VALENCIA CF

Así está el frío futuro de Baraja: entre Valencia, Pucela y Singapur

Una derrota en Valladolid dejaría tocado a Baraja, pero nadie se atreve a hablar de que ello implicaría su salida, que se definiría en Singapur. La relación con el club, fría.

Miguel Corona, Rubén Baraja y Javier Solís. /Valencia CF
Miguel Corona, Rubén Baraja y Javier Solís. Valencia CF
Nacho Sanchis

Nacho Sanchis

Rubén Baraja agota sus últimas balas como entrenador del Valencia Club de Fútbol si no suma victorias. Su situación dentro de la entidad es crítica y como ya explicaba este medio, donde antes había un apoyo sin fisuras hay hoy dudas y un silencio que deja a las claras que su crédito está bajo mínimos. Ahora bien hay una pregunta que sobrevuela en el ambiente ¿Si pierde Baraja en Valladolid será destituido?

La respuesta no es sencilla porque el Valencia Club de Fútbol no es un club sencillo. Evidentemente una derrota del Valencia en Pucela dejaría sin ningún tipo de argumentos la continuidad del vallisoletano, pero más allá de lo que pudiera recomendar la dirección local llegado el momento, sería en última instancia el consejo de administración y Peter Lim, los que tuvieran la última palabra sobre la continuidad del Pipo. Y con algunos predecesores ya se ha dado el caso de que el máximo accionista abogara por su continuidad mientras que en Valencia se abogara por lo contrario.

De momento en el último encuentro que hubo con el consejo de administración no quedó definido si el partido de Valladolid es 'a vida o muerte' para el entrenador. Para el Valencia de València no ganar al Pucela o al menos no sumar con buenas sensaciones dejaría muy compleja la continuidad del entrenador, pero en el caso de que en Valencia consideren que hay que cambiar de técnico, habría que comunicarlo a Singapur... Y esperar.

La relación entre el club y Baraja atraviesa su peor momento no solo por los resultados, sino por las palabras del agente del técnico que no gustaron nada en la entidad, provocaron una llamada del club a dicho representante y que en el propio club trataran de indagar para conocer hasta qué punto se había implicado el entrenador en las mismas y si era todo un acto teledirigido, algo que no fue ni mucho menos el caso.

El Valencia no entendió esas acusaciones por parte del agente del entrenador ya que en ningún caso le mintieron antes de renovar, le mantuvieron al equipo (que fue su máxima para seguir), y ficharon a dos jugadores con su sello (Mir y Dani Gómez), mientras que Pipo aprobó de buena gana los fichajes de Rioja y Barrenechea. Mientras que en el otro lado, Quilón hizo estas palabras para apoyar a su entrenador, quien no tuvo una ratificación pública por parte de la directiva, algo que echó en falta y que cree que le ha perjudicado a ojos de su vestuario.

Eso sí, es tan cierto que la relación Valencia - Baraja atraviesa por su peor momento, como que la entidad de Mestalla no se ha reunido con ningún entrenador, pese a que a los despachos han llegado infinidad de ofrecimientos. El club, al menos el Valencia de Valencia, mientras Baraja sea el entrenador no va a dialogar con ningún otro técnico por respeto a una persona que en su año y medio en el club ha cumplido siempre los dos objetivos (tanto en 2023 como en 2024), que ha dado valor a jugadores jóvenes y que rara vez ha remado a contracorriente del club, siempre se ha centrado en trabajar y sumar.

Pero no es menos cierto que la entidad sí se encuentra analizando perfiles, datos, etc. De diversos entrenadores que pudieran encajar para estar prevenidos en caso de que Rubén Baraja no consiga levantar la situación. En el imaginario colectivo está Quique Sánchez Flores, un entrenador que gusta pero al que aún no se ha llamado por las razones expuestas y que él mismo no estaría dispuesto a negociar nada siempre y cuando Baraja siga en el cargo por el máximo respeto que le tiene a su compañero y amigo.

Baraja confía en darle la vuelta, pero no entiende muchas cosas

Rubén Baraja se dejará cuerpo y alma en dar la vuelta a la situación que vive el equipo de su vida hasta el último día que este le mantenga en la entidad. Su deseo es el de levantar la situación porque él mismo en verano pensaba que tenía mejor plantilla que un año antes y aunque el rendimiento del curso pasado fue sobre las expectativas, tenía fe en que podía al menos dar un buen nivel.

Al entrenador no le está sentando nada bien que se vincule su valencianismo o su profesionalidad al hecho de que haya una cláusula en su contrato que si le despiden implique que cobre un buen dinero. El contrato era ese cuando él decidió quedarse pese a la desinversión de Lim y lo es ahora, pero eso no tiene nada que ver con que él se quiera quedar, si se quiere quedar es porque cree que puede levantar esto no porque esté esperando a que le paguen en caso de echarle.

Baraja no se va a ir pero, como este medio ya desveló hace semanas, si el Valencia CF le echara habría que ver hasta qué punto el vallisoletano aceptaría negociar su finiquito. Si algo tiene claro es que él nunca sería un problema para el Valencia y si sigue es porque cree que es la solución.