FC BARCELONA

Detrás del primer año del Ansu Fati post lesiones: disección de una posibilidad

El canterano ha terminado el curso siendo el delantero menos utilizado a pesar de ser el segundo máximo goleador del equipo.

Ansu Fati durante la Supercopa de España. /GETTY
Ansu Fati durante la Supercopa de España. GETTY
Albert Blaya

Albert Blaya

Todos necesitamos siempre y a todas horas, ídolos. Cuanto más precoces, mejor. Ansu Fati heredó el 10 de Lionel Messi estando lesionado de gravedad y con apenas un año al máximo nivel. La gente no vio precipitación, sino heroicidad. Necesitamos héroes. Lo que nos mueve es, casi siempre, la necesidad de generar y destruir de forma constante. Y Ansu Fati, con todos sus matices, es el ejemplo perfecto.

Para iniciar el debate necesitamos las cartas marcadas de un inicio. Ansu Fati es, tras Robert Lewandowski, el máximo goleador del equipo (junto a Raphinha, aunque con 1.000 minutos menos), con diez goles en todas las competiciones pese a haber sido el delantero menos usado (1.824 minutos). Esto lo ha logrado tras sumar únicamente 1.171 minutos en dos temporadas, con múltiples lesiones y recaídas de por medio. Y con todavía 20 años. Y aún con todo ello, las sensaciones no han sido las mejores, y en vez de leerse como un paso hacia delante, se ha visto como un stand by. ¿Por qué?

El Ansu previo, un juguete nuevo

Para entenderlo, debemos mirar el pasado. Ansu emergió como un niño prodigio porque tenía gol. Eso fue lo primero que le valió un billete para el primer equipo a pesar de sus 17 años y físico pueril; el gol. Y no uno cualquiera, sino uno buscado en el mercado, capaz de generarse el disparo tras regate, desmarque o pared. Su repertorio era extenso y su golpeo supereficiente, facturando con facilidad pese a la edad y la dificultad de crecer en un Barça deprimido. Su sonrisa contagiaba.

Una vez la gente normalizó lo paranormal, empezó a crecer como jugador, poniendo sobre la mesa una serie de recursos técnicos que invitaban a ser muy optimistas con su techo como jugador: regate en parado, una agilidad y velocidad de pies capaz de dejar atrás a su par y generarse disparos de calidad, desmarques de ruptura y finura técnica. No era sólo gol, sino un ramillete de valores que unidos ponderaban muy alto al futbolista. 

Desde agosto de 2019 hasta noviembre de 2020, cuando se lesiona, Ansu Fati marca 15 goles en Liga con un xG de 6,9, mostrando su capacidad insólita para el gol. Pero lo extraño (y valioso) era todo lo que le llevaba a esas situaciones, su variedad de movimientos y una velocidad gestual que recordaba a los pies de un boxeador, picoteando la frontal como si fueran su ring particular.

Ansu recibiendo con tres jugadores muy cerca suyo.
Ansu recibiendo con tres jugadores muy cerca suyo.
Tras regatear y recortar hacia fuera, se genera el espacio ante los tres futbolistas para armar el disparo.
Tras regatear y recortar hacia fuera, se genera el espacio ante los tres futbolistas para armar el disparo.

Esa capacidad, que traía de serie de inventar disparos a la velocidad de la luz y bajo situaciones de presión, elevó el techo del jugador y su rol en el FC Barcelona, donde sólo Leo Messi podía hacerlo en conducción con facilidad. Nadie más.

El disparo sale rozando el palo.
El disparo sale rozando el palo.

Antes de su lesión, Ansu también empezaba a mostrarse como una opción interesante desde la punta del ataque como '9'. Con Messi y Griezmann por detrás, el canterano aprovechaba su olfato, lectura y precisión en sus gestos para ser una buena opción y liberar más a Messi. Yendo al espacio y generando sus opciones con recorridos largos pese a estar físicamente en crecimiento.

Ansu tirando un desmarque profundo al espacio, iniciando como la referencia principal en la punta de ataque.
Ansu tirando un desmarque profundo al espacio, iniciando como la referencia principal en la punta de ataque.
Detrás del primer año del Ansu Fati post lesiones: disección de una posibilidad

Lo que tenía Ansu que le permitía sumar con relativa comodidad, independientemente de la zona en la que iniciase el remate, era su balanceo con el cuerpo. Era capaz de ir y volver a la misma dirección de la que había arrancado sin perder su centro de gravedad, manteniendo un equilibrio que desajustaba al defensa mientras él salía indemne.

Detrás del primer año del Ansu Fati post lesiones: disección de una posibilidad

La nueva realidad de Ansu

¿Y ahora qué? Tras la lesión que sufrió en noviembre de 2020, Ansu tardó casi dos años en volver sin contratiempos. Su curso 2021/2022 estuvo marcado por las lesiones musculares y sus recaídas, dejándole en sólo 574 minutos de juego. Este era el de su regreso y ya con la temporada acabada, las preguntas son múltiples. ¿Por qué, a pesar de los goles, la sensación es que no ha sido un buen año? ¿Qué hay detrás de estas sensaciones? ¿Es recuperable?

Lo primero es que, pese a haber tenido una buena participación goleadora, Ansu Fati ha estado por debajo de lo esperado por primera vez desde que debutó con el primer equipo. En Liga, son 7 goles de los 9,4 xG que marca la estadística avanzada. Nunca había generado tanto volumen ni sus ocasiones habían sido de tanta calidad como este curso, pero su capacidad anotadora ha perdido eficiencia. En la 19/20, año de debut, Fati anotó también 7 goles... de 3,6 xG. Duplicó lo que la estadística marcaba.

La lesión le ha limitado la movilidad y eso ha provocado que su radio de acción se haya reducido, teniendo más presencia en área contraria y punto de penalti, donde los movimientos explosivos son menores y el olfato sigue pesando. Este curso, sus disparos han tenido un xG de 0,15 por cada tiro, superior a los 0,12 de antes de la lesión. Mayor calidad en sus ocasiones, peores resultados.

Ansu recibe en ventaja y con todo el campo en 1x1 ante el central del Mallorca.
Ansu recibe en ventaja y con todo el campo en 1x1 ante el central del Mallorca.

En acciones que requieren explosividad y cambios de ritmo en distancias largas, se ha visto que no confía en ese cambio de ritmo y prefiere contemporizar y jugar con el cuerpo. Pero una situación como la de arriba, en 1x1 con todo el campo por delante, debería ser una ocasión de gol.

Ansu se frena, esperando que el defensa llegue a su altura.
Ansu se frena, esperando que el defensa llegue a su altura.
Fasti termina intentando un pase a Lewandowski con el exterior que choca con el defensa.
Fasti termina intentando un pase a Lewandowski con el exterior que choca con el defensa.

Comparado con el Ansu prelesión, el actual regatea mucho menos (1,13 vs 2,19) y gana menos faltas (1 vs 1,9) que antes, sinónimo de esa pérdida de chispa y confianza en sus posibilidades en el pico del área, evolucionando a un jugador más pesado de movimientos y menos preciso, que prioriza moverse por el área a interactuar lejos. Tras casi dos años parado, lo lógico es que su fútbol vaya encontrando un camino coherente y lógico con el nuevo Fati.

¿Qué debería hacer el FC Barcelona? El caso Ansu Fati está tan lleno de secretos y silencios que poder sacar una conclusión parece complejo, pues se corre el riesgo de omitir una parte crucial, que es la de su físico. Sin saber en qué estado está y si, como apuntó el analista Albert Morén, podrá recuperar su nivel previo como ha hecho este curso Ter Stegen, es imposible posicionarse claramente.

El Barça es un club distinto al de 2015. En aquellos tiempos, Ansu (y el club) se hubiese podido permitir un tiempo que en el actual Barça no existe, o escasea más, y esto complica la lectura de su futuro. Si alguien se ha ganado el derecho a reclamar un valor tan cuestionado en el deporte de élite como la paciencia, es Ansu Fati. Si alguien merece que el club espere y hasta devalúe su valor, es él. Si recuperase el nivel, el daño sería mucho mayor que el beneficio que ahora el club pudiese sacar.

¿Aceptará Ansu una realidad distinta a la prometida por su propio juego? Aquí reside la clave de todo. Si el delantero no puede regresar al nivel anterior, su fútbol deberá amoldarse, aceptar ciertas renuncias y renunciar a algunos excesos. Aún en su peor año, el canterano ha marcado más goles que cualquier delantero que no se llame Robert y se apellide Lewandwoksi, y eso siendo el menos utilizado. El futuro de Ansu Fati está sujetado a distintas variables, pero tengo claro que si existe la mínima opción a recuperar una versión no tan lejana, el canterano no debería moverse del club.