OSASUNA 1 - FC BARCELONA 2

¿Por qué los cuatro centrocampistas no le sirven a Xavi para dominar?

El conjunto azulgrana ha ganado en Pamplona pese a realizar un flojo partido.

Xavi en la banda de El Sadar. /AFP
Xavi en la banda de El Sadar. AFP
Albert Blaya

Albert Blaya

El Barça de Xavi aprendió una lección un día, y como si el fútbol fuese ininmutable, la sigue repitiendo constantemente independientemente del rival, escenario y piezas disponibles. Un día nació el Barça de los cuatro centrocampistas y hasta la fecha, más de medio año después, Xavi sigue dándole forma a su equipo de la misma manera, entendiendo que lo aprendido vale siempre y que la ventaja que logró en sus inicios se iba a mantener intacta. Pero nada más lejos de la realidad, si algo está mostrando este inicio de curso es que el Barça deberá buscar otras alternativas para ser dominador, porque no lo está logrando.

Osasuna llegaba al partido con un once repleto de suplentes y con solo un día de preparación tras el encuentro en Brujas. Arrasate, que suele competirle muy bien al FC Barcelona, buscó evitar el juego interior sin renunciar a cierta altura defensiva, y durante el primer tiempo el Barça solo podía reconocerse cuando De Jong atraía, Gündogan abría pasillos con sus gestos y Lamine, que pese a su bisoñez ya sabe jugar mejor que el resto, recibía en la frontal. Era un equipo demasiado lento, poco agresivo con sus pases y desmarques, y al no tener a un atacante extra, el rival se defendía siempre con cierta holgura.

Con cuatro centrocampistas ante un rival que no va a presionar muy arriba ni que tampoco busca encerrarse, sino que regala metros para que el Barça muestre su incapacidad a la hora de atacar espaldas, los de Xavi carecen de jugadores profundos que abran carriles para que los de dentro participen. Gündogan lo intentó siempre con su lectura, pero fue el único en un equipo que buscó recibir siempre al pie, como si tuviesen miedo a perderla. Y no hay nada peor que jugar con miedo porque esto inhabilita cualquier planteamiento previo.

El segundo tiempo en Pamplona deja una lectura clara: un centrocampista más es solo eso. Un nombre, una etiqueta. No implica mayor profundidad en el discurso porque lo que cuenta es la intención, y el Barça no se ha sabido organizar a través de la pelota a pesar de contar con ese jugador extra y tener un 67% de posesión. Osasuna, que ha redoblado su apuesta en el juego exterior y ganar las segundas jugadas, ha disparado seis veces por solo una del Barça (el penalti), además de dominar la altura a la que los de Xavi defendían. La tendencia del equipo es de hundirse y buscar defender el centro en vez de evitar que este se produzca. Y ahí, en un escenario de guerra aérea, Osasuna siempre es superior.

«Nos debemos exigir más»

Existen muchos matices, pero el principal es que el Barça de Xavi no ha iniciado LaLiga dominando desde el posicionamiento y la altura de su línea defensiva. Romeu y De Jong, que se entienden y compenetran, no tienen esa agilidad desde el pase para abrir líneas, y Gavi, demasiado nervioso, no traduce en giros peligrosos sus recepciones y el equipo busca siempre las alas sin esa ventaja previa, esperando un milagro que es difícil que llegue.

El Barça de los cuatro centrocampistas no tiene una ruta clara para progresar, y al no tenerla y prescindir de un atacante que habilite la espalda de la defensa rival, los partidos se juegan en muy pocos metros pero sin esa fluidez necesaria como para que sea productivo. Es solo el inicio pero las pistas que deja el juego son claras. Los fichajes de Cancelo y Félix apuntan a una misma dirección: una nueva pantalla en la que el cuarto centrocampista se logre de otra forma.