SEVILLA FC

El debate entre una plantilla excesivamente corta y los cambios de García Pimienta, protagonista de una caída sin frenos en media hora: "No hemos podido"

El Atlético remonta en media hora y deja al Sevilla ante su realidad más cruda. Los nervionenses se volvieron muy tocados, especialmente Kike Salas.

García Pimienta durante el Atlético-Sevilla./AFP
García Pimienta durante el Atlético-Sevilla. AFP
José Manuel Rodríguez

José Manuel Rodríguez

"No es que no hayamos querido, es que no hemos podido". De nuevo, una frase de García Pimienta tras un partido que esconde mucho más de lo que puede llegar a parecer. Un mensaje que se lleva repitiendo varias semanas en el Sevilla, como el pasado lunes tras empatar ante Osasuna. "El equipo ha dado todo lo que tenía", fue aquella vez. Y es que, realmente, los nervionenses hicieron una primera hora de partido muy buena en el Metropolitano.

En un estadio y ante un equipo al que no está llamado a competir el conjunto de García Pimienta. Pero lo hizo mediante la adaptación frente a las fortalezas del rival, el argumento que más sostiene al técnico catalán. Y es que a base de dibujar distintos escenarios muy alejados del 'prototipo' de fútbol con el que llegó a Sevilla, el ex de Las Palmas ha podido derribar cualquier crítica. Este entrenador se adapta a lo que tiene. Y tiene realmente poco.

Una plantilla corta, con defectos claros y evidentes, y una serie de futbolistas con los que Pimienta demuestra constantemente que no cuenta. O, al menos, que no se fía a la hora de competir de verdad. El ejemplo más claro es Valentín Barco. Hasta tres movimientos hizo en el once por tal de no sustituir a Pedrosa con su reemplazo más natural. Aunque le salió de escándalo la apuesta. Kike Salas firmó su mejor partido en la élite... y acabó entre lágrimas por un resbalón que propició el gol final de Griezmann.

Y ese llanto del canterano sevillista, que se marchó así hasta el propio vestuario -allí continuó muy tocado-, refleja la realidad de un equipo sometido ante eso, su propia realidad. La intensidad es la única vía que tiene García Pimienta para poder competir en escenarios grandes. Aunque esto únicamente no bastó. La gasolina de los hispalenses se acabó tras la primera hora... y dio paso a una caída sin frenos.

En media hora fatídica, el Sevilla vio cómo el Atlético le pasaba claramente por encima. ¿Culpa de los cambios? La realidad es que García Pimienta volvió a no agotarlos. Realizó el primero tras el segundo tanto de los colchoneros, y no fue hasta el empate que introdujo a tres futbolistas más en el partido, los dos últimos dos minutos antes del cuarto gol.

Y en este aspecto se basan principalmente los mayores críticos de García Pimienta. Su gestión con los cambios. Aunque, a su vez, puede utilizarse como la máxima defensa al entrenador. Sin jugar se quedaron los dos porteros -Nyland y Alberto Flores-, Jesús Navas, Valentín Barco, Pedro Ortiz, Suso, e Idumbo Muzambo. De estos siete futbolistas, únicamente dos han disputado más de diez minutos en el último mes de liga. Una clara falta de confianza del entrenador en ellos. Y una brutal diferencia con el rival, que metió en el campo a cinco jugadores que bien serían titulares en Nervión: Koke, Sorloth, Lino, Correa y Witsel.

Se puede entender, por tanto, que Pimienta decidiera no ultimar todos los cambios, aunque la clave podría estar en la entrada del último, Marcao, por la forma y a quién sustituía. Con el empate en el marcador e Isaac Romero y Lukebakio con los 'gemelos en la boca' por el esfuerzo titánico que realizó, el brasileño fue el elegido para entrar al campo -junto a un Iheanacho que no tocó el balón-. El mensaje fue claro y contundente en eso momento: a defender todos.

Una renuncia al ataque, a, al menos, tener alguien veloz que en las contras pudiera atemorizar un poco a la defensa del Atlético, que le acabó costando demasiado caro. Más aún después del 4-3, cuando restando cuatro minutos al añadido no tenía ni un argumento ofensivo. Aunque los juicios a posteriori son, siempre, más sencillos, la realidad es que el Sevilla, pese a sus defectos, tiene complicado defender una caída de tal calibre. Duró lo que le aguantó la gasolina. El eterno debate entre una plantilla excesivamente corta y con defectos... y la mano de Pimienta con los cambios.