El hermano de Julen Guerrero: "En el Athletic no me dejaron, y cuando digo no me dejaron, está bien dicho"
José Félix Guerrero habla con Relevo y no se muerde la lengua.

José Félix Guerrero (Portugalete, 1975) no tendrá el corazón partío en el derbi de Anoeta de este sábado entre la Real Sociedad y el Athletic (21:00 horas). Su sentimiento rojiblanco va mucho mas allá de los malos recuerdos que guarda de aquel verano de 1997. Fue entonces cuando vio truncado su sueño de enfundarse la camiseta del primer equipo del Athletic.
Después de un buen año en Santander, la Real desembolsó la cantidad de 400 millones de las antiguas pesetas para hacerse con sus servicios. Tampoco la aventura txuri urdin salió como esperaba. En su camino se cruzó John Benjamin Toshack que, a la cara, le dijo que no contaba con él. El club le dejó sin ficha y hasta le prohibió ejercitarse junto a sus compañeros. Se marchó al Burgos, pero no llegó a jugar. El equipo burgalés, ese verano de 2002, sufrió un descenso administrativo a Tercera División y el protagonista de esta historia optó por colgar las botas. Tenía solo 27 años.
¿Cómo te va la vida?
La verdad es que bien. Hace mucho tiempo que dejé el fútbol. Mi último año fue en la Real Sociedad, que me rescindió el contrato. Me fui al Burgos y ese verano se le descendió a Tercera. Por ciertas circunstancias abandoné la práctica del fútbol, y a seguir como una persona de la calle.
¿A qué se dedica?
Siempre he sido una persona que nunca ha sabido estar quieta. Una vez que dejé el fútbol entendía que había que ponerse a disfrutar de la vida y a trabajar. Monté una empresa, luego otra y hoy en día seguimos con la empresa matriz que tenemos, que es JFG Sport. Trabajamos en eventos deportivos, en gestión de instalaciones y de parques infantiles, hostelería, un holding que hace varias cosas. Soy una persona a la que le gusta cada día pensar que puede hacer una cosa nueva.
¿Echas de menos el fútbol?
Mi problema es que yo entendí qué era el fútbol cuando dejé de jugar. En su día era un trabajador, un futbolista y el fútbol se veía de otra manera. Me consideraba un jugador muy de equipo, nunca me saltaba las reglas de lo que era la jerarquía y, una vez que dejé el fútbol, me puse a entrenar. Entendí que había una parte del fútbol que nadie me había enseñado. Ahora veo el fútbol de otra manera. Si pudiera echar marcha atrás a mi época, sería mejor futbolista. No me puedo quejar de los éxitos que conseguí, pero creo que hubiera sido mejor jugador.
¿Por?
Me pensaba que el bloque lo era todo, y hay una parte del fútbol en la que cada uno debe sentir la manera en la que tiene que vivir el fútbol. Estoy hablando de cómo hay que cuidarse, alimentarse, cómo hay que ver las cosas cada semana, cómo la participación de cada uno puede ir cambiando... Y esa unión de todo a mí me faltó. La realidad del fútbol conlleva mucho más que entrenar y jugar.

¿Qué recuerdos guarda de su época como futbolista?
Estoy satisfecho, pero siempre muestro una parte inconformista. Mi sueño siempre había sido jugar en el Athletic y por ciertas circunstancias no me dejaron. Y cuando digo no me dejaron, está bien dicho. Pero bueno, luego busqué mi terreno. Me fui a Santander y me pude haber ido a la Real el primer año, aunque circunstancias familiares o el apellido hicieron que no me atreviera a dar el salto. Y eso que tenía una importante prima de fichaje solo por fichar. Se decidió ir a Santander y al año siguiente la Real Sociedad siguió insistiendo y fui, por aquel entonces, el fichaje más caro en la historia de la Real. Era todo un privilegio. Quedé campeón con la Sub-21, mi carrera iba lanzada hacia arriba, pero el asentamiento en Donostia fue duro. El primer año fue muy bueno con Bernd Krauss, pero luego tuve un segundo año difícil, con continuas lesiones, roturas fibrilares. Ese año fue duro y se torcieron las cosas. En ese momento no se contó conmigo. Me llevé un chasco duro cuando me dijeron que me dejaban sin dorsal. Fue un año entero sin jugar, entrenando como una bestia y mereciendo una oportunidad. Sin embargo, el entrenador lo dijo el primer día, que no iba tener ficha. Me fui a Eibar y quedamos séptimos, siendo el máximo goleador del equipo, pero rescindí contrato con la Real. Vino lo del Burgos y así se quedó todo. Me he quedado inconforme, pero es la vida. La acepto tal y como viene. Me costó aceptarla, no porque no la quisiera aceptar, sino porque no estás preparado. Son muchos cambios y la vida te va colocando donde te tiene que colocar si tienes la suerte de entenderla. Después de muchos años yo me siento una persona feliz, satisfecha, me gusta quién soy, dónde estoy, mi trabajo, mi familia y no me quejo. Es lo que tengo.
¿Quién no le dejó jugar en el Athletic?
Fue un sumatorio de todo. La directiva, Luis Fernández… Lo piensas y es algo ilógico. El principal suministro del Athletic es su fútbol de cantera. Estaba cedido en el Eibar con Periko Alonso y en diciembre vinieron equipos de Primera que me querían cedido. Tenía que solicitar permiso al Athletic porque tenía contrato con ellos y lo que me dijeron es que me quedara en el Eibar y que al año siguiente iba a hacer la pretemporada con el primer equipo, que me lo había ganado. Era el sueño que tenía desde pequeño. Yo entré en Lezama con nueve años y mi hermano con ocho. Era lo que siempre habíamos estado esperando, entrenar juntos y disfrutar del fútbol en el Athletic. Un día antes de empezar la pretemporada nos enteramos de que tres jugadores no iban a hacerla y uno era yo. Nadie me lo había notificado, nos enteramos por la Prensa, intentaron reconducirlo. Mi hermano hizo medida de presión de que me dejaran marchar, con la carta de libertad, y decidí irme. ¿Me tenía que haber marchado? Seguramente no. Tenía que haberme quedado, peleado y demostrar. Y si demuestras y te dicen que no, pues entonces sí, irme.
¿Cuánto de mal lo pasó?
No eres capaz de admitir lo que te ha pasado. Lo más duro de todo fue que no me dieron una explicación. Toshack, cuando me dice que no cuenta conmigo, me lleva a un despacho y me lo dice a la cara. Me podrá parecer mejor o peor, pero fue de frente y me lo dijo. Sin embargo, lo duro es que un chaval de 19 años que se ha ganado por derecho propio hacer la pretemporada, que no le dejen. Sin explicaciones… Dentro de los jugadores de cantera yo era el top. Con la vida te das cuenta de las cosas, de las razones. Y no me voy a engañar, el apellido arrastra y en aquel entonces la directiva no quería dentro del equipo a dos hermanos.
Siendo tan del Athletic, ¿cómo fue el proceso de fichar por la Real?
Hay que ser honestos. Ahí lo que pesaba era el apellido. Para la Real era fichar por primera vez a un jugador internacional del Athletic. Fui el primero y el más sonado. Si a eso le pones el apellido, porque por aquel entonces Julen Guerrero era el icono de España y el boom del fútbol nacional, se sumó todo. No hay que olvidar que cuando ficho por la Real, dos años antes habían quedados terceros y el Athletic, segundo. El fútbol vasco estaba en auge. El Athletic, el año que yo supuestamente tenía que hacer la pretemporada, fichó a Roberto Ríos, a Alkiza, a José Mari, a Ezquerro… Se gastó mucho dinero para hacer un equipo para la Champions. Yo me quedé sin ello. Es lo que tocó. Puedo decir que jugué la UEFA con la Real, que fui internacional, que gané un Europeo con la Sub-21 y que tengo más de cien partidos entre Primera y Segunda.
¿Cómo llevó la familia esa decisión?
No se hizo raro. Mi familia es muy práctica para eso. Yo no lo soy tanto, pero mi hermano y mi padre, los que gestionaban todo, son más prácticos. Lo son, pero me tocó a mí. Es así. Es lo que toca y ya está. No hay que darle más vueltas.

¿Cuál es su mejor recuerdo en la Real?
Pasé una época bonita, pero también dura. El mejor recuerdo fue la manera en la que me acogieron los compañeros al principio. Y luego, al revés, cómo me sentí solo sin compañeros. Cuando me dejaron sin ficha, me faltó algo, pero es mi pensamiento. Alguna vez lo he hablado con Andoni Imaz. Él se quedó sin ficha en el Athletic y yo, a la vez, en la Real. Los jugadores del Athletic se plantaron y dijeron que no, que el entrenador podía no contar con el jugador, pero que tenía que entrenar todos los días con ellos. Yo entrenaba en una esquina del campo con Julen Masach los martes, miércoles y jueves y acabé entrenando solo los martes. Eso fue muy duro y nadie hizo nada.
¿Cómo se sale de eso?
Pues no pensándolo. Me iba por las tardes, con un preparador físico que había contratado, a entrenar a la pista de atletismo que había detrás de Anoeta. Yo solo, un jugador de la Real, porque no me dejaban entrenar en Zubieta. ¿Eso es lícito? No. Eso es mobbing, pero en aquella época la fuerza la hacía el equipo. Me acogieron bien los compañeros. Me sentía querido. A mi casa vino a comer toda la plantilla. Pero hubo momentos muy duros. Son cosas que un club nunca tiene que permitir. El club está por encima de cualquier jugador, entrenador, cualquier directivo. Los honores nunca hay que perderlos.
No tendrá el corazón dividido, ¿no?
Tengo que ser honesto y prefiero que gane el Athletic. Pero fuera de eso, yo siempre quiero que gane la Real. Igual que quiero lo mejor para el Eibar y el Racing.

¿A quién ficharía de la Real?
Primer tengo que decir que ojalá todo el mundo tuviese las narices de apostar no solo por gente de la casa, sino también por sus entrenadores, como ha hecho la Real. ¿A quién ficharía? Oyarzabal es jugador súper top. También Martín Zubimendi me parece un pedazo de jugador. No son jugadores que no ficharía cualquier entrenador para sus equipos. Oyarzabal ha tenido dos oportunidades muy agresivas de haber podido jugar en el Athletic, pero la Real lo hizo bien. Le dijo: '¿Qué necesitas para estar aquí?'. Después de esa lesión tan desgraciada que tuvo, lo están haciendo de maravilla. La entrada va a ser poco a poco, sin presiones, sin agobios, sabiendo quién es, que siempre va a ser el mismo. Y creo que además hace por ser el reflejo de cara a las futuras generaciones, de cara a qué significa ser un jugador de la Real.
"En la Real Sociedad me entrenaba solo en una pista de atletismo. Era 'mobbing'"
Futbolísticamente hablando, ¿en qué lugar está el Athletic?
Ver al Athletic en estos momentos es ver fútbol, es disfrutar. A los que nos gusta, vemos un fútbol en el que el ofrecimiento que está dando es sano. Es decir, intentan no solo ganar partidos, sino agradar a la afición. El hándicap que tiene el Athletic es que tiene los que tiene. Tenemos que jugar toda la temporada con lo que tenemos. Antes, el Athletic era el equipo que robaba a los mejores jugadores de los equipos de Euskadi. Ahora ya no. Mikel Oyarzabal tenía dos ofertas muy grandes, pagando no solo la cláusula, sino más, para que viniera. Y no vino. El hándicap que tiene el Athletic es que, con lo que tiene, tiene que crecer. Por eso digo que para mí falta dar un paso más en la base del Athletic. Ojalá lo podamos conseguir.
¿Favorito?
En un derbi nunca hay favoritos. Pero Anoeta va a ser una olla a presión. También es verdad que tantos partidos... El cansancio hace mucha mella. Sancet es una baja muy importante. Es ahora mismo, dentro de la media punta, un jugador top dentro de la Liga, diría dentro de los cinco mejores. Va a ser un partido cerradito, como los últimos. No voy a decir que sea el derbi del miedo, pero sí de mucho respeto. Ojalá veamos muchos goles, pero me da la sensación de que va a ser muy precavido.
Cuando va a San Mamés a ver un partido con su hijo, ¿qué siente?
Muchas veces he pensado que yo podía estar ahí. Uno de los mayores placeres que pudiera pedir si me diesen a escoger es que mi hijo me hubiera visto jugar en San Mamés. Lo que le trato de educar es que esto es parte de la vida, que su aita ha tenido unas situaciones X. Él me pregunta mucho y hay veces que le tengo que decir, que no depende de mí, que no eran cosas que yo pudiera cambiarlas. Venían así. Lo que menos entiende es por qué dejé el fútbol con 27 años recién cumplidos.
¿Lesiones?
No, malos consejos. Tenía ofertas para poder seguir. Te crees que los consejos que te dan son los que debes acometer. Es lo que te decía antes, el hecho de entender el fútbol conlleva más cosas, que no solo te crees que es futbol. La vida después del fútbol es muy larga.
¿Tiene la conciencia tranquila?
Sí, para eso sí. Mi psicólogo me ha costado y es de lo mejor que he podido hacer. He podido analizar otros puntos de vista, otra manera de entenderlo. Mi alma se ha calmado. Es admitir que uno ha hecho las cosas como las ha hecho, pero no es arrepentimiento, es ver la realidad. No estaba preparado para hacerlo de otra manera. No sabía hacerlo de otra manera. Es así la vida. Yo vivía en una burbuja y, cuando sales, entiendes otras maneras de ver las cosas. Por eso digo que las hubiera hecho de otra manera.