FC BARCELONA

Lo que se cuece en el Barça: renovaciones aplazadas, lo que no quiere Deco y el injusto olvido de Laporta con Valverde

Gavi, Pedri y Araujo tendrán que esperar algo más para ver sus contratos renovados. De Jong lo tiene más difícil para ampliar el suyo.

El Barça cayó derrotado ante la UD Las Palmas. /AGENCIAS
El Barça cayó derrotado ante la UD Las Palmas. AGENCIAS
Miguel Rico

Miguel Rico

El Barça, que desde el principio de los tiempos (1899) vive en latente estado sísmico, vuelve a temblar coincidiendo con la celebración de su 125 aniversario. El viernes 29 por la tarde gran fiesta en el Liceo, con un Laporta de verbo fácil, lágrima convincente y protagonismo absoluto, y el sábado derrota en casa contra la Unión Deportiva Las Palmas. En el gran teatro parecía todo tranquilo y sólido, en el Olímpico de Montjuic, todo alterado confirmando los síntomas que el sismógrafo venía detectando desde la segunda parte contra el Espanyol y los viajes a Anoeta y Balaídos. Tres partidos, un punto. Esfumada la renta que le otorgaba un cómodo liderato y volatilizada aquella demoledora capacidad goleadora. De los 40 goles en las primeras 12 jornadas, a tres goles en los últimos tres partidos. ¿Qué ha pasado aquí para que, matemáticamente, el imperial Barça de Flick se asemeje tanto al dubitativo Barça de Xavi? Y es que, a día de hoy, el equipo tiene en la misma jornada 15, los mismos puntos que el año pasado (34) y cuatro menos que el ejercicio anterior (38), también con Xavi, en el que el Barça conquistó el campeonato.

Sinceramente, por si quieren dejar de leer desde ahora mismo, aquí ni encontrarán la respuesta, ni creemos que exista un solo diagnóstico, ni mucho menos un solo culpable. Del mismo modo que cuando las cosas, hace nada, funcionaban a las mil maravillas, resultaba imposible elegir a ciencia cierta al mejor futbolista de cada partido del Barça, hoy tampoco podemos subrayar el nombre del peor jugador en San Sebastián, Vigo o Barcelona. El salto al vacío en el rendimiento ha sido colectivo. Flick, a quien muchos hemos atribuido la autoría del milagro precedente, habla de futbolistas desconectados. Raphinha, el capitán, destaca lo rematadamente mal que se están haciendo las cosas en los últimos partidos y la excusa de Lamine, bajo comodín con la que justificar hasta ahora las derrotas del Barça, ya no cuela. Tampoco que contra la Unión Deportivas Las Palmas, Casadó, sancionado, viera el partido desde el banquillo. Es demasiado sencillo señalar a dos chavales. La cuestión debe ser más seria y exige un acto de contrición colectiva, pero, sin dramatismos, la Liga no estaba ganada en octubre ni se ha perdido en noviembre. Eso sí, el diagnóstico del Dr. Flick, sea el que sea, debe llegar pronto porque el Barcelona tiene ahora tres salidas consecutivas, Mallorca y Betis en Liga y Borussia Dortmund en Champions y como el horno no está para bollos hay que mantener la serenidad para evitar sacar un pan como unas hostias.

Y todo eso, naturalmente, con el suelo del entorno temblando y las bocas listas para sacar fuego por las muelas. Ya están aquí las respuestas, comparaciones odiosas de Xavi con Flick, está explicado en el primer párrafo, pero esta vez a la inversa. Y todo lo que se diga del club y del equipo será interpretado telúricamente como anuncio de inminente terremoto. La historia de siempre. Por ejemplo, si ahora dijéramos, de hecho decimos, que el Barça, por muy adelantadas que tenga las renovaciones de piezas clave, no moverá ficha hasta enero/febrero habrá quien pueda interpretar que se retrasa la firma de Pedri, Gavi, Araújo y compañía puede ser la respuesta a esta racha negativa que ha vuelto a sembrar las dudas de toda la vida. Y no es por eso. Aplazar cualquier decisión hasta los primeros meses del año tiene otras razones dominantes. No hay prisa, son jugadores con varios años de contrato en vigor, y ese famoso 1/1 al que el Barcelona todavía no puede acceder impide movimientos en la masa salarial. Y es verdad, seguramente, que quien quiera seguir muchos años en el Barcelona se lo tendrá que ganar en cada partido. Es lo lógico por más que en el Barça no haya sido siempre así.

Aquí, durante muchos, muchos años, se ha premiado con larguísimas y exageradamente bien remuneradas renovaciones a futbolistas que, sin ninguna duda, habían dado un rendimiento extraordinario, pero, de lo que se trata, es de renovar a tenor de lo que todavía les queda por dar. No por lo que ya hayan dado. Y eso hay que tenerlo en cuenta para no volver a cometer los mismos errores que redujeron plantillas del Barça a un sota, caballo y rey en el que siempre jugaban los mismos y no se traían jugadores que incentivaran la competencia para que los titulares, titularíamos, pudieran vivir sin la inquietud de un compañero pidiendo paso por la derecha, por la izquierda o por encima. Flick, al menos públicamente, dice que está encantado con la plantilla y no piensa en refuerzos invernales ni nada que se le parezca. He aquí una diferencia con Xavi. El alemán no se excusa con esto, es solo que hay. Le parece bien y en el fondo entiende que con tanto chaval en la plantilla su proyecto es de construcción en un mundo que le exige resultados inmediatos. Aun así, no pide nada. Cree que si los que están han sido capaces de ser un vendaval arrollador, ahora tienen que volver a centrarse para no ser barridos. Mientras en el club, Deco toma nota de todo y como cualquier Director Técnico que se precie, debe tener, y tiene, una lista de alternativas para cada posición del equipo. Pero tenerla no significa ejecutarlas.

No habrá fichajes de invierno pero, con seguridad, será otra cosa. Lo decidirán más en febrero que en enero, pero de entrada, ya sabemos que Salah y Son no están ni será fácil que estén en la lista por más que acaben contrato con Liverpool y Tottenham y sean muy buenos jugadores. Es una cuestión de edad. Son futbolistas que necesariamente irán a menos y Deco busca gente que vaya a más. Además, Deco es de los que sabe muy bien que ningún jugador que se ofrezca porque llega a coste cero sale gratis porque, precisamente por eso, hacen valer su situación de agente libre para exigir una prima de fichaje o unos bonos determinados que compensen haberse decantado por el Barça. Y el Barça no está para malgastar ni euro. Ni en fichajes ni en renovaciones. Sobre todo en las que, básicamente, le están haciendo perder tiempo. Por ejemplo, la de De Jong en la que es imposible avanzar porque sus agentes viven en un estado de indefinición permanente. No han contestado desde hace meses a la propuesta para reestructurar su multimillonario contrato con una renovación y puede pasar, es muy posible que pase, que cuando vayan a dar una respuesta Deco les conteste que llegan fuera de plazo porque aquella propuesta ya está fuera de plazo y durante todo este tiempo no han pensado ni una sola vez en el bien del Barça.

De Jong, el detalle del brazalete y otros

Hansi Flick ha mantenido siempre, de hecho lo demuestra en cada alineación, que solo quiere en la formación titular a futbolistas que estén al cien por cien. Solo en casos muy puntuales, siempre en función del desarrollo del partido, arriesga algo. Mucho, nunca. Por eso, cuando se le ha preguntado por la presencia dosificada de De Jong, el entrenador ha respondido que Frenkie no está a tope. Comprensible tras una lesión de tobillo de casi cinco meses. Ahora bien, hay algún detalle más para tenerlo en consideración. El centrocampista entrena como juega. Es decir, en la Ciutat Esportiva tampoco va al cien por cien. Quizás receloso por su largar recuperación, el holandés no se emplea con su máximo de intensidad y hasta que no supere ese escalón lo va a tener difícil. Deco, por otra parte, lleva un buen cabreo con sus agentes porque no le dejan claro si quiere seguir o si quiere marcharse y, finalmente, hay un tercer detalle que observamos ante la Unión Deportiva. Raphinha, siempre titular, sale con el brazalete de capitán desde la lesión de Ter Stegen. Y cuando, en partidos sucesivos, De Jong se ha incorporado al juego desde el banquillo, Raphinha ha corrido para colocar el brazalete a Frenkie. El sábado no pasó eso. Entró De Jong, a su ritmo, y Raphinha, al suyo, volvió a ser el mejor del partido con el brazalete puesto desde el minuto uno hasta el 98.

¿Y las dos Ligas de Valverde?

No hay nadie en el mundo capaz de interpretar del papel de presidente mejor que Joan Laporta. Los creadores del acto del 125 Aniversario lo debían tener clarísimo y centraron en la figura del dirigente el máximo protagonismo de una gala discutible, como todas las galas sean del género que sean. Sin entrar en el ámbito de la crítica, su intervención inicial fue imponente. Casi cuarenta minutos de discurso sin cuartillas ni apuntes en tarjetones. Repaso emocionado a la historia del Barça y referencias concretas a los últimos técnicos del Barcelona. Firme en el atril frente a Koeman y Xavi estuvo tan cariñoso con ellos como lo había estado minutos antes con Sandro Rosell. Escenificó o trató de escenificar una ambiente de unidad, sin rencores. Que lo consiguiera o no ya es cuestión de cómo lo interpretaran los afectados. Lo que sí consignamos nosotros fue lo que entendemos un descuido en el repaso a la época más reciente. Laporta olvidó nombrar a Ernesto Valverde que no hace tanto ganó dos Ligas seguidas con el Barcelona. Un Barça en el que estaba Neymar cuando llegó y en pretemporada se quedó sin él. Un Barça que dejó en lo alto cuando fue cesado de la noche a la mañana para ser sustituido por Quique Setién. En fin, que Valverde no merece el olvido.