OPINIÓN

El derbi de Jesús Navas... y de una crisis desconocida en el Betis

Jesús Navas durante el partido./EFE
Jesús Navas durante el partido. EFE

El último baile de Jesús Navas en un derbi encendió al sevillismo. Con un derbi con el colorido de los de antaño y con ese sabor especial de partido más importante de la temporada. El corazón del palaciego fue el del Ramón Sánchez-Pizjuán. Las noches mágicas europeas también se viven en el localismo. La casta y el coraje del Sevilla para dedicarle el triunfo al gran capitán… y de paso meter al Betis en una crisis desconocida en tiempos de Manuel Pellegrini.

Celebración del triunfo en el derbi con Navas. J. M. RODRÍGUEZ

El estadio se vino abajo cuando Navas entró al campo. Corría el minuto 71 y el palaciego se convertía en el futbolista con más derbis disputados de la historia. Ni esas molestias en la cadera pudieron con el capitán sevillista, quien ya en la previa se había encargado de transmitir sus energías al sevillismo. Quería disfrutar de una despedida especial y el sevillismo se la volvió a dedicar. Con un colorido como en los derbis de antaño cuando nadie dudaba de que el duelo de rivalidad era el partido más importante de la temporada.

También fue el derbi de Xavier García Pimienta. Discutido en el arranque liguero, el técnico catalán nunca cambió su mensaje y el tiempo le ha ido dando la razón. Sí, este Sevilla no tiene la calidad de esos de nivel Champions, pero el técnico ha empezado a construir un equipo de fútbol que además supo competir el derbi. "Sevilla, échale huevos", le cantaron al autobús del equipo cuando llegó al estadio, pero en el césped fue algo más que testosterona.

Más tocado queda Pellegrini. Tras el bochorno europeo se esperaba un Betis con ganas de reivindicarse. Nada más lejos de la realidad. Escaramuzas de Lo Celso y Vítor Roque en el primer acto, el Betis se descompuso con el gol de Lukebakio. Esta vez ni el rosarino, a menos en el partido, fue suficiente. Sin capacidad de reacción, ni siquiera con los cambios, el Betis sale de Nervión con muchas dudas. Noveno derbi liguero para el chileno sin conocer la victoria y un inicio liguero lejos de las expectativas. Tres derrotas en los cinco últimos encuentros, un empate ante el colista Las Palmas y un pírrico triunfo ante el Espanyol. Pellegrini y su equipo, al rincón de pensar.

Y es que era el día de Navas. Levantado a hombros por sus compañeros con un estadio enloquecido para festejar la supremacía en los derbis. Con una afición que se olvidó de esas luchas internas. Las cosas de casa se resuelven en otro momento. Nervión quería disfrutar de ese equipo que lidera su capitán. La fiesta del derbi fue rojiblanca. Al son de Navas, el mejor ejemplo de la carretera de Utrera.