OPINIÓN

¿Cuándo trataremos a Take Kubo como una estrella?

Take Kubo celebra con rabia el golazo que le marcó al Villarreal para ganar el partido. /EFE
Take Kubo celebra con rabia el golazo que le marcó al Villarreal para ganar el partido. EFE

Quizá sea uno de los jugadores a los que Imanol Alguacil más caña ha dado desde su llegada al banquillo, siendo consciente del potencial que atesora. Take Kubo se inventó frente al Villarreal una obra de arte que valió tres puntos, el mayor premio posible en un partido que, durante muchos minutos, estuvo más cerca de caer del lado visitante que del txuri urdin. Pero es lo que tienen los genios, que cuando mueven su varita, son capaces de obrar un milagro. Y eso es, precisamente, lo que sucedió sobre el verde del Reale Arena. El nipón se inventó una jugada de dibujos animados para poner en pie a una afición que le adora. Lo celebró con ganas el txuri urdin, incluso diría que con rabia. Poco dado a celebraciones llamativas, frente al Villarreal, Take Kubo se olvidó del decoro que tanto le caracteriza para festejar lo que era un golazo. En el recuerdo, quizá, su frustrante paso por el 'submarino amarillo', donde Unai Emery apenas le dio bola.

El camino del ahora futbolista de la Real Sociedad no ha sido un camino de rosas desde su llegada a España, pero después de muchos obstáculos en su recorrido, ha sido en Donostia donde Kubo ha encontrado su hábitat natural. Solo de blanquiazul ha demostrado todo ese potencial que se le presumía cuando, con tan solo once años era considerado una de las joyas de la corona de La Masía. Muy pronto comenzaron los reveses para un futbolista que siendo alevín tuvo que abandonar la Ciudad Condal por un problema legal. El Barcelona violó la política de transferencia internacional de la FIFA para jóvenes menores de 18 años, lo que le obligó a retornar a su país, cuestión que aprovechó el Real Madrid para reclutarle a filas.

Pero ni el equipo blanco ni en las posteriores cesiones se vio la mejor versión de un Take Kubo que en la Real Sociedad sí ha conseguido alcanzar el estatus de estrella, aunque no lo parezca. Tengo la sensación de que el entorno blanquiazul no es consciente de la importancia de un futbolista que, por sí solo, es capaz de decidir partidos. Lo hizo frente al Villarreal y no de cualquier manera. Si este gol lo hubiera marcado el Lamine o el Mbappe de turno, ahora estaríamos hablando de uno de los goles de la temporada. Pero no, lo hizo Take Kubo, un futbolista que llegó casi rebotado a Donostia y que la Real Sociedad se presentaba como una de las últimas oportunidades, pese a su juventud, para reivindicarse.

Hasta en tres ocasiones le dijo 'no' a la Real Sociedad antes de aceptar, finalmente, la propuesta de la entidad que preside Jokin Aperribay en el verano de 2022. Su oficialidad, de hecho, no fue muy bien acogida por un sector de la afición blanquiazul, que no creía en sus posibilidades. Pero Take Kubo ha tapado muchas bocas. Y lo ha hecho de la mejor de las maneras, aunque parece que no basta con lo que hace. Es como que cada partido es una reválida para confirmar ese estatus de estrella que, en mi humilde opinión, se ha ganado con creces. Su rendimiento en el presente campeonato ha estado en entredicho. "No se va de nadie", se ha llegado a decir de un jugador que si algo ha demostrado desde su llegada a Donostia es una valentía y un descaro que da puntos. Que podría marcar más goles, seguro. Que podría dar más asistencias, también. Pero es que si lo hiciera, seguramente ya no estaría defendiendo los colores de la Real Sociedad. Y esa es una realidad que nadie puede negar.

No se cansa de percutir por su banda. Muchas veces, siendo consciente el entrenador rival de lo que puede generar, son hasta dos rivales los que tratan de frenarle, lo que genera espacios libres que sus compañeros aprovechan. Aparte de eso, marca goles que dan puntos y, algunos, verdaderas obras de arte como la que trazó frente al Villarreal. En su opinión, quizá "el gol más completo" desde su llegada a Donostia. Un despeje muy bien intencionado de Mikel Oyarzabal, al que Kubo le pidió el balón, se convirtió en la mejor asistencia posible. A partir de ahí comenzó el recital del nipón. Primero, para ganarle la carrera a Dani Parejo y, a renglón seguido, para tirarle un caño a Kiko Femenía en una baldosa para, finalmente, colocar el balón muy lejos del alcance de Luiz Junior, el joven portero del Villarreal. De locos.

Su actuación hizo que hasta el propio Imanol Alguacil, muy poco dado a lanzar flores, no dudara en elogiar la actuación de Take Kubo. "Sabe lo que le pido y lo que le exijo, pero porque lo puede hacer. Lo ha demostrado. Se le ha visto queriendo ser protagonista y es lo que le pido siempre. Es una acción de querer y como tiene, evidentemente, ese talento innato, es capaz de hacer lo que ha hecho. Para eso hay que tener en la cabeza esa mentalidad de querer siempre, de ser agresivo, de hacer esos números que le pido como extremo de hacer asistencias y goles", explicó Alguacil durante su comparecencia ante los medios. Pero no siempre ha sido así. Todo lo contrario. Han sido varias sus apariciones ante los medios en los que le ha lanzado varias puyas, como sucedió no hace muchos meses con el Espanyol como rival, tras un partido que se decidió, una vez más, con un gol de Kubo.

Un celebración que levantó suspicacias

A Imanol, por ejemplo, no le gustó ni un ápice la celebración y así lo hizo saber en sala de prensa. Kubo fue suplente frente al Espanyol, pero salió y decidió el partido. Lo festejó de una manera reivindicativa, escapando, primero, de sus compañeros que querían abrazarle para luego, liberado, llevarse las manos a las orejas, como diciendo: 'Decidme lo que queráis'. Luego, se dio la vuelta para señalar su nombre. Muchos pensaron que esa celebración iba dedicada al propio Alguacil. "¿Pero a vosotros os ha dicho alguien que estaba enfado porque se quedó suplente? ¿os ha dicho él que estaba enfadado?", preguntó Alguacil a los periodistas. "Estaba enfadado lo justo y necesario como el resto que se quedó en el banquillo. La celebración no era para mí, no era por la suplencia y se lo podéis preguntar. Él sabe que no es la manera de celebrar y ha pedido perdón. Quizá no lo tenía que haber dicho, pero ha pedido perdón. Hay muchas veces que estamos hablando demasiado y sin saber. Take tiene un comportamiento ejemplar, Hizo lo que tenía que hacer, salir del banquillo para marcar diferencias. Quiero jugadores de esos", significó por aquel entonces el entrenador de la Real Sociedad.

Genio y figura. Ese es Take Kubo, un futbolista diferente, que se ganado, por méritos propios ser considerado una de las máximas estrellas en un equipo en el que se habla más de otros futbolistas que de él, como queriendo desmerecer el rendimiento del nipón, que, sin ir más lejos, este verano desoyó los cantos de sirena provenientes de Arabia. Le ofrecían un contrato que podía solucionarle la vida, pero, en un gesto que le honra, quiso seguir en la Real. Según el mismo jugador, en una entrevista en 'France Football' le ofrecían un salario de 40 millones de euros por temporada, con un contrato de cuatro años. Quizá no seamos conscientes de la importancia de un futbolista que marca las diferencias y eso, en un equipo como la Real Sociedad, es fundamental. Y no solo ofensivamente hablando. Su mejora en el trabajo defensivo es un hecho como lo refleja el dato que es el jugador de la Real con más balones bloqueados y el quinto de la Liga en este aspecto, solo superado por jugadores defensivos como Cardona, Mumin, Comesaña o Tapia. Incluso, está más implicado en las recuperaciones de balón, una faceta primordial en el esquema de Alguacil.

La posible salida de Martín Zubimendi este próximo verano dejaría a la Real Sociedad sin su brújula, sería un golpe en la línea de flotación del equipo que entrena Imanol Alguacil, pero un adiós de Kubo, no lo olvidemos, le quitaría buena parte de la imaginación, algo que permite idear caminos diferentes ante la uniformidad. Eso es lo que le permitió ayer al conjunto blanquiazul sumar los tres puntos ante el Villarreal. Y eso no tiene precio.