SELECCIÓN ESPAÑOLA

Dani Vivian, el "central de los 80" y amante de la lectura que ha seducido a De la Fuente: "Metía la pierna y la cabeza donde otros no..."

El defensa vitoriano, que debuta en una convocatoria de España, practicó judo en sus inicios: "No se dedica sólo a dar patadas a un balón".

Dani Vivian, durante un partido del Athletic esta temporada./AFP
Dani Vivian, durante un partido del Athletic esta temporada. AFP
June Lavín

June Lavín

Dani Vivian (Vitoria-Gasteiz, 1999) ha llegado para quedarse. El central del Athletic Club, titular indiscutible para Ernesto Valverde, forma parte de la convocatoria de la Selección española para los amistosos ante Colombia y Brasil del 22 y 26 de marzo respectivamente. No sorprende. Y menos a Luis de la Fuente. El seleccionador nacional se ha dejado ver por San Mamés en más de una ocasión con varios frentes abiertos... y una lista de nombres sobre la mesa. "Desde que era cadete ya se le veía que estaba hecho de otro material, que era diferente, muy maduro", reconocen desde uno de sus primeros clubes.

Dani Vivian empezó a jugar al fútbol en el San Viator, donde permaneció hasta los 9 años. Después, pasó por las categorías inferiores del Deportivo Alavés y por el CD Lakua. Pero destacó en el Ariznabarra, uno de los tres mejores equipos de la capital vasca junto a las inferiores del Glorioso y al Aurrera. "Estuvo tres temporadas aquí, hasta cadete de segundo año. Empezó como mediocentro, así que fíjate [risas]. Te hablaba con una templanza que no era habitual en chicos tan jóvenes", cuenta Unai, uno de sus primeros entrenadores. Además de fútbol, también practicaba judo: "Sí, sí. Hacía judo y era bastante bueno en esa disciplina también... Estaba hecho para dedicarse al deporte, eso está claro".

El potencial que ya se le presumía estando en el Ariznabarra, sumado a sus condiciones ("ya tenía cuerpo y piernas de futbolista", recuerdan), le llevó a dar el salto al Santutxu en 2015. Allí se topó con Ibai Gómez, entrenador del juvenil C con pasado en el Athletic y Deportivo Alavés. De hecho, luego compartieron vestuario y entrenamientos cuando el extremo, ahora retirado, regresó a San Mamés en los últimos años de su carrera.

Pese a los cambios, su vida siguió siendo la misma: estudiaba en Vitoria por las mañanas, salía de clase, cogía un autobús y un metro (una hora y media de trayecto) para llegar a Santutxu y, después, vuelta a casa. "Siempre ha sido muy responsable. Siguió viviendo en Vitoria con sus padres y su hermano pese a jugar en el Santutxu. Iba y venía todos los días", relata su entorno. De hecho, él mismo lo explicó en su charla El Viaje por el Día Mundial de la Infancia y la Adolescencia: "Mi día a día era salir de casa a las siete y media, volver a las tres y media, comer, ir a la estación en Vitoria, llegar a Termibus, metro a Santutxu, entrenar y repetir el viaje a la inversa. Llegaba a casa sobre las diez de la noche. Estaba en 1º de bachiller y, claro, siempre tenía deberes". Lo único que cambió fue su posición en el campo: pasó a ser central.

"No era un jugador cualquiera y eso el Athletic lo supo detectar muy rápido. Metía la pierna y la cabeza donde otros no...", añaden. Y así fue. Después de cuajar una buena temporada en el juvenil C del Santutxu, el Athletic entró en escena y cerró su fichaje. Jugó, con apenas 17 años, en Tercera División con el CD Basconia, filial del club bilbaíno. Finalizó el bachiller, en su caso científico-técnico, y empezó un grado en Contabilidad y Finanzas en la Universidad de Deusto. También cursó un máster en esta misma rama. "Siempre le ha dado mucha importancia a formarse y a la lectura. Le gusta mucho leer. Es una persona inquieta por la lectura, por saber, por conocer...", desvelan. Su libro favorito, Metamorfosis de Franz Kafka, fue la novela escogida por el central para explicar su trayectoria en una charla junto a la Fundación del Athletic.

"Metía la pierna y la cabeza donde otros no..."

Su buen rendimiento en Tercera División le abrió la puerta de la titularidad en el Bilbao Athletic y, poco después, empezó a asomar la cabeza en la dinámica del primer equipo. Participó en la pretemporada de la primera plantilla en 2019 a las órdenes de Gaizka Garitano, exentrenador del Almería. "Ya se le veían hechuras de muy buen central, era algo obvio", explican desde el Basconia.

Dani Vivian celebra un gol junto a Cristo González. INSTAGRAM: @danivivian5
Dani Vivian celebra un gol junto a Cristo González. INSTAGRAM: @danivivian5

Unos problemas de espalda demoraron su salto al fútbol profesional, que finalmente llegó en la temporada 20-21 de la mano del Mirandés: "Nada más llegar a Anduva, con sólo 20 años, le dan el brazalete de capitán. Es un líder, tiene mucha garra y unos valores que le han llevado a donde está, lo ha mamado en su casa desde pequeño". En Miranda de Ebro, Vivian disputó 32 partidos, anotó dos goles y se convirtió en una de las revelaciones de Segunda.

Después de completar la mili en Anduva, regresó a San Mamés, ya como jugador del primer equipo a todos los efectos, en la 21-22. "Recuerda a los centrales de los 80. Tiene bastante más calidad de lo que parece. Es muy accesible y su carácter no es de futbolista profesional", apostilla su entorno.

Este curso, el zaguero vitoriano acumula más de 2.600 minutos de juego en 31 partidos, ya consolidado como titular junto a Aitor Paredes, otra de las revelaciones del curso. "Ser capaz de pasar de una cosa a otra y estar concentrado en cada una de ellas, y eso hacerlo durante todo el día, todos los días. Y, dentro de eso, encontrar el disfrute y la satisfacción", explicó en su charla El Viaje. Sólo así podría entenderse su historia y, ahora, su debut en una convocatoria de España.