"Culpa de los capitanes", un paraguas para todo

No han transcurrido ni 24 horas desde la eliminación del Barça en Champions League pero ya han aparecido los primeros diagnósticos. Algunos de ellos apuntan directamente a los capitanes. No se podía saber. Incluso se ha publicado que el club ya presiona a varios de ellos para que abandonen el club en enero, una populista cortina de humo para regatear el día de luto tras una nueva debacle del equipo. Como si el KO europeo tuviera en las figuras de Busquets (4º en el ranking de minutos de la plantilla), Sergi Roberto (12º), Piqué (18º) y Jordi Alba (15º) sus máximos responsables. Da igual cuándo lo leas: la culpa siempre es de los capitanes. Aunque no jueguen.
Solo Busquets fue titular ante el Bayern. Xavi ha reiterado que el de Badía es una pieza clave en sus esquemas. No deja de ser paradójico que se silbara a Sergio este miércoles en el Camp Nou y, sin embargo, se coreara el nombre de quien decide darle un papel tan protagonista -solo ha sido suplente en dos ocasiones-.

Piqué no jugó en el Allianz. Tampoco ayer. Ni estaba sobre el terreno de juego cuando el Barça encajó el tanto de Mkhitaryan en el Giuseppe Meazza. Tampoco disputó ni un solo minuto en el Clásico. Es cierto que en el empate a tres frente al Inter en el Camp Nou tuvo un rendimiento muy decepcionante. ¿Pero por qué deben pesar más sus errores que, por ejemplo, los de Marcos Alonso o Lewandowski en Múnich?
Más gráfico resulta el ejemplo de Jordi Alba. Con él en el campo, el equipo solo ha encajado dos goles en 501 minutos. Y ambos insignificantes: el tanto del honor del Viktoria Plzen en el 5-1 y el penalti de Rodrygo para anotar el 3-1 en el Clásico. El de L'Hospitalet solo ha disputado un partido en Champions, en la goleada inicial frente al conjunto checo. ¿También es su culpa la inoperancia exhibida ante Inter y Bayern, cuatro duelos en los que ni siquiera ha participado?
Sergi Roberto suma ya dos goles y dos asistencias. Sus números están incluso por encima de varios atacantes con mucho caché de la plantilla. Teniendo en cuenta que renovó pasando a cobrar menos de la mitad de su anterior ficha, parece incoherente atizar al de Reus sin comparar los tangibles de otros compañeros.

El análisis deportivo y el económico no pueden fundirse en uno solo
Está claro que el rendimiento de estos cuatro jugadores sobre el césped ha ido decreciendo, al igual que el nivel general del equipo en los últimos años. Los repetidos descalabros en Europa así lo muestran. En su caso, además, compiten contra el recuerdo y eso lleva a minimizar según qué méritos. Jordi Alba, por ejemplo, fue el tercer máximo asistente de LaLiga la pasada campaña. Reducir los problemas deportivos del Barça a los cuatro citados significa olvidar una parte considerable del problema. La presente edición de la Champions así lo muestra.
Las presiones del club, públicas y privadas, para rebajar los sueldos de los capitanes también han jugado su papel en este conflicto. La masa salarial es un tema; el engranaje sobre el verde, otro muy distinto. Y en ese segundo apartado parece que siempre les toque pagar a los mismos. Jueguen o no jueguen. Como si conformaran un equipo de fútbol sala y no una plantilla de 25 jugadores.