REAL MADRID - BARCELONA

La decisión que cambió el destino de Andri Gudjohnsen pese a su padre... y los Chupa-Chups de Ronaldinho: "Sabía que quería jugar en el Real Madrid"

El delantero islandés, ahora en el Lyngby BK danés, repasa su carrera en Relevo.

Andri Gudjohnsen, durante su etapa en La Fábrica./INSTAGRAM: @andri.gudjohnsen
Andri Gudjohnsen, durante su etapa en La Fábrica. INSTAGRAM: @andri.gudjohnsen
June Lavín

June Lavín

Andri Guðjohnsen (Londres, 2002) vivirá el Clásico de este domingo a 2.485 kilómetros del Bernabéu. Lo hará en Lyngby, una pequeña localidad al norte de Copenhague. Es su nueva casa. "Estoy muy feliz y muy a gusto aquí", reconoce en un español fluido que lleva más de quince años perfeccionando. Pasó por las categorías inferiores del Real Madrid y su padre Eiður, jugador del Barça entre 2006 y 2009, le inculcó una pasión que todavía conserva. "Mi padre siempre me ha dicho que ser futbolista es hacer lo que amas toda la semana, pero que es muy difícil mentalmente. Te quita tiempo con tu familia, hay viajes largos...", dice a Relevo.

Andri Gudjohnsen, sobre su llegada al Madrid... y la llamada del Barça.RELEVO / ALEJANDRO MORÁN

Andri nació en Londres, cuando su padre jugaba en el Chelsea, pegado a una pelota. Menciona un torneo que se disputaba todos los veranos, "en un sitio un poco fuera de Reykjavik", como su primer gran recuerdo relacionado con el fútbol: "Siempre tendrá un sitio especial". Mucho ha llovido desde entonces. Destaca sus años en el fútbol base del Espanyol: "Fueron años muy bonitos. Aprendes mucho y te da mucho estar en un club así, donde el primer equipo jugaba en una liga top como la española". Y no olvida los derbis catalanes. "Los partidos contra el Barça siempre molaban mucho. Juegas contra jugadores con un nivel alto", añade.

Siempre tuvo claro que su posición era la de delantero referencia, con un físico privilegiado y un abanico de recursos amplio. Le gusta hacer goles ("yo quería ser el que mete los goles"). Pero no siempre fue así: "Cuando jugaba en fútbol 7, probé como lateral derecho, pero porque había menos jugadores en el campo y, cuando eres joven, te puedes adaptar un poco mejor". Después del Espanyol, tuvo que decidir: Madrid o Barça. "Me vino el Barça también. Me llamaron, pero yo, cuando me llamó el Madrid, ya sabía que yo quería jugar con la camiseta blanca. Mi padre me dijo que él había jugado en el Barça [risas], que obviamente es un club muy grande también, pero no sé... Había algo ahí cuando me llamó el Madrid", explica el ariete islandés.

Andri estuvo un total de cuatro temporadas en Valdebebas, desde 2018 hasta 2022. De su etapa como merengue, en concreto de sus primeros meses en La Fábrica, pone en valor las instalaciones del club y recuerda cómo fue su adaptación: "Cuesta un poco, pero todo es top, top, top. Los campos, los fisios, los vestuarios. Son las mejores instalaciones del mundo y, en ese momento, aprendes un poco a valorar lo que es jugar ahí".

"La lesión de gravedad me hizo cambiar mi forma de ver la vida"

Pero también pasó por malos momentos. Cuando la temporada 20-21 todavía no había empezado, se rompió el ligamento cruzado anterior. Estuvo alrededor de un año en el dique seco, centrado en su recuperación y en convertir la frustración propia de no poder jugar en motivación. "Aprendes muchísimo y mentalmente cambias un poco tu visión del fútbol y de la vida. Aprendes que a veces no te van a ir bien las cosas y se basa en si quieres de verdad volver a hacer lo que te gusta pues habrá que trabajar", reflexiona.

Poco protagonismo en el Castilla de Raúl

Anotó 31 goles en su primer curso en el Real Madrid (sus cifras goleadoras dispararon las comparaciones con Haaland). Lo hizo en el Juvenil C. Después, pasó por el B y el A hasta llegar al Castilla, donde coincidió con Raúl. "Para llegar al primer equipo tienes que demostrar muchísimo y llegan muy pocos. Y no siempre se basa en eso. Obviamente es lo mejor, pero solo con estar en juveniles o en el Castilla yo diría que ya aprendes muchísimo", señala. En su caso, no contó con un protagonismo excesivo en el primer filial merengue. Al revés, adoptó el papel de delantero suplente y desatascador en las segundas partes.

Andri Gudjohnsen, sobre Raúl González Blanco.RELEVO / ALEJANDRO MORÁN

"Aunque no jugué lo que me hubiera gustado, aprendí mucho sobre él", continúa sobre el actual técnico del Castilla. Su relación con Raúl era "normal, como entre cualquier futbolista y entrenador". Abandonó Valdebebas en verano de 2022, bajo la premisa de sumar minutos y recuperar sensaciones en un destino menos mediático. Fichó por el IFK Norrköping de Suecia y, ahora, ya es propiedad del Lyngby BK danés. "Cuando llegas a un equipo y juegas muchos minutos, sientes que obviamente hay presión, pero yo sabía lo que podía dar al equipo. Te sientes importante", indica. Está feliz en Dinamarca. Sus palabras lo corroboran.

Su olfato goleador es innegable y considera igual de importante entrenar y trabajar ese "talento innato" que simplemente tenerlo: "Delanteros como Haaland, Lewandowski o Benzema tienen un talento innato, pero también obviamente hay que trabajarlo". En el caso de Andri, su olfato goleador le llevó a debutar con la selección absoluta de Islandia, un momento que no olvidará: "El debut fue algo muy importante para mí. Que me vea mi familia, mis amigos... No existe algo mejor que eso. Es una experiencia muy bonita debutar para mi país y seguir jugando".

La anécdota con Ronaldinho

Aficionado al golf, "como muchos otros islandeses", recuerda de manera nítida un encuentro con Ronaldinho después de un entrenamiento del Barça en el que militó su padre: "Cuando era pequeñito fui al entreno de mi padre cuando estaba en el Barça y, cuando vi a Ronaldinho ahí, en el parking, donde entrenaban en Barcelona, nos dio un chupachups enorme que tenía dentro otros chupachups. Nos lo dio a mí y a mi hermano. Mi padre era un gran futbolista, pero tenía ahí, a nuestro lado, a Ronaldinho".

Andri Gudjohnsen recuerda una anécdota con Ronaldinho.RELEVO / ALEJANDRO MORÁN

Ahora, es feliz en Dinamarca, en el Lyngby BK. Disfruta jugando con sus amigos a la play, yendo de compras... y también viendo fútbol. Alejado del foco mediático que supone estar en una de las canteras más importantes del mundo, confía en llegar a la élite. Si es que no lo ha hecho ya. Su hermano Daniel, que también estuvo en La Fábrica, milita en el Malmö.

"Nos viene de familia", bromea Andri, que se define como un delantero versátil cuya principal virtud es "la estatura", porque le permite jugar un fútbol "más directo, pero también puedo adaptarme a un fútbol un poco más de tiki-taka" por todos los años que ha pasado en España. "Yo quiero ser el que mete los goles", zanja.