La ejemplar reacción de Pere Milla con el árbitro al gol anulado que daba la victoria al Elche

En pocas ocasiones en el fútbol de hoy un futbolista reacciona con empatía a un error arbitral. Ha sucedido en el Valencia-Elche de este domingo en Mestalla, cambiando el foco de la noticia. No es la acción polémica en sí, sino las palabras de Pere Milla, en caliente, sin excusas, al final del encuentro, en un ejercicio de comprensión inusual.

Por poner antecedentes a lo sucedido. Minuto 72: 2-2. Contraataque del Elche por la banda izquierda. Ezequiel Ponce avanza y avista a su compañero Nico entrando en área. Mientras, por el centro, junto al colegiado Pulido Santana, el valencianista Yunus detiene a Pere Milla, que busca llegar a la jugada en segunda línea. Cae. En el mismo instante de la falta, Ponce ha soltado el balón buscando a Nico, en posición muy ventajosa dentro del área. El árbitro decide parar el partido y señalar la acción que sucede a su lado. Pita y al segundo el Elche, por medio de Nico Fernández, ha culminado la jugada haciendo el 2-3. Ha detenido una acción de gol por una falta intrascendente para el desenlace final. Los jugadores ilicitanos claman, rodean al colegiado. No ha dado la ley de la ventaja. El encuentro termina 2-2.

Los periodistas afilamos teclados, preparamos almohadillas de micrófonos, esperamos ávidos a los protagonistas del Elche. Se huele la sangre, la rajada, palabras más altas que otras, incluso malsonantes.

Llega Pere Milla a los micrófonos, el 10, capitán del Elche. Acaba de hacer dos goles en Mestalla, los mismos que Edinson Cavani. Le ha faltado que el colegiado no errase e hiciese el tercero de su equipo para ser héroe del derbi. Todo listo, habla.

"Voy a ser sincero. Le he visto la cara y tenía cara de 'qué putada'. Veníamos hablando de los árbitros, por el penalti... Le he visto la cara y le sabía mal. Él sabía que tenía que dar la ley de la ventaja, ha pitado porque nos equivocamos todos. Él se ha equivocado, me lo ha reconocido, lo sabe y no pasa nada, el fútbol sigue, la vida sigue. Me sale mal por él porque lo ha hecho con toda la fe del mundo. Somos personas, no máquinas, ya está", declara en un ejercicio de sensatez poco visto, no agarrándose al exceso de pulsaciones y al calor del final de 90 minutos disputados.

No brama tampoco Jorge Almirón, de nuevo jefe del Elche de Pere Milla: "Era falta, pero la acción acabó en gol. Normalmente, en todos los partidos que uno ve se da ley de la ventaja en estas acciones, pero aquí el árbitro no dejó seguir. Perdimos dos puntos que eran muy importantes. Se te queda la sensación de injusticia. Nos dolió esa jugada", afirma algo más dolido y recordando la mala racha ilicitano con los colegiados.

"Uno a veces como profesional entiende la situación y procura que su equipo no pierda las formas. Pero es verdad que cuando se van sumando situaciones como la de hoy, cuesta mucho", concluye. Cuesta, por eso el gesto de Pere Milla tiene aún más valor.