Ni Celta ni Girona dan el salto definitivo para pelear por Europa

El Celta de Claudio Giráldez presentó su candidatura a Europa en Montilivi, el estadio de un Girona que viene de jugar Champions. Los vigueses estuvieron cerca de sumar su segundo triunfo a domicilio y meterse de lleno en la pelea por las plazas continentales. Lo evitaron Tsygankov y Yangel Herrera, los mejores de un Girona sometido por los gallegos, que sigue sin ganar, pero que rescató un punto ante un rival que fue mejor. Con todo, en un gran rush final, los gerundenses se quedaron a las puertas de vencer y poner fin a la racha de cinco derrotas en los últimos seis partidos de Liga. El empate les impide a ambos dar el salto definitivo a la pelea europea.

De inicio ya se vio que no estaba fino el Girona, sin la circulación de balón necesaria para dañar a un Celta valiente y bien plantado sin el balón, un equipo correoso y hecho para asociarse que desnaturalizó a los de Míchel, desposeídos del balón. En ese escenario, los locales optaron por correr cuando pudieron y golpear desde lejos. Y así fue como Oriol Romeu puso la primera piedra del tanto inicial.

El centrocampista de Ulldecona recibió en la frontal y, en una acción poco habitual en él, le pegó, con la zurda. Su disparo, quirúrgico, golpeó en el palo de Guaita y en la continuación de la acción, tras un centro lateral, Yangel Herrera le regaló el gol a un Tsygankov que fusiló la red rival. El ucraniano, que volvió a mostrar su mejor versión, lo celebró con una espada laser, en un festejo que ya es marca personal.

El tanto local fue un acicate para el Celta, sin Swedberg, lesionado, que se fue arriba. Losada, Durán y el escurridizo Alfon, sustituto del sueco, trajeron de cabeza a la novedosa defensa de tres centrales de Míchel, con Blind, David López y Krejci en el eje. De a poco, se fueron acularon ante el empuje visitante que tras un par de acercamientos con peligro encontró el premio del empate por medio de Losada, que batió a placer a Gazzaniga tras una gran acción personal y asistencia de Carreira, que entró como cuchillo en mantequilla en la defensa catalana.

Poca contundencia de un Girona que en el primer acto estuvo gris, tanto en ataque como en defensa. Únicamente Tsygankov, que se arremangó en defensa y que estuvo muy cerca de marcar el 2-1 con un disparo ajustado de falta en el 45', supuso una amenaza real para los de Giráldez, merecedores de más en la primera parte.

Las cosas todavía se le pusieron más feas al Girona en la segunda parte, pues en una de las primeras acciones tras el descanso Ortiz Arias señaló penalti por una caída de Alfon en el área. En una acción aparentemente con poco peligro, David López impactó con el gemelo del extremo celtiña, eso es lo que estimó el colegiado, y desde los once metros Marcos Alonso le dio la vuelta al marcador.

Necesitado de criterio y talento, Míchel dio carrete a Iván Martín y Arthur inmediatamente después del 1-2. Lo tuvieron difícil para asociarse ante un Celta que se asocia tan bien como repliega y que decidió asumir menos riesgos tras darle la vuelta al marcador. Pese a ello, casi encuentra la sentencia en una contra que acabó con un disparo arriba de Ilaix Moriba. También entró Stuani, que a los segundos de saltar al césped vio como Yangel Herrera igualaba el encuentro con un imparable cabezazo tras un centro de córner de Tsygankov. Se intercambiaron los papeles los protagonistas del primer gol en un gol que, visto lo visto, llegó del único modo que podía llegar, en una jugada aislada.

Tras el 2-2, ninguno de los dos equipos renunció al triunfo. Y el que más cerca estuvo de lograrlo en el tramo final fue el Girona, en un remate de Stuani, tras una gran cesión de Herrera, que Guaita pudo atrapar en la línea, rubricando un empate que a ninguno de los dos les vale para meterse en la pugna europea. Por ahora.