Choco Lozano recuerda al Rayo de Prudencia que nació para sufrir
Un solitario gol del hondureño se transforma en el segundo triunfo de los suyos y en más sufrimiento de permanencia para los de Iñigo.
Míchel, el nieto de la María, siempre ha mostrado especial orgullo de ser de su barrio. Los cimientos del Estadio de Vallecas vibraron con cada gol del Girona porque sus éxitos también son los suyos. Los mismos agradecieron a Prudencia ser madre de todos en este Día de la Madre. Porque este Rayo no olvida sus orígenes. Si no, no sería el Rayo. Y en lo que parecía un día ideal para cerrar la permanencia, cayeron contra todo pronóstico contra el Almería, que seguía con el casillero de victorias a uno. Un solitario gol de Choco Lozano le dio algo de chispa a una plantilla que se esfuerza en no pensar en Segunda, aunque ya sea una certeza. Y contra viento, marea y una lluvia torrencial, sacó tres puntos y bailó mejor bajo la tormenta que un Rayo que se vuelve a complicar y le tocará sufrir hasta el final. En definitiva, es su naturaleza. Porque si no... Si no, no sería el Rayo.
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El Rayo había hecho camino ya antes de empezar. A las 19:00, la afición se concentró en la entrada a vestuarios y alentó a su equipo en un partido trascendental para cerrar definitivamente la permanencia tras una temporada gris sin el brillo de años anteriores. Para colmo, jarreaba agua como si no hubiera mañana en Madrid, señal inequívoca de épica y barro, donde mejor se mueve de siempre la franja. Y no fue por no intentarlo. Comenzaron firmes, atacando la portería de Maximiano y con varias oportunidades de peligro en las botas de Lejeune, Álvaro García y Falcao. El colombiano, por cierto, ante una titularidad insospechada y con RDT, un día más, en el banquillo.
Tan bien pintaba la cosa que no era épica de verdad. Como el Real Madrid cuando va por delante en el marcador en la Champions. Por tanto, algo le tenía que pasar al Rayo. Y fue un gol. En la primera gran llegada del Almería. Chavarría regaló un saque de banda al pie de Embarba y este filtró por dentro para que el Choco Lozano transformara en el mano a mano. 0-1 y el diluvio ya era doble para los de Iñigo: la lluvia inundaba el césped y el colista les vencía.
No era hora aún de darle la vuelta. Falcao, que cuajó una gran primera mitad, se encontró con una parada salvadora de Maximiano, y Pep Chavarría con el larguero en un centro bombeado cuya intención solo conoce el lateral. Entre medias, otro pasillo entre las aguas de la defensa del Rayo, un clásico, estuvo cerca de acabar en desgracia para ellos. Mumin estuvo rápido y salvó los muebles. Si alguien en Vallecas sigue anhelando a Catena, estará satisfecho con su actual central, menos seguro, pero cada vez con más orgullo.
Un gigante llamado Maximiano
Como parte del mantra de este club, una primera mitad de resultado adverso implica una segunda de volcarse, normalmente con el fondo acompañando. Así, Mumin volvió a probar a un inspirado Maximiano y el Almería, sin presión, trataba de amenazar al contragolpe. Embarba, en ocasiones pitado, destacó a la carrera y entre líneas. El problema del equipo, de todos modos, es que no ha desarrollado los automatismos suficientes para que de diez así, al menos la mitad acaben en ocasión.
Hernández Maeso, más protagonista en la previa que en el partido, comenzó a frustrar a todos por su gestión de las faltas y las pérdidas de tiempo, sin mayor impacto. Y buscando otros alicientes lejos de un partido que no terminaba de arrancar, el fondo mostró: "Gracias Prudencia, por ser madre de todos nosotros". En el Día de la Madre, uno nunca debe olvidar sus orígenes. El Rayo recordó a Prudencia Priego, su fundadora en 1924. En breve se celebrará el Centenario y sin ella esta crónica ni siquiera existiría. Todo el reconocimiento a una familia que nunca ha dejado de luchar por el barrio de Vallecas y por el club, hasta el punto de pedirle a Presa un reencuentro con los valores fundacionales. "Está rompiendo el cordón umbilical que une al equipo con la gente", expuso su tataranieto.
Porque el Rayo es el que es y nadie le cambiará. Es ese equipo que aprieta tras un mal partido. El que acaba volcado sobre la portería rival, con más o con menos acierto. El que de repente se encuentra con un portero gigante llamado Maximiano, haciendo una parada monumental a RDT. Es el Rayo de Míchel, el que ahora jugará la Champions. Es el Rayo de Prudencia Priego, el que nació en una casa humilde y ya roza los cien años. Y, por supuesto, también es el Rayo que pierde, que lucha y al que le toca sufrir hasta el final. Perder ante el Almería no estaba en los planes, pero si los planes fueran ganar siempre... Entonces, el Rayo no sería el Rayo.
- La ficha del partido:
0 - Rayo Vallecano: Dimitrievski; Balliu (Crespo, 80'), Mumin, Lejeune, Chavarría; Álvaro García (Bebé, 80'), Óscar Valentín, Unai López (RDT, 66'), Isi (De Frutos, 59'); Falcao (Nteka, 59'), Trejo.
1 - Almería: Maximiano; Pubill, César Montes, Chumi, Centelles; Edgar (Melero, 83'), Peña; Baptistao (Pozo, 72'), Arribas (Baba, 83'), Embarba; Choco Lozano (Luis Suárez, 75').
Goles: Choco Lozano (0-1, 29').
Árbitro: Hernández Maeso amonestó con tarjeta amarilla a Falcao (26'), Peña (79'), Mumin (82'), Trejo (91') y César Montes (94').