REAL MADRID - GIRONA

El encuentro frustrado entre Florentino y Puigdemont tras la declaración de independencia acabó con derrota del Real Madrid y exilio del político

El Girona salió vencedor en el primer partido de su historia en LaLiga ante los blancos.

Carles Puigdemont, en el palco de Montilivi en un partido del Girona contra el Madrid Castilla. /Fons El Punt - Avui / Lluís Serrat Masferrer
Carles Puigdemont, en el palco de Montilivi en un partido del Girona contra el Madrid Castilla. Fons El Punt - Avui / Lluís Serrat Masferrer
Marc Mosull

Marc Mosull

El viernes 27 de octubre de 2017, el Parlament declaró la independencia de Cataluña y proclamó la República Catalana tras asumir "el mandato de su pueblo expresado en el referéndum del 1 de octubre". Una hora después, el Senado español aprobó la aplicación del artículo 155 para frenar el proceso independentista y cesó al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y a todo su gobierno, restringiendo además los poderes del Parlamento catalán, al tiempo que la Fiscalía preparaba una querella por rebelión y sedición contra Puigdemont y compañía.

Estaba previsto que dos días después el Real Madrid visitara por primera vez Girona, feudo independentista y la ciudad donde nació y fue alcalde Puigdemont, en un partido de LaLiga cuyas horas previas estuvieron marcadas por el tenso clima político entre la capital de España y Cataluña. Desde la prensa editada en Madrid se llegó a poner en duda que fuera apropiada la disputa del encuentro, alertando de los peligros que podía entrañar la visita a Montilivi de los blancos.

Otro de los focos en la previa fue el posible encuentro entre Florentino Pérez y Carles Puigdemont en el palco de Montilivi. El presidente del Real Madrid, pese al alarmismo generado por los medios, le dio normalidad a la situación y anunció que acudiría al encuentro con la expedición blanca. Puigdemont, por su parte, fue invitado por el Girona. Años antes, en 2013, el político catalán, cuando era alcalde, ya presidió el palco del estadio en un partido entres los locales y el filial del Real Madrid, en el cual jugaban Lucas Vázquez y Casemiro, entre otros.

Durante el sábado 28 de octubre, el día previo al encuentro, al político se le vio en la ciudad de los cuatro ríos y eso alimentó la teoría de que sí se sentaría en la zona noble del campo catalán. De hacerlo, por cuestiones de protocolo, ocuparía la primera fila del palco, junto a Delfí Geli y Florentino Pérez, más allá de sí le considerara presidente o expresidente de la Generalitat de Cataluña.

Puigdemont declinó la invitación

Finalmente, Puigdemont no asistió al histórico partido entre Girona y Real Madrid del 29 de octubre en la temporada del debut de los catalanes en Primera División. No hubo encuentro con Florentino Pérez. Durante los 90 minutos, por cierto, ni rastro del clima belicoso que pronosticaron algunos. "Había muchos aficionados del Madrid repartidos por el campo que iban con la camiseta de su equipo o con banderas de España. Y no pasó nada", confirma uno de los presentes a un encuentro en el que convivieron rojigualdas, senyeras y esteladas sin ningún tipo de problema. Estas dos últimas, claro, fueron mayoría.

La prensa de Girona destacó la "maravillosa normalidad" con la que se desarrolló el encuentro, celebrado en el día de Sant Narcís, en plenas fiestas de la ciudad. Ese domingo fue puro catalanismo en el municipio, con diada castellera y cantada de habaneras incluidas. "En el minuto 17:14, cuando el Girona ya perdía, se cantó lo de 'Independencia' y 'presidente Puigdemont', pero fue una manifestación más que una provocación, no hubo tensiones", revela uno de los espectadores que vio en directo como Stuani y Portu le dieron vuelta al gol de Isco y desataron la fiesta en Montilivi.

Todavía hoy se recuerda en Girona aquel triunfo, por lo que significaba en lo deportivo tumbar al Madrid de Cristiano Ronaldo y compañía, pero también por la carga simbólica de vencer al club de la capital en los días más crudos del Procés. "Si tuviera que elegir una victoria contra ellos me quedaría con la de Sant Narcís de la temporada pasada, en un momento delicado para Cataluña", dijo el capitán Àlex Granell tras conquistar al año siguiente el Bernabéu. Entonces, se acordó de los presos políticos catalanes y también de Carles Puigdemont, que ya no estaba en Cataluña.

El lunes 30 de octubre fue de resaca en la ciudad gironina. Y también fue un día de despedidas, pues Puigdemont, en el día que se iba a presentar la querella contra él por parte de la Fiscalía, abandonó el país. Se fue en coche hasta Marsella y ahí cogió un avión rumbo a Bélgica donde se exilió. Y siete años y medio después ahí sigue.