Todo lo que hace Gündogan para que el Barça juegue mejor
Xavi Hernández dijo en rueda de prensa que el alemán "es un regalo caído del cielo".

Nadie descubre nada al atender al impacto inicial que ha tenido Ilkay Gündogan en el FC Barcelona. No hay atisbo de sorpresa en la forma de dominio que está teniendo el centrocampista alemán en el equipo de Xavi, pero sí constata una realidad que el Barça venía obviando desde la marcha de Andrés Iniesta en el lejano 2018: un interior que viva arriba y desde allí mande es abrir una cerveza en el mes de agosto. Un placer al que el Barça se había negado a tener. Gündogan, como apuntó Xavi tras el 5-0 en Champions, es un regalo del cielo.
En Ilkay no importa el número, que podría ser anecdótico en un jugador que hace jugar, siendo un manantial vastísimo de posibilidades para su equipo. Pero de todos los centrocampistas de LaLiga es el que más pases ha filtrado para batir una línea rival en el último tercio (16), demostrando numéricamente uno de sus mejores atributos, que es el del último y penúltimo pase. Ya suma tres asistencias y su influencia en el cuadrado del último tercio rival se está haciendo notar con la ausencia de Pedri González.
"Es un jugador superlativo. Lo mejora todo, jugamos mejor por este tipo de futbolistas", explicó Xavi Hernández tras la buena victoria del Barça ante el Amberes en el debut en Champions League. Gündogan juega al fútbol con el manual de instrucciones bajo el brazo con la leve, y definitiva, diferencia que lo hace sin que se note que tenga la lección aprendida. No hay nada mecánico en su juego salvo que el error está casi siempre lejos. Ilkay facilita situaciones ofensivas no solo desde sus pases, sino desde sus movimientos, desmarques y gestos como si aglutinase en su mente toda la historia del fútbol. Y el Barça, equipo sediento de jugadores que no solo jueguen, sino que narren el juego, le está abrazando.
Os recomiendo un ejercicio. Mirad a Ilkay Gündogan todos los minutos que juegue. Seguid sus movimientos. Allí está todo. El alemán, al que Xavi viene usando en distintos roles y alturas dependiendo del partido, ofrece multitud de ventajas posicionales y cualitativas allí donde esté. Ha jugado al lado de Oriol Romeu (ante el Cádiz), de interior diestro (ante Osasuna o Getafe) y como mediapunta ante el Amberes. Y la conclusión es que, cuanto más cerca de la portería rival, mejor. ¿Cómo mejora Ilkay al Barça?
Sin ser rápido ni potente, los movimientos del futbolista alemán por delante de la línea de balón suelen abrir muchas puertas al Barça. El timing es perfecto y los hace cuando debe, no por insistencia, sino por conocimiento. El gol se le está resistiendo, pero ya son varios los movimientos que Gündogan ha realizado a espalda de la línea defensiva que también ayudan a jugar mejor al Barça, sea o no receptor.
Xavi habló mucho del concepto de pulcritud durante el pasado curso, refiriéndose a él a la hora de hablar sobre la toma de decisiones del futbolista. Para el técnico de Terrasa, los jugadores no eran lo suficientemente pulcros y eso repercutía en el rendimiento colectivo porque no eran capaces de sumar pases para construir y generar situaciones favorables, lo que terminaba incidiendo en el rendimiento colectivo. Gündogan es pulcritud y sencillez, porque en un juego que a veces tiende a lo complejo, no hay nada mejor que jugar sencillo. Que lo difícil resulte fácil.
Esta jugada sirve para ejemplificar cómo Gündogan juega con sencillez situaciones complejas. No hay control que permita al rival ganar terreno, sino que justo al llegarle la pelota él ya orienta el cuerpo para dar una salida natural, avanzando una línea y encontrando al jugador que le permita a su equipo progresar. Las decisiones de Gündogan no están empañadas por nada, sino que relucen.
Una de las virtudes que tiene Gündogan es que iniciando desde distintas alturas, ya sea cerca del mediocentro o del delantero, es capaz de detectar fallos en el sistema. Vacíos legales. Es precisamente desde estas situaciones desde las que el centrocampista se referencia y abre puertas para un pasador que todavía no está acostumbrado a esta capacidad de detectar espacios a ocupar, siempre con un sentido mayor del que pueda parecer.
Control con la zurda y pase clave con la diestra. El Barça ha encontrado a un futbolista capaz de referenciarse en la zona más peliaguda con naturalidad, haciéndolo con ambas piernas y con naturalidad, como si controlar con la diestra y pasar con la zurda y vicerversa fuera anecdótico. Y no lo es. En el cuadrado, zona en la que hay menos tiempo, Ilkay lo diluye, alargándolo a su antojo.
Empieza como interior, sigue la jugada en la mediapunta, acercándose donde está el epicentro creativo, porque allí es donde el FC Barcelona necesita que sus mejores jugadores actúen; cerca del balón. Lejos de apagarse las luces, Gündogan las enciende sin reclamar más protagonismo del que debe. No hay accesorio en su juego, solo una extraña belleza mecánica.
Gündogan fue el jugador que más pases dio (104) ante el Amberes pese a ser el futbolista que jugó más arriba. En vez de ser una limitación, para Ilkay fue un estimulo. El alemán no usa la mediapunta como asilo, sino como zona de pensamiento, un punto del que partir que tiene distintos caminos, ocupando ambos flancos y cayendo hacia ambos perfiles, porque lo que motiva su fútbol es la fluidez, lo colectivo. Es un regalo caído del cielo. Y el Barça todavía debe juntarlo con Pedri.