Detrás de los primeros 50 partidos de Xavi: mitos y verdades
En sus primeros 50 partidos ha ganado menos que Koeman o el Tata Martino, pero también lo mismo que Rijkaard.
La numerología siempre es un arma de doble filo. Y muchas veces solo sirve como refuerzo de un argumento previamente construido. Xavi Hernández está más cuestionado que nunca después de quedar virtualmente eliminado de la Champions a las primeras de cambio y tras el varapalo en el Clásico, llegando así a sus primeros 50 partidos con solo 28 victorias. Solo Serra Ferrer ganó menos que él (datos a partir de la llegada de Cruyff). Pero, ¿Qué hay detrás de estos números?
Un número sin una explicación es un pase sin receptor. Podemos quedarnos embobados mirando el envío pero nadie llegará a recibirlo. Lo que hace que un dato sea o no relevante es lo que hay detrás de él. Cuando Xavi recoge al FC Barcelona, el conjunto azulgrana se encontraba sumido en una crisis de juego, resultados e identidad. Hundido por lesiones como las de Ansu o Pedri, atormentado por la reciente marcha de Messi y con muchos futbolistas que irrumpían por primera vez en el máximo nivel y otros que estaban ante sus últimos coletazos. Una plantilla descompensada y claramente débil competitivamente hablando. Los datos de Koeman aquel curso eran de seis victorias, cinco empates y cinco derrotas. ¿Qué sucede después?
RESULTADOS DEL FC BARCELONA
Xavi hasta enero tiene que tirar con la misma plantilla y una presión añadida por la ilusión que generó su llegada y porque el equipo necesitaba reaccionar para no hundirse del todo. Del "es lo que hay" de Koeman a un mensaje distinto, positivo, y tratando de recuperar rendimientos apagados. En sus primeros encuentros, Xavi mantiene el mismo porcentaje de victorias que Koeman aquel curso, 37.5%, pero pierde contra Bayern o Real Madrid, equipos a todas luces mucho mejores. Como siempre, hay un juego de expectativas y realidad, de proyección y presente entremezclados que confundieron al aficionado.
Una vez el Barça acude al mercado y hasta el final de curso, Xavi gana el 58% de los encuentros con un equipo mejorado (Ferran y Aubameyang como máximos representantes) y con el regreso de Pedri. De enero a abril Xavi vence con rotundidad a equipos como Nápoles, Valencia, Athletic, Atlético de Madrid y Real Madrid. Goleaba y convencía en un tramo de dulce en el que todo parecía empezar a florecer. LLegó el Eintracht y, de nuevo, la lesión de Pedri que truncó un tramo final sin hambre ni ritmo, con un retroceso a nivel de juego que señalaba a un grupo demasiado cansado después del sobreesfuerzo realizado tras invierno y sin su jugador más clarividente disponible.
Este curso, el Barça ha ganado el 61% de los partidos. Pero las derrotas han sido ante Bayern, Inter y Real Madrid. Equipos de pedigrí y en momentos clave. Aquí no importa tanto el porcentaje, sino el caso concreto. No interesa tanto el dato macro sino el partido en cuestión, pues este Barça de Xavi ha demostrado algo: compite cuando tiene al equipo disponible en su totalidad, como si se tratara de un reloj suizo al que si le quitas una pieza deja de funcionar. Las lesiones de Koundé y Araújo desnudaron la transición defensiva del Barça y ahí volvieron todos los traumas previos. Las mismas sensaciones.
Para ser un muy buen equipo necesitas que el colectivo sobreviva a los nombres. Así Luis Enrique sobrevivió a la lesión de Messi y ganó 0-4 en el Bernabéu y cuajó quizás algunos de sus mejores partidos en aquel tramo. Valverde reaccionó a la marcha de Neymar reforzando al grupo y Rijkaard, tras un inicio calcado al de Xavi, terminó siendo el entrenador del doblete y la segunda Champions para el club porque entendió que todo tiene un proceso y sin grupo no hay individualidad que valga. Xavi tiene en sus manos demostrar si estos primeros 50 partidos están más cerca de los de Rijkaard que los de Serra Ferrer, porque como -casi- todo en el fútbol es cuestión de perspectiva y, sobre todo, de tiempo.
El Barça de Xavi vive entre dos mundos. Amenaza con ser y a ratos es lo que promete, pero ante cualquier revés se postra delante del rival, incapaz de reaccionar. Con lesiones clave en momentos muy importantes, Xavi no ha podido contar con su once de gala con continuidad, y cuando lo hizo el Barça estuvo a buen nivel. Queda descubrir si el técnico es capaz de anteponerse a los problemas ajenos y controlar y remediar los propios antes de sacar conclusiones definitivas.