FC BARCELONA

Lo que se cuece en el Barça: una Asamblea de "pan y circo" y un detalle que con Laporta de opositor no se hubiese ignorado

Lo que se traduce de lo sucedido este sábado es que si el equipo gana y juega como está jugando se traga con todo, aunque cuando las cosas han ido mal, también se ha tragado.

Joan Laporta, en un momento de su comparecencia en la Asamblea. /FC Barcelona
Joan Laporta, en un momento de su comparecencia en la Asamblea. FC Barcelona
Miguel Rico

Miguel Rico

Listo. Cuentas aprobadas. La vida sigue y aquí no ha pasado nada. Como siempre. Los compromisarios, la mayoría de compromisarios (71'4%), volvieron a casa o desconectaron desde la distancia el ordenador, convencidos de que no sólo son, sino que seguirán siendo los dueños del club por más que se hayan perdido 91 millones en el ejercicio y la deuda sea sideral. Los grupos críticos la cifran en más de 2.500 millones. La directiva niega esta cifra por catastrofista y apocalíptica, pero lo que quedó claro, clarinete, es que a los propietarios del FCBarcelona se les aseguró, por boca del presidente, que para remendar la situación no se les pedirá que se rasquen el bolsillo. Todo lo contrario que en cualquier comunidad de propietarios que, ya sea porque tienen que cambiar el ascensor, pintar las escaleras o atajar un escape agua en el quinto piso, tienen que hacer, sí o sí, una derrama para hacer frente al siniestro en cuestión. Eso, el no pagar nada más que el carnet de socio o el abono, es lo trascendente. Lo único que parece ser importante. Ser dueño sin pagar por serlo, por más que pueda parecer impepinable. Lo demás, Dios proveerá.

Laporta, el presidente, y Olivé, el tesorero, ofrecieron el sábado un discurso medido y estudiado, desmintiendo las valoraciones unitarias del sector crítico, con Victor Font y Joan Camprubí a la cabeza, y las de Marc Ciria, líder de un sector independiente, no asociado al manifiesto conjunto, que también pedía la reformulación de las cuentas. La movilización previa a la Asamblea de, digamos la oposición, no ha servido para darles otra cosa que no fuese cierto protagonismo mediático y vanas esperanzas. No demasiado protagonismo, por cierto ni tampoco razonables esperanzas. Sus discursos acabaron escuchándose como quien oye llover y, a la hora de la verdad, en la votación, ganó la opción gubernamental. Es decir, la de los que verdaderamente mandan. Y es que en el Barça, seguramente en todos los clubes que no son sociedades anónimas, más los socios pero no todos. Sólo la veintena que lidera el modelo de gobernanza. Aquellos que, a través de las elecciones ganadas con toda justicia, han alquilado el poder al resto de la masa social y lo ejercen sin miramientos ,ni mas explicaciones que las convenientes a su interesada línea argumental.

El resto, anécdota… si es que se puede llamar anécdota a que en el momento de la votación, por causas no aclaradas, 293 socios con presencia telemática activa no pudieran votar. Es decir, que de los 927 asistentes en ese instante, sólo votaron 633. Un error por causas desconocidas, un descuido o un llámenle como quieran sobre el que se ha corrido un tupido velo y nadie le ha dado importancia. Un detalle que, con Laporta en la oposición, no se habría ignorado. Todo lo contrario. Y bien hecho por su parte. El actual presidente, en ese imaginario papel de opositor, habría exigido que se removiera cielo y tierra para que se averiguase que había pasado con esos casi 300 socios que se quedaron compuestos y sin voto pese a tener el mismo derecho que el resto de compromisarios.

Y, francamente, extraña en esta época de instantaneidad en el seguimiento y en el análisis, que durante la celebración de la Asamblea todos los que discutían unida y públicamente los números presentados, no hicieran minuto a minuto, en tiempo real, un seguimiento, por ejemplo en redes, de cuando exponía y razonaba la junta directiva. Y es que ya sabemos que hoy en día, ni en la Asambleas ni en las ruedas de prensa, sólo se autoriza una intervención con socio o periodista. Más claro. En ningún sitio hay derecho a réplica. No se puede repreguntar ni a futbolistas, ni a entrenadores, ni a directivos ni a presidentes y, al final, en el auditorio en cuestión, acaba dándose por bueno todo lo que diga o insinúe quien en ese momento domina el atril. Ante esto, silencio absoluto del sector opositor y, como mucho, una más que suave nota informativa de 'Si al Futur' que no tiene nada que ver con su agresiva y documentada manifestación previas y, hasta hora, mutis por el foro de 'Som un Clam' que, mientras no se demuestre lo contrario, ha dado la callada por respuesta. Extraña reacción la de un grupo en el que en su presentación exhibió cantidad de seguidores incondicionales opuestos radicalmente al análisis económico que llevó la directiva a la Asamblea. Sólo Marc Ciria, de quien hablaremos más abajo, se ha pronunciado con contundencia similar a la demostrada en la previa.

Total, que embelesados los socios con la excelente marcha del primer equipo en el campeonato, el contexto de la Asamblea de Compromisarios no podía ser más favorable a quienes han hecho de la confianza en Flick, Lamine, Gavi, Pedri y compañía el acto de fe necesario para creer lo que haya que creer como si los números de la clasificación de Liga y/ola Champions League tuvieran relación directa e inquebrantable con el balance de resultados. La famosa historia de la pelota que entra. Si el equipo gana y juega como está jugando se traga con todo.

Es una constante irrefutable si no fuera porque hemos visto y comprobado que, cuando deportivamente las cosas han ido mal, también se ha tragado. Aquí y en todas partes porque el aparato gubernamental controla las Asambleas de turno hasta convertir en imbatibles las propuestas de la junta directiva. Desde que uno tiene uso de razón profesional, ha pasado desde 1978. Y aquí está el quid de la cuestión. Sería justo y necesario, aquí y en todas partes, actualizar el sistema de decisión de los socios para que una mayoría amplia, y no seleccionada, fuese quien tuviese capacidad real de decisión en situaciones tan trascendentes como las que hoy viven, y las que se vivieron antes, en el FC Barcelona. Lo vital es que sea el club, todo el club, y no sólo el primer equipo, lo absolutamente primordial. El Barça es todo. No sólo un balón de fútbol masculino o femenino, que sigue funcionando maravillosamente bien, ni tampoco la pelota de basket, la de balonmano o una bola de hockey. Lo que define al Barça, lo que es el Barça, es su escudo. Es el club.

Todo esto que escribimos hoy, evidentemente, lo podíamos haber escrito ya, si es que no lo hemos hecho nosotros o cualquier otro colega, en el siglo pasado y en todo lo que llevamos de este. En la Asamblea del sábado no pasó con Laporta nada distinto que no haya ocurrido con todos sus antecesores. El poder de decisión de los socios está limitadísimo pero, sin embargo, siguen creyendo que el club es suyo. De ahí la venerable, admirable y obsesiva intención de seguir manteniendo el modelo de pertenencia. Como debe ser, sí señor. La cuestión es el principal aval para conseguir que el Barça siga siendo del Barça y sólo del Barça, se basa esencialmente en una cuestión de fe. Fe en la directiva de turno, que desde hace años prende sus argumentaciones económicas de cuatro alfileres prestados. Vamos, que casi podríamos decir, que se deben hasta las pinzas de la ropa con las que el FC Barcelona tiene la ropa tendida.

La Asamblea no será impugnada

Marc Ciria, aspirante no adscrito al opositor manifiesto conjunto pero con visión económica favorable a la reformulación de los números presentados por el FC Barcelona, ha respondido individualmente a Relevo sobre las consecuencias de una Asamblea que define en dos palabras: «Pan y circo». Desde su punto de vista, resulta inexplicable que 300 compromisarios no pudieran votar y que apareciera en calidad de compromisario un exvicepresidente económico de Laporta, Xavier Sala Martín, que en vez de formular una pregunta dirigiese un discurso aleccionador. Ciria, que se propone mantener su camino individual, seguirá explicando donde se le reclame su modelo de gestión, basándolo en la profesionalización del cuadro ejecutivo con personal capacitado e incuestionable y vocación de servicio, en contraste con lo que define como autoservicio presente. De todos modos, después de estudiar con detalle el desarrollo de la Asamblea, ha descartado la impugnación de la misma.

Deco quiere ver jugar a jóvenes porteros

La lesión de larga duración de Ter Stegen, el contrato limitado de Szczesny y por las dudas que pudieran surgir con Iñaki Peña, el Director Técnico del Barça está visitando con detalle el catálogo de porteros para, en verano, tomar una decisión al respecto. Sin embargo, y para ser justo, Deco quiere ver en acción a los jóvenes guardametas de La Masia y a instancia suya, el club quisiera que las promesas tuvieran más oportunidades en el Barça Atlético. Es decir, que jugaran más porque, la verdad, es que no están jugando. En las concentraciones de primer equipo van tres guardametas y, con Ter Stegen fuera de combate y Szczesny fuera de forma, dos porteros del filial iban como suplentes de Peña que es tanto como decir que se quedaban sin jugar ni con el primer equipo ni con el filial. Ahora Astralaga, Kochen y compañía tendrán más oportunidades en Primera REFF y Deco podrá hacer una valoración que ahora no se atreve a dar.