, la salvación pasa claramente por Butarque, donde el Girona aspira a purificarse con un triunfo que sería revitalizador, pero que se antoja muy lejos por la mala dinámica que arrastran los catalanes, que el pasado lunes igualaron la peor racha de su historia sin ganar, de diez partidos, la misma que condenó al conjunto de Eusebio en el último descenso de Primera a Segunda de los catalanes.
Por cierto, por si alguno se lo pregunta, la figura de Míchel no peligra ni mucho menos. Es un pilar fundamental del proyecto sin el que no se explica la historia moderna de un club, ahora en problemas. Lo suscribe toda la afición, que pese al duro 1-3, terminó coreando el ya clásico grito de guerra 'Míchel català', saliendo en defensa del técnico vallecano.
"A mi siempre me han dado confianza y me la están dando. Tengo talento para superar está superior y sé lo que hay que hacer", aseguró el vallecano cuando le preguntaron tras el encuentro sobre su continuidad. Cuando terminó el encuentro ante los andaluces, la plantilla, con Stuani a la cabeza, se acercó a hablar con la grada de animación en otra suerte de conjura que acabó con el público aplaudiendo a los suyos, confirmando que todos reman en la misma dirección, que no hay fugas de agua en el barco que dirige Míchel Sánchez.
"Ninguno de nosotros esperábamos este resultado, la afición ha estado con nosotros siempre, incluso antes del partido nos recibió de forma impresionante. Lamentablemente dentro del campo no pudimos hacer un buen partido y estar a la altura de lo que nos estamos jugando", así lo resumió el propio Stuani, quien ve en el partido del jueves la mejor oportunidad para enderezar el rumbo de un Girona en peligro: "Tenemos que darle vuelta a la situación cuanto antes, volver a ganar. Ahora tenemos partido contra el Leganés, que será muy importante".
Portu, otro de los grandes pilares en el vestuario, apuntó en la misma dirección que el charrúa y desveló la fórmula para enderezar el rumbo del Girona, que se juega la vida en Butarque: "Tenemos que ser uno, tanto afición como equipo. El fútbol es el fútbol. Hay mucha gente que nos quiere ver caer, y más la de abajo. Hay que levantarse y cada uno dar el máximo nivel sin escuchar lo de fuera".