FC BARCELONA

Lo que se cuece en el Barça: la mareante oferta que recibió Raphinha y la incógnita de la portería, con la duda de Joan García

El futbolista brasileño es uno de los más cotizados del FC Barcelona.

Raphinha hablando con Ancelotti tras la final de Copa. /REUTERS
Raphinha hablando con Ancelotti tras la final de Copa. REUTERS
Miguel Rico

Miguel Rico

Apenas acabó el partido, y casi sin celebrar todavía con sus compañeros, Raphinha se acercó a cuantos jugadores del Madrid que tuvo a mano para tratar de levantarle el ánimo por haber perdido la final de la Copa del Rey. El brasileño, al contrario de lo que hicieron Rüdiger, Bellingham, Lucas, Carvajal y compañía, supo reaccionar con el máximo fair play y mantuvo la serenidad para saber comportarse con sus rivales. Los mismos a los que deberá medirse en el Clásico de Liga de Montjuic que aún debe jugarse y que será como el choque de ayer, decisivo para otro título. Ese día, el 11 de mayo, será la última vez que Barça y Madrid se midan en este curso. Lo hicieron ya en pretemporada, en la final de la Supercopa, en Liga en el Bernabéu y en la final de Copa. Todas las veces ganó el Barça, en algunas, no como ayer, con una autoridad incontestable, pero todas haciendo méritos más que suficientes para salir victoriosos de tan históricos duelos.

Hablamos de esto porque, si Raphinha hubiese querido, aún le quedaría otro partido contra el Madrid. Sería en el Mundial de Clubes, para el que no se ha clasificado el Barcelona, pero Raphinha podría haberlo jugado, de hecho aún podría, si hubiese aceptado la oferta del Al Hilal que le ha ofrecido un contrato majestuoso para marcharse a Arabia y alistarse en sus filas para acudir reforzado al nuevo torneo de la FIFA. Y es que ya van tres años seguidos soportando tan tentadora proposición.

Esta semana les iba a contar que en este momento Raphinha y Deco, que se conocen más que bien, hablan de mejorar y prolongar su contrato blaugrana porque, una vez más, el brasileño ha descartado irse a Arabia pese a que las ofertas han ido creciendo hasta rozar/superar los 40 millones netos por temporada. Hemos llegado tarde porque, antes de la final de Copa, Raphinha ya había declarado en Brasil que, a día de hoy, sigue prefiriendo la gloria al dinero. Tiempo habrá para afrontar esa aventura, pero Al Hilal le ha pasado con el brasileño lo mismo que le ha ocurrido con Salah y Van Dijk, los dos veteranos pilares del Liverpool que también eran pretendidos, y más que pretendidos, como refuerzos para el Mundial de Clubes y que en el último momento se han quedado en Inglaterra pese a que, hasta hace nada, Arabia parecía su destino irremediable.

El extremo del FC Barcelona, como todos los compañeros a los que la prensa interrogó ayer sobre esta cuestión, está por la labor de ganar el triplete. Una posición que, observada con ojos críticos, puede resultar soberbia pero, sinceramente, ¿qué van a decir los jugadores si les preguntas si van a luchar por el triplete? Responder que van a tratar de conseguirlo, nada más haber levantado la Copa del Rey, es perfectamente razonable y no tiene soberbia personal. Es su trabajo, su obligación y su aspiración a los órdenes de un entrenador que, con el Bayern ganó seis títulos de una tacada y, contando también las finales que ha jugado, no ha perdido ninguna.

Las ha ganado todas y ha sabido transmitir ese instinto voraz a este equipo de chavales que no se rinde nunca y que esta temporada ha terminado remontando partidos, varios partidos, que tenía perdidos a poco del final. Ese espíritu y esa convicción es una aportación particular de Flick que ha asumido la plantilla y que jugando mejor o peor, hasta ahora, está alcanzando los objetivos porque tiene un nivel tan alto que, comparado a sí mismo, hay veces que sin estar cien por cien fino, haciendo poco ya hace mucho. Lo bastante para estar en condiciones de ganar también la Liga y presentarse a la semifinal de Champions con el Inter en condiciones de dar un nuevo paso adelante.

La temporada, pase lo que pase, ya está siendo más que notable y en el club se trabaja para hacerlo aún mejor en el próximo ejercicio. Ocurre que, para desgracia nuestra, los movimientos se hacen con tal sigilo que los medios apenas tenemos acceso a rumores porque todo lo relativo a refuerzos sigue pendiendo de un hilo. El del fair play. Y mientras no se cierren las cuentas y sean aprobadas por la LaLiga no hay hijo de vecino que sepa, a ciencia cierta, cuántas operaciones podrán concretarse incluyendo, por supuesto, salidas lógicas y alguna dolorosa para hacer caja y poder acceder a fichajes, como mínimo, del mismo importe que la venta. Al respecto sabemos lo comentado respecto a Raphinha y lo admitido por él mismo. Se queda.

La incógnita de la portería

El resto son incógnitas prendidas con alfileres y situaciones de plantilla especiales que condicionan cualquier decisión. Uno de los casos es la portería. Se da por hecho, como cuestión de lógica, que Iñaki Peña se va a marchar y que, salvo error u omisión, tiene ofertas de Sevilla y Celta. Y se da por hecho también que Szczesny renovará, aunque solo sea para agradecerle los servicios prestados y, por supuesto, nadie duda de que Ter Stegen, ya con el alta después de siete meses de lesión, recuperará la titularidad en el próximo curso. Y ahí está una de las cuestiones.

El Barça, si pudiera, ya habría apartado 30 millones para pagar la cláusula de Joan García, porterazo nivel selección que está dando al Espanyol más puntos que sus delanteros. Los informes son inmejorables y tiene la bendición de los técnicos que, al mismo tiempo, son conscientes que no se puede fichar a un guardameta de esa magnitud para tenerlo como suplente. Si se le firmase sería para jugar y, como alternativa, se tendría que pactar con el jugador un año de cesión a un club de máximo nivel para recuperarle el siguiente curso en condiciones de seguridad.

No va a ser fácil porque, por lo comentado del fair play el club no sabe si estará en condiciones de afrontar esa operación con un futbolista que tardará un año en jugar con el Barça… a menos que se produjera en la portería actual un cambio radical que ahora nadie imagina. Joan García, de quien dicen en Can Barça que tiene una vena blaugrana, tiene todos los ases en su mano y será él quien decida con ofertas de algunos de los mejores clubes de Alemania, de Inglaterra y de España. Y todas, por rendimiento presente y calidad de futuro, para ser titular nada más bajar del avión que todavía no ha tomado. Lo único seguro es que el Espanyol, que necesita el dinero, no va a poder mantenerle y que quien se lo lleve está comprando un tesoro.