Escaparate (y mimos) para Lunin tras el palo de la Copa

El estado anímico de Lunin sufrió un duro mazazo el pasado 18 de enero, cuando se enteró en conferencia de prensa de su suplencia un día más tarde contra el Villarreal en Copa, una competición que el ucraniano pensaba que sería para él. Detrás de aquella decisión se escondía la falta de confianza de Ancelotti, que como avanzó Relevo desea otro segundo portero de cara al próximo curso. Aquel duelo en La Cerámica era clave porque las aguas bajaban revueltas por el tropiezo ante el Barça en Arabia y Carletto decidió afrontarlo con Courtois de titular.

Ese golpe fue duro para un Lunin que mantiene la misma cabeza fría fuera del campo que dentro: nunca valoró una salida en enero, a pesar de la decepción. Prefiere esperar a junio para hacer balance y decidir entonces si busca fuera los minutos que se le niegan habitualmente en el Real Madrid. Lejos de bajar los brazos, el comportamiento del guardameta estas semanas ha sido excelente, con máxima profesionalidad. Eso es muy valorado por el cuerpo técnico y por sus compañeros, como se evidenció en la primera sesión del equipo blanco en Rabat: bromas de la plantilla con él antes de comenzar y varios gestos de afecto de Luis Llopis, entrenador de porteros, durante los ejercicios de calentamiento.

Llopis, curtido en mil batallas, sabe lo importante que es el aspecto mental en esta posición tan específica, más aún cuando el jugador no cuenta con regularidad. Por eso durante estos días están tan encima del ucraniano, que será pieza importante en las semifinales del Mundial de Clubes y quién sabe si también en una hipotética final, porque todavía no está confirmado que Courtois pueda llegar a tiempo (quiere viajar el jueves, pero sigue pendiente de evolución).

Profesionalidad y trabajo duro para estar listo, aunque sepa que ahora sus oportunidades dependen únicamente de los contratiempos que pueda sufrir Courtois. Esa ha sido la receta de Lunin para superar la decepción y encontrarse con buenas sensaciones ante el Mallorca el pasado domingo, donde nada pudo hacer para evitar la derrota (el único gol, en propia puerta de Nacho, no fue por culpa suya).

El portero, que no es nuevo en esto a pesar de su juventud, sabe que debe exprimir cada oportunidad que tenga de aquí a junio, bien sea para aumentar la confianza del cuerpo técnico en él o para llamar la atención de algún pretendiente, porque a sus 23 años aún le queda mucho margen de mejora.

La confirmación de Relevo de que Thibaut Courtois no estará tampoco el fin de semana en Rabat, ya sea en la final o en el tercer o cuarto puesto, abre la opción a Lunin de levantar su primer título como portero titular del equipo blanco.