La historia de 'Suli' Vallejo: el primer 'amigo' de Bellingham en Madrid y el "profesional intachable" al que traicionan los isquios

"¿Estás sentado?". Es lo primero que le preguntaron a Jesús Vallejo (Zaragoza, 1997) antes de comunicarle su fichaje por el Real Madrid. Vallejo sólo tenía 17 años. Y también fue obra de los tentáculos de Juni Calafat y la gestión de José Ángel Sánchez. En los informes que manejaban en Valdebebas, el central maño figuraba como una apuesta clara para la demarcación de defensa central: por su vigor físico y dos atributos muy valorados en el club blanco.

Liderazgo y humanidad. Jesús Vallejo saltó directamente del Juvenil A del Real Zaragoza hasta su primer equipo. Y al desembarcar con los mayores, le hicieron inmediatamente capitán. Vallejo contaba con un físico y una madurez de otra edad. El Real Madrid le firmó seis años de contrato, y ya acumula nueve cursos bajo su propiedad. Su bagaje de blanco, entre cesiones y falta de minutos, no ha sido el esperado.

Sin embargo, Vallejo protagonizó una escena que quedará siempre marcada en la historia del madridismo. En la vuelta de las semifinales de Champions del año 2022, entre el Madrid y el Manchester City en el Bernabéu, Vallejó saltó al verde en el minuto 115 de la prórroga, a causa de una lesión de Militao. El central maño salía tras un largo período de inactividad, y completó un final de partido impecable. Se impuso en todos los duelos aéreos, y apareció en la foto final del choque, en la que él, de pie, emergía ante los cuerpos rendidos en el césped de los futbolistas del Manchester City.

"No fue para tanto", comenta Vallejo, cuando le preguntan sobre el histórico partido y su icónica imagen. Se resta importancia. En el Real Madrid hablan maravillas de él. "Vallejo es un profesional intachable. Siempre es de los primeros en llegar a los entrenamientos, se entrena al máximo y siempre está disponible para su entrenador".

En el Eintracht de Frankfurt, club al que salió cedido, le recuerdan cada verano. Aún alucinan con lo que hizo antes de dar la rueda de prensa previa a su presentación con el equipo alemán. Vallejo fue saludando uno por uno a todos los periodistas de la sala, preguntándoles por sus medios. Allí cuajó una temporada espléndida.

En su experiencia en Wolverhampton, la siguiente cesión, también se acuerdan de Vallejo. Sobre todo los trabajadores del Molineux Stadium. "Le tenéis que dejar las llaves para que cierre él el estadio", contaban. Porque 'Suli', como le conocen en el vestuario del Real Madrid, era el último en irse tras los partidos, después de repasar y repasar sus actuaciones con sus entrenadores.

Vallejo volvió a salir este último verano del cuadro de Carlo Ancelotti. En su mochila, 3199 minutos con el equipo blanco, y un contrato que le unirá hasta los diez años con el Real Madrid, al finalizar en 2025. Antes de partir a Granada, Vallejo dejó un detalle que también marca la temporada de los merengues.

Cuando Bellingham llegó a Chamartín, en el club le preguntaron qué dorsal querría llevar en su camiseta. Él respondió que el '5' sería el que más ilusión le haría. El Madrid se lo comentó a Vallejo, que portaba ese número, y le explicó la importancia comercial del británico. Jesús, con el talante que siempre le acompaña, se mostró encantado de cederle su dorsal.

El Madrid, tras hablar con Vallejo, le comunicó a Bellingham la predisposición del español por cambiar su dorsal. Y Bellingham pidió rápidamente al club el teléfono de Vallejo para agradecérselo. Lo hizo tanto por el móvil como en persona, cuando se conocieron, lo que les unió desde el principio.

Vallejo se enfrenta este sábado al Real Madrid en el Bernabéu, pero no está previsto que viaje a la capital española. Sigue arrastrando unas molestias musculares en los isquios que le persiguen desde el inicio de temporada. Sólo suma 96 minutos de juego en lo que va de curso, y espera regresar en las próximas jornadas.

Los que le conocen de cerca hablan de este problema. "Tiene un músculo muy desarrollado y eso a veces es un problema para las lesiones. Los isquios le están haciendo vivir momentos difíciles en los últimos tiempos. Y las ganas que él tiene de querer ayudar siempre, de hacerlo bien, a veces le juegan malas pasadas también, por precipitarse".