VILLARREAL CF

Ilias Akhomach, el brillo en el Villarreal y la decisión de cambiar España por Marruecos: "Estoy agradecido a la Selección, pero la tenía muy clara"

El atacante recibe a Relevo en su momento más dulce: "Marcelino me ha dado confianza; Mandi es mi hermano mayor y me pone en mi sitio cuando toca".

Ilias Akhomach, durante la entrevista con Relevo./
Ilias Akhomach, durante la entrevista con Relevo.
Manuel Amor

Manuel Amor

Todo avanza a velocidad de vértigo en la vida de Ilias Akhomach (Els Hostalets de Pierola, Barcelona, 2004), convertido a sus 19 años en una de las piezas fundamentales del Villarreal de Marcelino. Cuando tenía 17 y jugaba en el Juvenil del Barça, Xavi apostó por él de titular en su debut como entrenador ante el Espanyol. Después pasó por el filial… y acabó regresando al Juvenil, con el que terminó la temporada pasada. En verano salió libre a La Cerámica y, después de un paso efímero por el filial, ya brilla en Primera y en Europa. "Han sido muchos cambios, pero así es el fútbol. El vestuario me arropó desde el principio y eso me ha ayudado muchísimo".

Su fútbol está maravillando en la élite. Hace un par de semanas marcó un golazo en Montjuïc para la victoria de su equipo (3-5), antes se estrenó en la Europa League y en Copa y ya enlaza 10 titularidades consecutivas. En su momento más dulce desde que aterrizó en Vila-real, Ilias recibe a Relevo en su casa, a las afueras de Castellón, para repasar sus últimos meses y la gran decisión que tomó en noviembre: dejar de vestir la camiseta de España para defender los colores de Marruecos, el país de nacimiento de sus padres.

¿Qué nota le pones a estos primeros meses en el Villarreal?

Muy buena, la verdad. Me he adaptado genial, los compañeros me han ayudado muchísimo, Marcelino me está dando confianza en todos los aspectos… No puedo pedir más.

Tu rol ha ido creciendo: empezaste con el filial y llevas 10 titularidades seguidas con el primer equipo, con goles y asistencias incluidos. ¿Qué ha cambiado?

En mi trabajo, nada. El vestuario ha sido clave. Me arroparon desde que llegué en pretemporada, y eso me ha ayudado un montón. En concreto, ha habido varios jugadores que se acercaron más a mí para que me integrase rápido. Yo sólo intento demostrar en los entrenamientos y en los partidos el tipo de futbolista que soy. Espero seguir así.

¿Qué compañeros te han ayudado más?

Sobre todo uno, Aissa Mandi. Es como si fuese mi hermano mayor, siempre está detrás de mí. Eric (Bailly) también me está ayudando mucho desde que se incorporó, y yo intento hacer lo mismo con él. Con la Copa África nos estuvimos puteando (risas), sólo esperaba a que Costa de Marfil perdiese para tocarle un poquito las narices. También están Kiko Femenía, Coquelin… me llevo bien con todos, pero ellos cuatro son con los que comparto más tiempo.

Hace no tanto estabas jugando con el Juvenil del Barça después de haber debutado con Xavi, en Vila-real pasaste primero por el B y ya has marcado en LaLiga y en Europa… ¿Te resulta fácil asimilar tanto cambio?

Bueno… Así es el fútbol: todo emociones. Puedes hacer un buen partido y estar muy contento y, al día siguiente, hacer uno malo y caerte. Tengo la suerte de tener a la gente que me rodea, que quiere lo mejor de mí y que me dice las cosas como son, sean buenas o malas. Mandi, en este aspecto, también me ayuda mucho. Sabe que soy joven y que uno puede crecerse, pero me pone en mi sitio (sonríe). Él también vino pronto a España y tiene la experiencia de haber vivido todo este proceso. Hay que escucharle.

¿Qué te pedían Setién y Pacheta y qué te pide ahora Marcelino? ¿Hay muchas diferencias entre los tres?

No tengo ninguna palabra mala hacia ninguno de ellos. Me han ayudado muchísimo. Todos te piden cosas distintas. Marcelino está muy encima de mí en los entrenamientos y en los partidos.

¿Qué tal es el trato con Marcelino? ¿Es tan exigente en los entrenamientos como se cuenta?

Sí, pero yo soy un jugador al que le gusta mucho entrenar y dejármelo todo en el campo. Es un técnico muy exigente, pero eso se agradece, se deja la voz para que tú des lo mejor de ti. Y se preocupa por sus jugadores, tanto por los titulares como por los que juegan menos. He tenido varias charlas con él para mejorar. Y lo escucho, porque debo aprender.

Imagino que uno de los momentos más bonitos de las últimas semanas sería el Barça-Villarreal. Marcaste un gol en tu vuelta a casa y no lo celebraste.

Ese partido fue muy especial durante la semana, me lo tomé súper en serio. Tres o cuatro días antes, mucha gente me preguntaba: 'Oye, y si marcas… ¿lo vas a celebrar?'. No lo hice por todo el respeto y el cariño que le tengo al barcelonismo, pero fue algo precioso. Ganarle al Barcelona, aunque no esté en su mejor momento, supuso un punto de inflexión para nosotros. Yo tenía el presentimiento de que iba a meter en ese partido. De verdad. Y cuando uno tiene algo en la cabeza, sabe que va a suceder. Lo había hablado en casa con mi familia y el día anterior, cuando vinieron a verme al hotel.

Ilias Akhomach y su gol al Barça: “Fue muy especial; no lo celebré por respeto”. RELEVO / MANU AMOR

¿Ese ha sido, hasta la fecha, el partido más especial de tu carrera? Vimos que todos tus amigos y tu familia estaban en la grada.

A nivel profesional, sí. Yo no sabía que iban a venir todos y con algunos me llevé una sorpresa. Llevaron hasta pancartas, me animaron… Tener a mi familia y a mi madre en la grada fue increíble.

A nivel colectivo, ¿qué le pasa a este Villarreal para no arrancar?

Somos un gran equipo y tenemos una gran plantilla. No es una excusa, pero cambiar tantas veces de entrenador siempre se hace difícil. Con Marcelino estamos bastante bien. Las últimas jornadas han sido muy positivas. Confío en que vamos a ir progresando y tirar hacia arriba.

¿Cuál debe ser la meta del Villarreal de aquí a final de temporada? ¿Es factible llegar a Europa?

Yo sólo miro al siguiente objetivo: el partido contra el Getafe de este viernes. Estamos muy bien, tanto física como mentalmente. Será importante para la clasificación. Han llegado varios jugadores nuevos, pero los hemos acogido muy bien. Todos tienen experiencia.

¿Y tus objetivos personales? El fichaje de Guedes aumenta la competencia…

Sí, pero la competencia es buena. Si no la hubiese, un jugador no daría lo máximo de sí mismo. Competir contra estos futbolistas te da un punto más para dejártelo todo. No me marco un número exacto, pero quiero acabar la temporada haciendo goles y asistencias.

¿Qué tiene que mejorar Ilias para ser aún mejor jugador?

Bastantes cosas. Soy un chico que se exige muchísimo, me gusta aprender cada día en los entrenamientos, de mis compañeros, escuchar a la gente… Sé que soy joven y que tengo que desarrollarme, pero voy día a día. El entrenador sabe perfectamente que yo soy extremo o interior, un futbolista de ataque, pero jugaré donde me necesite.

Cambiemos de plano: la selección. ¿Por qué decidiste, finalmente, optar por defender la camiseta de Marruecos?

Tengo que decir que, al final, yo soy marroquí. Mi cultura, mis orígenes… todo es de Marruecos. Uno tiene que tomar decisiones y esta ha sido la que, por dentro, tenía que tomar. Eso no quita que siempre voy a estarle muy agradecido a la Selección española por lo que ha hecho por mí, tanto a Francis (Hernández, coordinador de categorías inferiores), como a Santi (Denia, seleccionador sub-21) y a todos los entrenadores que he tenido. Hay que tomar decisiones y esta es una decisión mía, propia, que quise tomar.

Ilias, sobre su decisión de cambiar España por Marruecos. MANU AMOR / RELEVO

Sólo unas semanas antes de cambiar de selección, en otra entrevista con Relevo, comentaste lo siguiente: “En este momento, si estoy con España es por algo”. ¿Por qué se precipitó todo tan rápido?

En ese momento sólo pensaba en estar con España, no en lo que sucedería dentro de un mes o dos, pero pasa el tiempo y uno tiene que tomar decisiones. La selección es una cosa de sentimiento, algo que te va a durar durante todo tu futuro. No es jugar un partido y después cambiarte, como piensa mucha gente. Y lo que he querido es jugar con Marruecos.

¿Cómo te han acogido allí? Dicen que os tratan como reyes…

Muy bien, sinceramente. Ellos estaban contentos porque fuese a jugar con Marruecos. Es una decisión que yo tenía bastante clara. Como las personas de mi alrededor lo sabían, todo ha sido más fácil. No ha sido una decisión en la que hubiese pensado mucho; la tenía muy clara, muy clara. Todo ha ido como queríamos.

Debutaste en el parón de noviembre con la sub-23 marroquí. ¿Crees que te estás ganando un hueco en la absoluta? ¿Sueñas con ir a los Juegos Olímpicos?

Es mi objetivo. Con los grandes jugadores que hay ahora mismo en Marruecos, tienes que ser el mejor en tu posición para poder ir con la absoluta. Seguiré trabajando al máximo para, cuando se dé la ocasión, estar preparado. ¿Los Juegos? Es otra meta que tengo esta temporada: llegar al máximo nivel a París. Es un gran torneo y quiero prepararme al máximo. Ojalá tenga la oportunidad de ir.

Por cierto, y a modo de curiosidad: saliste del Barça después de tu último año de alevín y pasaste fugazmente por el modesto Nàstic de Manresa. ¿Cómo valoras esos meses fuera de La Masia? ¿De qué te sirvieron?

Recuerdo que, cuando me lo comunicaron, estaba volviendo en taxi de entrenar a casa. Cuando le dijeron a mi hermano mayor y a mi padre que no seguiría en el Barça, me llamaron, me lo comentaron… y me puse a llorar. El taxista, con el que todavía mantengo contacto, me calmó: 'Ilias, tranquilo, que no hay problema. Eres pequeño y aún te queda mucho tiempo'. Yo estaba muy caliente. Cuando llegué a casa, eso fue… Lo recuerdo como uno de los momentos más duros de lo que llevo. Estuve hablando con mi familia y nos planteamos la posibilidad de marcharnos a vivir a Bélgica, donde trabajaba mi padre. Mi hermano y yo no quisimos ir para allá de un día para otro y, por suerte, me quedé en España. Mi hermano mayor me dijo que el año siguiente o dentro de dos estaría de vuelta en el Barcelona. Al final fueron cuatro meses.

Pero… ¿por qué tuviste que marcharte del Barça? ¿No estabas dando el nivel?

No me acuerdo muy bien, pero el club decidió que no debía seguir. Hay mucha gente que dice que me fui cedido, y eso es mentira. Me echaron del club. Fue duro. El Nàstic de Manresa me ayudó muchísimo. Hubo un entrenador, Edu Castilla, que apostó fuerte por mí. Yo no tenía cómo ir, porque en ese momento vivía en Martorell, y me prometió que no habría problema de nada. Vino a mi casa y me dijo que tenía que ir allí. Se mataba, siempre le voy a estar agradecido por todo lo que hizo por mí. Ese equipo era una familia. Era un punto que yo echaba de menos. Todos sabemos que, en el Barça, cuando se alcanza unos niveles, uno se va por allí, otro por allá… El Nàstic era una familia. Y a mí eso me gustó mucho. Podía ser como era, me solté con todos los jugadores, con las familias… Esos cuatro meses fueron los mejores de mi vida. Iba a entrenarme con ilusión, tenía muchas ganas de ver a mis compañeros, Eric, el portero, era amigo mío de Martorell e íbamos juntos al entreno… Esos meses la reventé.

Ilias y el aprendizaje en sus meses fuera de La Masia: “Fueron los mejores”. RELEVO / MANU AMOR

¿Y, después, quién fue la persona del Barça que habló contigo y te recuperó?

Creo que Jordi Roura, que en ese momento dirigía la cantera con Aureli Altimira. Conmigo, personalmente, tuvieron un trato increíble. Fueron muy directos y me dijeron las cosas claras, como a mí me gusta. Después de volver al Barça ese año, todo fue para arriba.

Por aquel entonces todavía eras muy pequeño, edad alevín. ¿Cómo fueron antes tus primeros pasos?

Yo nací en Els Hostalets y con nueve años me marché para Martorell, que estaba más cerca de Barcelona. A mí me gustaba jugar al fútbol en la placeta. Terminaba el colegio y me iba para allá, pero no tenía ni idea de lo que era ir a un equipo. Sólo quería salir a la calle a echarme unos chutes y jugar. Un día, mi hermano mayor me dijo: 'Oye, vamos al Hostalets a entrenar'. Fui y los entrenadores, cuando me vieron, le dijeron que tenía que ir más. Al año siguiente, el Barça ya se puso en contacto con mi familia para que fuese a hacer las pruebas. Yo entonces tenía seis años y no tenía ni idea de qué era el Barcelona; sólo se me venían a la mente Messi y Ronaldinho. Cuando pasan los años, uno se va dando cuenta de lo que significa estar ahí.

Y en el Barça estuviste desde los seis años hasta los 19. ¿Todavía te preguntan mucho por qué te marchaste este verano?

Mis amigos y gente cercana conocen la decisión que tomé y saben que, si lo hice así, es porque era lo mejor para mí, pero el fútbol da muchas vueltas. Uno tiene que tomar decisiones. La mía fue salir y el Barça la respetó, me fui bien. Nunca voy a tener ninguna palabra mala hacia ellos.

¿Cómo es tu vida ahora en Vila-real? ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?

Mi vida es aburrida… porque yo quiero hacerla así. Me voy a entrenar por la mañana, como, me echo una siesta de entre tres y cuatro horas y a las 23:30 ya estoy en la cama. Mi hermano alucina con que duerma tanto (risas). Antes no me gustaba nada jugar a la Play, de hecho en Barcelona ni la tocaba, pero aquí me la compré con un compañero del Juvenil (Gerard Hernández) y ahora estoy viciado. Me paso las tardes jugando al Fortnite.