Florentino Pérez tenía razón

Cuando una pareja rompe surgen dos reacciones a la vez. Uno de los dos parece recuperadísimo al momento, más ligero, incluso aliviado. Mientras que el otro sale a la calle en chándal y kleenex, cada finde con una novia distinta, para tapar sus penas. Cuando justo el amor es el antónimo de que te valga cualquiera.
Cristiano y el Madrid se dejaron, como muchas otras. El crack portugués salió de la relación hasta más moreno, con sus abdominales luciendo por Italia. Se pensó que cambiar de equipo solo era marcar los goles en otro sitio. El madridismo salió herido; se había ido la estrella de su vida. Florentino mantuvo el orgullo las primeras noches, pero terminó cayendo. Y así, sin mirar, fichó a Mariano.
Cuando una pareja rompe también pasa el tiempo. Y las reacciones ya no son las mismas. El que superó el drama 'ipsofacto' de pronto ya no es el de antes. Ya no mola tanto. Y el que quedó colgado se recompone, aún no sabe ni cómo. El Madrid no volvió a encontrar el gran amor pero acertó con algo mejor: un equipo. Un equipo solidario y pleno de talento, en el que de tan poco buscarlo, salieron dos Balones de Oro. Cristiano se ha quedado sin equipo este martes.
El portugués no se equivocaría otra vez. Ya debe pensar que aquello era cierto, que es mejor eso de envejecer en pareja. Mirándose el uno al otro las arrugas, fallando goles por compasión. Ahora seguro que quiere volver; el problema es que el Madrid no se fue con otra. Ya es alguien inalcanzable para él.