Detrás de la plantación del césped del Camp Nou hay un movimiento de marketing y un matiz técnico: "Nunca se coloca cuatro meses antes de jugar"
Aunque el verde ya luce, deberá cambiarse antes de que el equipo regrese. Podría suceder en más de una ocasión a lo largo de la temporada.

A la gran temporada del Barcelona hay que sumarle el mérito de haber competido por segundo curso consecutivo fuera de su casa. Aunque se ha ido haciendo cada vez más suyo el Lluís Companys, todo el mundo ansía regresar cuanto antes al Spotify Camp Nou. Sobre todo, el departamento económico. Recientemente, el club publicó fotografías y vídeos del césped plantado en el Estadi, aunque sobre este tapete verde no llegará a rodar ningún balón.
Hay dos formas de entender este movimiento. Por un lado, el club sigue alimentando la ilusión del socio, evidenciando que cada vez queda menos para que el estadio pueda abrirse al público -aunque se pueda entender como un movimiento de marketing-. A nivel interno hace semanas que se señalaron como fecha clave el inicio de Liga, pero hay otra que marca mediados de septiembre, después del primer parón de selecciones. La buena noticia es que, como mínimo hasta final de mes, se podrá seguir trabajando con el horario 'ampliado'.
Algunas de las personas que han podido presenciar el césped en directo explican que hay algunas zonas irregulares, pequeños bultos, y líneas de cal que no están del todo rectas. Desde el club y la constructora coincidían en que tenían que pasar dos meses desde la plantación del césped hasta se pudiera llegar a jugar en él. Según la estimación de estos tiempos, podrían llegar a pasar unos cuatro hasta que ruede el balón.
"Desde un punto de vista técnico no tiene sentido, es muy extraño. Ese césped se va a tener que cambiar, nunca se pone cuatro meses antes de jugar y además en medio de una obra, ya que se va a llenar de polvo, residuos... Ese césped se deberá cambiar", cuentan fuentes de una de las empresas líderes de césped híbridos, el modelo que se implementará en el Camp Nou. "Lo lógico es poner el césped en julio/agosto si vas a jugar en septiembre", añade la misma persona.
El Madrid lo tuvo que cambiar cinco veces
El Real Madrid ya hizo algo similar. Tuvo que cambiar el césped hasta en cinco ocasiones porque, tal y como hará el Barcelona, pudo seguir avanzando las obras mientras se disputaban partidos en el Santiago Bernabéu. "Todo esto provoca que el césped se deteriore más rápido. El Barça el año que viene, si vuelve al Camp Nou, deberá asumir que deberá cambiar el césped varias veces", explica la fuente. Cada cambio de césped puede costar unos 300.000 euros.
Sin embargo, también existe un motivo técnico. "Puede haber una explicación con un cierto sentido. Garden Tona, como ocurre con el césped del Johan Cruyff, planta primero el césped natural y luego inserta una a una las fibras artificiales. De esta manera, las fibras ya están instaladas y solo se deberá cambiar el natural. Hay máquinas que lo hacen", cuenta el experto. Para poder seguir la evolución de las obras, el club dispone de vuelos en el helicóptero sobre el Camp Nou, el Lluís Companys y la Ciutat Esportiva por 289 euros.
Detrás de este movimiento también está la contabilidad del ingreso por los asientos VIP del Camp Nou que el auditor actual, Crowe Spain, no añadió en los estudios previos de las cuentas del ejercicio, lo que sacaría al Barcelona de la normativa 1:1 tras obtenerlo en enero cuando otro auditor efímero, Abauding SL, sí lo hizo. A riñas con LaLiga, que el Camp Nou dé ese aspecto de casi acabado, a punto de rodar el balón, puede llegar a ser clave para que se adjunte ese montante. O al menos algunos auditores piensan eso.