FC BARCELONA

El renacer de Iñigo Martínez, el "capitán sin brazalete" que prefirió ser honesto a jugar una Eurocopa

No fue al último Europeo por no estar "al 100%" en lo anímico y lo futbolístico. Ahora regresa tras su segunda lesión para ser importante.

Iñigo Martínez durante un calentamiento con el Barcelona./AFP
Iñigo Martínez durante un calentamiento con el Barcelona. AFP
Jordi Cardero

Jordi Cardero

Unas semanas antes del inicio de la Eurocopa 2021, Iñigo Martínez lanzaba un comunicado en redes sociales anunciando que no vestiría la camiseta de la Selección. Explicaba que no se encontraba "al 100% ni física ni mentalmente" para competir al máximo nivel. A sus 30 años, lejos de suponer el inicio del declive de todo futbolista, detuvo el reloj y se sobrepuso. Un año atrás, Jordi Cruyff y Mateu Alemany lo señalaron como sucesor de Gerard Piqué. Y uno de los principales motivos de su fichaje fue su carácter ganador y su espíritu competitivo. Aquella renuncia es ahora una mera anécdota. Iñigo se ha convertido en uno de los líderes del vestuario del Barcelona. Las lesiones no se lo han impedido.

Iñigo Martínez, en uno de sus últimos entrenamiento con el Barça.EFE

"Por honestidad con esas camisetas [la del Athletic y la de la Selección] y conmigo mismo, debo parar, dar un paso al lado para desconectar, recargar las pilas y recuperar prontamente la fortaleza que siempre me ha acompañado", escribía Iñigo en el comunicado. Precisamente fue sobre esa fortaleza sobre la que el central pivotó su regreso al máximo nivel. Es la misma a la que ha acudido para superar la fascitis que le apartó de su primera pretemporada como blaugrana o la última lesión muscular, justo en su mejor momento.

Si bien a Iñigo le costó dar un paso al lado fue, en gran parte, porque era consciente de que igual era el último tren a una Eurocopa. El gran inicio de temporada, no obstante, le valió para recibir la llamada de Luis de la Fuente. Y depende de su rendimiento estar en el europeo del próximo verano. Aún a día de hoy el ex del Athletic recuerda aquella decisión como un ejercicio de sinceridad, consciente de que igual otros hubieran decidido huir hacia delante. Tiene un mes para recuperar su mejor nivel y estar en la lista de La Roja de marzo y el reto -y la necesidad- de elevar el nivel defensivo blaugrana.

La “mala leche” de Iñigo

Cuando Mateu Alemany y Jordi Cruyff abrieron el casting para ocupar el vacío de Piqué, Iñigo estaba en la zona alta de la lista. Llegaría gratis, era zurdo -un perfil que no tenían- y supondría una mejora competitiva para el vestuario. "Nos falta un poco de mala leche", comentaban en la secretaría técnica culé. Aquellos que le conocen le describen como un líder natural que se ha ganado con trabajo la jerarquía que tiene en Can Barça. Es una persona valorada por el cuerpo técnico, el vestuario y la directiva.

Iñigo vive el fútbol con mucha intensidad. A sus 32 años sigue yendo a entrenar con el hambre de un juvenil. Por este motivo, cuando no le llamaba la Selección y se quedaba ejercitándose con el Barça 'bajo mínimos' durante los parones, en lugar de dejarse ir apretaba los dientes. Dentro del campo tiene un carácter muy marcado -en Bilbao aún le recuerdan como el Kaiser- , pero fuera es radicalmente distinto. Incluso algo tímido. Y, sobre todo, muy familiar.

Rara es la vez en que Iñigo no está entre los primeros en llegar a la ciudad deportiva. Es una de sus normas que ya seguía como jugador del Athletic. Acompaña a sus hijas al colegio y se dirige al centro de entrenamiento. Desde la Ciutat Esportiva apuntan que Iñaki Peña es otro habitual en llegar mucho antes de la hora de convocatoria.

Saber esperar su momento y comprender el barcelonismo

La fascitis con la que llegó Iñigo a Barcelona y por la que tuvo que hacerse una pequeña intervención le impidió comenzar la pretemporada desde el primer día. Su debut como titular en Mallorca no fue un gran estreno. Y aun desempeñando un papel secundario, era consciente de que su momento terminaría llegando. Que las temporadas siempre ofrecen momentos para la rotación. En cuanto tuvo la oportunidad, escaló hasta convertirse en un titular indiscutible para Xavi. El nivel defensivo y las lesiones también la han abierto las puertas del once a Pau Cubarsí o Héctor Fort.

En pocos meses, ha entendido la exigencia del Barcelona y del barcelonismo. Cuentan desde el cuerpo técnico que, por ejemplo, después de la remontada del Real Madrid en el Clásico era uno de los futbolistas más afectados, uno de los más enfadados por la derrota. Cuando Gavi se lesionó con la Selección, Iñigo decidió viajar con él desde Valladolid a Madrid en coche para luego tomar un avión para poder estar al lado del canterano.

"Es un capitán sin brazalete", cuentan los que han compartido vestuario con él. En el del Barça, donde los de casa son los más jóvenes y los de fuera, llegan de otras culturas donde se lidera desde otras aspectos, Iñigo se ha erigido como uno de los pilares. Está feliz en Barcelona y de haber elegido vivir en la ciudad y no a las afueras, donde residen varios de sus compañeros. La decisión de Iñigo de bajarse del tren a la última Eurocopa es el ejemplo de que una renuncia por temas personales no fue el inicio final, sino un nuevo comienzo.