CELTA

La delicada economía del Celta amenaza la próxima temporada: problemas con las renovaciones, dudas con los fichajes, una vía de escape y pelea por ingresos extra

Es muy posible que el equipo vigués baje su límite salarial.

Marco Garcés, director deportivo del Celta. /RC CELTA
Marco Garcés, director deportivo del Celta. RC CELTA
Óscar Méndez

Óscar Méndez

"Tenemos que esperar, hay muchos jugadores que están cedidos y que regresan. Tenemos que entender cuál es nuestro presupuesto y nuestras necesidades dentro del esquema táctico para saber a quiénes podemos renovar y no". Marco Garcés, director deportivo del Celta respondió así el pasado 25 de marzo cuando se le preguntó por las posibles renovaciones de Alfon y Sergio Carreira, dos jugadores que acaban contrato el 30 de junio y que están brillando en Vigo. De hecho, el atacante tiene pie y medio en Sevilla ya. Una contestación que deja clara la delicada situación económica que vive el club.

En circunstancias normales, dos jugadores como los mencionados, cuyo rendimiento está fuera de toda duda, con sentimiento de pertenencia (sobre todo en el caso de Carreira) y cuyos salarios no son desorbitados, estarían renovados desde hace semanas. No ha sido así en el del Celta, que tiene que medir casi al milímetro cada operación que realiza y que vive amenazado de cara a la próxima temporada.

El hecho de no cerrar ninguna de estas dos ampliaciones de contrato muestra el gran problema económico que tiene el club, mientras el primer equipo, liderado por Claudio Girádez y con una plantilla comprometida, marcha séptimo en la clasificación. Son las dos realidades de una entidad que en las próximas semanas debe tomar decisiones importantes de cara al futuro cercano. Ahora mismo, la hoja de ruta de la dirección deportiva marca que habrá pocos fichajes y a bajo coste en verano.

Porque el Celta, además, tiene un problema de excedente de jugadores. Media docena de cedidos regresarán el 1 de julio y casi ninguno cuenta para el cuerpo técnico. Dos son los casos que más preocupan en Vigo: Unai Núñez y Carles Pérez. Fichados bajo el paraguas de Luis Campos, el predecesor de Garcés en el cargo, están entre los tres sueldos más importantes de la plantilla y ahora mismo son un problema para el club. Con el central vasco hay esperanzas de que vuelva a salir hacia Bilbao (cedido o mediante un traspaso bajo), pero más dudas hay con el catalán.

Su presencia o no en la plantilla condicionará una planificación que ya empieza tocada. En A Sede dan por hecho que el curso que viene tendrán que reducir el límite salarial salvo que aparezca una previsión de ingresos extraordinaria como podría ser la participación en la Europa League. Y todo ello pese a ingresar cerca de 50 millones este curso (Larsen, Douvikas, Bamba...) y no invertir dinero en fichajes.

El Celta está pagando en la actualidad malas decisiones del pasado. O más bien, decisiones que salieron mal. Los mencionados casos de Unai Núñez o Carles Pérez o el millonario despido de Rafa Benítez, que todavía siguen pagando, son algunos de esos males. Además, el club está viviendo momentos de tensión interna tras la salida de su CEO, José Gainzarain.

Muchos aficionados celestes se preguntan cómo es posible llegar a esta delicada situación económica si en los últimos dos años se han producido las dos mayores ventas de la historia de la entidad (Gabri Veiga y Larsen). La respuesta está en el límite salarial. La marcha del canterano lo disparó en 15 millones, pasado de 63 en febrero de 2023 a los casi 80 en septiembre de ese año. Pero mantenerlo, hay que seguir generando ingresos recurrentes, lo que obligaría a una gran venta cada verano en el caso del Celta.

Una vía de escape para esta situación puede ser Europa. Séptimo en la clasificación, ahora mismo el equipo jugaría Europa League, una competición que da mucho dinero. Se estima que el Athletic, por ahora, ha ganado unos 12-15 millones de euros por su rendimiento deportivo y sin tener en cuenta el reparto televisivo, que se hace al final de temporada. Un buen pellizco, sin duda.

Para evitar tener que depender exclusivamente del mercado de fichajes, el club no ha dejado de trabajar en la sombra y ha llegado a un acuerdo con el Ayuntamiento para una nueva concesión de Balaídos que le permita explotar el estadio todo el año y generar unos ingresos extra. También tiene en marcha la segunda fase de su ciudad deportiva, lo que le permitirá conseguir dinero a partir de 2027. Mientras tanto, deberá ajustarse el cinturón.