El ocaso futbolístico de Sergio Busquets enfrenta a Xavi con Luis Enrique
El centrocampista del Barcelona y la Selección está cuajando su peor año en cuanto a números y sensaciones, pero es pieza capital en ambos equipos.

Muy pocas figuras aglutinan tanta polarización como la de Sergio Busquets. Símbolo y guardián de un estilo a la par que culpable y máximo exponente de una forma de jugar a la que muchos dicen que ya no llega. Hay para todos los gustos. El jugador del FC Barcelona afrontará su cuarto Mundial en el momento de más dudas de su carrera y, también, en el curso que está haciendo menos pases desde su año de debut. La realidad es que Sergio Busquets nunca fue tan poco relevante en el verde como este curso con el FC Barcelona. Luis Enrique tratará de revertir la situación en Catar.
Cuando fue preguntado por Busquets, Luis Enrique no dudó. "Estoy tratando de convencerlo para que juegue un Mundial más. Si el partido es el que queremos, no hay un centrocampista mejor que él en el mundo". No hay entrenador que, hasta la fecha, haya dudado de Busquets. Ni Xavi, ni Koeman ni, por supuesto, Luis Enrique. Cuando más cuestionado ha estado, más se le ha reforzado. Y mientras tanto, el público general mira con escepticismo una figura que parece estar más reforzada en la teoría que en la práctica. ¿Qué hay detrás de Sergio Busquets?
Xavi, la tierra prometida
Con el aterrizaje de Xavi Hernández al banquillo culé, se asentó un relato que llevaba implícito ciertos nombres como hilo conductor del mismo. Uno de ellos era el de Sergio Busquets. Con Xavi, el culé trazó en su cabeza una idea holística en la que el centro del campo volvía a serlo todo, con Pedri, Gavi, De Jong y, evidentemente, un Busquets que saldría reforzado. Pero muchas veces la realidad esconde golpes inesperados. Busquets jugó mejor con Koeman que con Xavi y, en general, el centro del campo tuvo mayor peso con el primero que con el segundo.
Xavi debía tomar una decisión. Darle el equipo a Pedri y Busquets o dárselo a Dembélé. En lo que llevamos de curso, Xavi parece más decantado hacia la segunda opción: Busquets da 61 pases por partido en LaLiga, cifra que baja hasta los ¡46! en Champions League. Ambas son sus peores cifras desde el año de su debut. En esta competición, solo ha dado dos pases más que Raphinha y ha estado por debajo de Dembélé. Que el Barça haya sido un equipo vulnerable, tendiente al caos y al desorden tiene mucho que ver con que su brújula apenas haya entrado en juego. En el curso 18-19, el último año en el que el Barça alcanzó unas semis europeas, Busquets llegó a dar 76 pases por partido en Europa. Este año, Sergio ha dado 30 menos.
EL RENDIMIENTO DE BUSQUETS
Existe una relación directa en la forma en la que Busquets juega y compite y cómo lo hace el equipo. Una línea indivisible. A día de hoy, Busquets parece ser un cuerpo extraño en un Barça que quiere ser más vertical y darle más peso a sus extremos, uno que se construya con velocidad. El juego pausado, como a ritmo de brisa suave, del de Badia no parece encajar. De hecho, no es raro ver que Xavi cada vez busque saltárselo más en los primeros pases, alejándolo de la construcción donde hace no tanto era un tótem para que sean otros quienes construyan. ¿Si ahí no se le mira, dónde se hará?
Con Luis Enrique, el retrato es diametralmente distinto. Ante la ausencia de delanteros que marquen la diferencia, en la Eurocopa y la Nations League, el peso futbolístico de la Selección estuvo en el centro del campo. De ahí se explica que Busquets fuese el MVP de la fase final de la Nations y pieza capital de la Euro. La sensación es que hay una barrera que distancia al Busquets de uno y otro equipo y sus propuestas y cada vez más, del papel que juega Sergio en cada uno de ellos. Mientras en el discurso sigue siendo protagonista para Xavi y Luis Enrique, en la práctica se ha visto perjudicado con el técnico egarense. El Mundial servirá para ver si Luis Enrique logra recuperar un nivel que parece perdido.
Messi y una marcha irreparable
La partida de Messi marca un antes y un después en la trayectoria del Busquets más creativo. El centrocampista siempre ha sido un futbolista que disfruta en espacios reducidos, en contextos en los que tiene muchos jugadores cerca y hay siempre un pase vertical al que atender. Ahí, Sergio seguirá siendo el número uno pasen los años que pasen, porque Busquets no necesita más que cinco metros para ser feliz. El problema empieza cuando los metros demandados se expanden. La baja de Messi ha sido crucial.
LOS MEJORES SOCIOS DE BUSQUETS
Durante el último curso de Messi en el Barça (el primero con Koeman), los azulgrana tuvieron unos meses de gran fútbol. De enero a mayo, cuando el equipo se cae de forma terrible ante el Granada en casa, el FC Barcelona jugó un gran futbol. Lo hizo con muchísimos jugadores por dentro: Pedri, Busquets, Messi, Griezmann y De Jong, con Dembélé estirando en punta. Eso le permitió al mediocentro disfrutar mucho, y así lo avalan los datos: fue el curso en el que Sergio más pases ha dado (88,66) y en el que más pases ha dado hacia el último tercio (19,33). La presencia de Griezmann y Messi por dentro, además de Pedri y De Jong, dotó de una estructura basada en la movilidad y la capacidad asociativa de cinco jugadores que prefieren asociarse en corto que mirar lejos. En solo dos cursos ha pasado de máximos a mínimos históricos.
Desde la 14-15, Messi era el socio de Busquets. A nadie le dio más pases el de Badia durante estas temporadas que al rosarino. Con una mirada bastaba para que se encontraran. Ya sin Leo, el panorama ha virado hacia otros escenarios, mucho menos tentadores para Busquets de lo que lo fueron en su momento. Hay menos socios dentro, más distancia entre líneas y los extremos son quienes determinan el ritmo de partido. Ahí, en un equipo que está buscando su voz y estilo, Busquets es un futbolista con demasiada reminiscencia a un tiempo pretérito de incalculable valor al que el Barça parece incapaz de recuperar de nuevo.
El paso del tiempo es tan duro como honesto. Pocas cosas hay en la vida más claras que este. Ni Busquets y su físico impermeable a las lesiones se escapan de ello. Este curso, Busquets está pasando menos... pero también peor. En Liga, acierta el 77% de los pases presionados. En Champions, solo el 70. Digo solo, porque nunca había estado por debajo del 80%, y en el curso 18/19, año en el que el Barça se queda cerca de un triplete, Busi está en 89% (Liga) y 93% (Champions). Sergio pasa menos, pero también peor. Y aquí nace una pregunta que tiene una difícil respuesta. ¿Pasa peor porque no llega a más o lo hace porque el equipo ya no le ayuda? Como suele ser habitual en este deporte, la respuesta esconde muchas capas de verdad que pueden parecer contradictorias.
A ratos hablar de Busquets es como hacerlo de una especie en peligro de extinción. Debe ser protegido y solo vive en un terreno muy particular y cuidado. Necesita ciertas condiciones a su alrededor que son indispensables. El famoso contexto. No descubrimos nada si aseguramos que todos los jugadores dependen en mayor o menor medida del escenario colectivo para brillar. Pero los mejores siempre son aquellos capaces de ayudar a generarlo independientemente del encuentro. De agarrar el partido por la pechera y zarandearlo, haciéndoselo suyo. Busquets siempre brilló en ese contexto, ahí fue y sigue siendo el mejor, pero nunca fue quien lo generó cuando este no aparecía.
Un contexto en el que donde Busquets más dominante ha sido es a través del posicionamiento tras pérdida. El canterano azulgrana ha sido un jugador que donde siempre ha destacado es precisamente defendiendo hacia adelante, siendo uno de los futbolistas más determinantes en este aspecto. Este curso, Busquets tiene los peores registros en cuanto a presiones (2,41) y contrapresiones (0,28), que son aquellas que se dan cinco segundos después de que el equipo pierde la pelota, de toda su carrera. Sin ir más lejos, el último año con Koeman sumaba más de 3,9 presiones y 0,72 contrapresiones ganadas.
Busquets siempre fue uno de los mejores en la contrapresión ya no del Barça, sino de toda Europa. Seña de identidad de Sergio y de un estilo de juego que el de Badia dominaba como pocos. Precisamente porque responde a un posicionamiento colectivo previo, uno que señala dónde están tus compañeros y dónde se da la pérdida. Cuanto más arriba y más junto, más opciones tiene Busquets para saltar con éxito. Durante toda su carrera, Sergio estuvo en el Top 3 del Barça en cuanto a contrapresiones ganadas. Este curso, es el sexto del equipo. Y aquí, aunque Sergio llegue tarde, existe una parte relevante que habla de la incapacidad colectiva para imponerse.
Se debe mirar a la propuesta colectiva para entender el caso individual. Xavi quiere que sus centrocampistas estén en muchos sitios y hagan distintas tareas, algunas de ellas más relacionadas con la creación de espacios sin balón que con la creación de ellos a través del cuero. Gavi, jugador que en Champions solo ha dado más pases (41) que Ter Stegen y Lewandowski, es la prueba de ello. El andaluz está siendo usado como una pieza que ataca espacios y le genera los mismos a Dembélé en el flanco derecho, mientras que Pedri va variando su rol. La irrupción de De Jong le da a Xavi un jugador que manda en los primeros metros con mucha contundencia y eso, siendo positivo para el equipo, no lo es tanto para Busquets.
Es tan cierto que Busquets necesita un contexto muy particular como que el FC Barcelona no sabe generarlo con continuidad. Y a eso se le suma que, en días marcados en el calendario, Busquets sigue estando lejos de ayudar al Barça a construir el escenario en el que sentirse cómodo y el equipo tampoco puede corresponderle. Y aquí nace el debate crucial. Mientras Lucho renuncia a algunas cosas (ataques verticales, más transiciones), refuerza a Sergio para que el tiempo apenas pase. Xavi, por contra, busca verticalizar y ser un equipo más largo. Busquets nunca fue tan transparente como ahora, nunca tan vulnerable. Y mirar a Sergio y su salud futbolística es, también, mirar la del equipo al que defiende.