Jagoba Arrasate: "No se trata de morir con tus ideas, sino de sobrevivir"
Charlamos con uno de los técnicos de moda de LaLiga sobre su mensaje, el papel del entrenador y su trabajo en Osasuna.

De dar clases a niños y niñas en Primaria a comandar Osasuna, uno de los equipos de autor más competitivos y reconocibles de los últimos años en LaLiga. El camino que ha recorrido Jagoba Arrasate (Berriatua, 44 años) es distinto al de otros entrenadores, y puede que por su singularidad se explique su forma de entender al jugador como a un alumno al que potenciar. "Durante muchos años compaginé ser profesor con ser entrenador. Al final se trata de sacar el máximo rendimiento a ambos".
"Me la tuve que desinstalar del móvil porque era la una de la madrugada y entraba, es una pasada. Ahí lo tenía todo". Arrasate habla de Mediacoach, herramienta de análisis que contiene informes y datos de todos los partidos y equipos. Su obsesión por este deporte le llevó a quitarse esta herramienta para no estar todo el día pensando en fútbol: "Los entrenadores somos así".
Jagoba entiende el fútbol como una continuación de la cultura del espacio en el que se disputa. Sabe lo que le gusta a la gente del norte. "Aquí nos ha encantado siempre un mismo fútbol, con el que hemos crecido todos y con el que me identifico. El Sadar lo vive de una forma especial". En esta entrevista con Relevo, el técnico de Osasuna charla sobre el fútbol que siente, su forma de gestionar el vestuario y el legado de un club y su visión como entrenador.
Andoni Iraola nos dejó esta pregunta a responder. ¿Cómo le gustaría que jugara su equipo con 10 jugadores?
La verdad es que los entrenadores no trabajamos mucho en ello, sí que hacemos muchos ejercicios de 10vs10, pero no tanto esta inferioridad. Depende mucho del contexto del partido, no es lo mismo ir ganando que empatando o perdiendo. Normalmente lo sencillo es jugar en 4-4-1, pero si necesitamos un gol apostamos por un 4-3-2. Muchas veces jugamos en 5-3-1 para sujetar un resultado porque con cinco defensas defiendes bien la amplitud y tener a tres dentro te permite ganar la frontal. Somos más de aspectos tácticos y de decir cómo vamos a defender y a atacar que de trabajarlo. Le prestamos poca atención, pero es verdad que cada vez hay más expulsiones. Lo tenemos que trabajar más.
Estudió magisterio y durante muchos años fue profesor y entrenador. ¿Hay mucho de su profesión en entrenar?
Sí, para mí la pedagogía es una forma de vida. He sido profesor muchos años y tengo vocación por ello, no es algo que haya abandonado. Durante años lo compaginaba hasta que llegué al cuerpo técnico de Philippe Montanier en la Real Sociedad, donde tuve que centrarme solo en el fútbol. Cuando estaba entrenando en tercera compaginaba ambas cosas, hacía media jornada en la escuela y después aprovechaba todo el tiempo para preparar los entrenamientos. Quizás algún día vuelvo a la docencia.
¿Tuvo de pequeño vocación por ser entrenador de fútbol antes que profesor?
De niño nadie quiere ser entrenador. Lo que quieren los niños es ser futbolista. Es verdad que tenía claro que quería ser profesor, y de niño jugué en las categorías inferiores de la Real Sociedad, después terminé haciendo carrera en el fútbol semiprofesional. Cuando ves que es tu techo y que no vas a ir a más, con 27 o 28 años empiezas a sacarte el título de entrenador y al final opté por dar el paso y empecé en el equipo de mi pueblo.
Dice Luis Enrique que el entrenador tiene que ser súper conciso con el jugador. ¿Es el mensaje lo más importante para un técnico?
Sí, para mí esto es lo más importante que hay para un entrenador hoy en día. Todos son capaces de llevar el día a día, preparar entrenamientos y usar una metodología concreta, pero creo que nos estamos convirtiendo en transmisores. Y para transmitir algo tienes que estar súper convencido porque el jugador te mide en seguida. Y cada día llegamos por la mañana y hay 25 tipos escuchándote, que saben si estás más o menos arriba, si tienes más o menos crédito. Son súper listos y enseguida te pillan. Precisamente Luis Enrique es de los mejores transmisores que hay. Tú le escuchas y te convence.
¿Ha cambiado el concepto de autoridad?
Antes decías algo y el jugador te hacía caso porque eras el entrenador, se daba por hecho sin cuestionarse tanto. Hoy en día tenemos que convencerle, y para ello se necesita transmitir bien y para hacerlo necesitas creer en lo que dices. Primero tenemos que hacer un trabajo hacia dentro, para convencernos, para llevarlo hacia el resto después.
¿Le ha llevado mucho tiempo encontrar su voz como entrenador y encontrar su mensaje?
El debate con mi segundo es fundamental. Hablamos permanentemente, incluso a veces discutiendo pero eso nos lleva a una idea más reafirmada, porque detrás hay mucho análisis, un estudio, imágenes y tu trabajo es trasladar el mensaje lo más limpio y masticado posible. Al jugador no le puedes transmitir tus dudas o debates internos, sino solo lo más relevante. Todo evoluciona, tienes que reciclarte porque lo que te vale hoy, mañana ya no.
Al jugador no le puedes transmitir tus dudas, solo lo más relevante
Entrenador de Osasuna¿Notó esa ruptura cuando se va de la Real Sociedad, en que el mensaje ya no llegaba? ¿Percibe uno eso?
Sí, eso lo percibes. El primer curso fue súper exigente, jugamos muchos partidos y no tienes tiempo para pensar. Luego el segundo es verdad que cambiamos algunos jugadores y la forma de jugar, probamos con el rombo y vemos que los resultados no salen, que hay dudas. Tu sigues trabajando y creyendo en lo que haces, pero sin resultados, el jugador no cree. Te puede comprar lo que dices, pero tienes que ganar.
¿Hay que ir hasta el final con la idea cuando las cosas no salen?
Mucha gente habla de morir con sus ideas. Aquí se trata de sobrevivir. Si ves que una cosa no va bien, hay que modificarla, que no digo que tengas que ir en contra de lo que piensas, pero en Osasuna estuvimos 13 jornadas seguidas sin ganar y cuando esto pasa es por un montón de cosas: porque te equivocas, por lesiones, porque puedes tener mala suerte. Pero depende un poco de ti el poder cambiar esta inercia. Yo tengo mis ideas, el fútbol que me gusta, pero al final esto se trata de llegar a unos objetivos, y para hacerlo a veces tienes que tomar una dirección que en un inicio no la veías.
En enero de 2021, Braulio Vázquez, el director deportivo de Osasuna, compareció en medio de esa mala dinámica para decir que usted era el capitán del barco y que o llegaban todos a puerto o se hundían juntos. ¿Qué supuso para usted?
Lo mejor de esto es que él no salió a rueda de prensa y dijo esto. En el día a día era así con todo el staff y sentía que Braulio no solo creía en mí como entrenador, sino también como persona porque veía cómo era el durante la semana y creía que eso iba a salir bien. En ese momento ese mensaje sirve para cerrar filas, te reafirma de cara al vestuario porque cuando ves que no vamos bien seguro que de los 25 jugadores hay muchos que quieren que te vayas. Pero el mensaje fue tan potente que nos dio mucha confianza y al final tuvimos una salvación hasta holgada.
¿Le pilló por sorpresa?
Braulio me dijo que saldría a decirlo porque había hablado con el presidente y ambos iban en la misma dirección, porque no tendría sentido que el director deportivo diga algo y el presidente te eche a la semana siguiente. A partir de ahí nos juntamos, cerramos filas y tiramos para adelante. Fue un momento muy importante para mí en el club y le estaré siempre muy agradecido, no todos lo hubiesen hecho.
Se ha movido siempre en el fútbol del norte y muchas veces ha expresado que le tiene enganchado. ¿Qué es lo que le atrae?
Salvando la Real Sociedad, que quizás es un equipo más moderno por decirlo de alguna forma y que practica un fútbol más posicional, el fútbol del norte es el que he vivido siempre con mi padre en Atocha, San Mamés o Ipurúa. Ser valiente, no especular, ir a por el rival, cargar el área con centros, no tener el balón por tener. Es algo que el fútbol vasco siempre ha tenido y se asemeja un poco a nuestra personalidad y siempre he creído en este fútbol. A veces hay matices, no puedes ser siempre lo valiente que quieres, pero he visto mucho a Mendilibar, que cuando lo hacía bien era un lujo e intento seguir un poco esa idea.
¿Existe una simbiosis entre Osasuna y lo que usted propone?
Se ha juntado un poco todo. A los jugadores les gusta lo que les proponemos y a El Sadar le encanta este fútbol; hay un córner o un saque de banda y se celebra. A nosotros nos pone cachondos todo esto, como ir a apretar arriba aún sabiendo que quizás no la robarás, pero ya vas a forzar un saque de banda y el público lo celebrará y es cómo si ya fuésemos ganando. Igual que el fútbol de Las Palmas o el Betis es de "olés" y eso no gusta tanto, creo que cada club tiene su identidad y tienes que adaptarte un poco a eso, porque lo que haga aquí no valdrá en otro sitio.
¿Si estuviera en otro equipo, veríamos otro fútbol entonces?
No lo sé, pero yo no me veo haciendo este fútbol en el Betis o Las Palmas, por citar dos equipos que me encantan. Ahí va de "olés", de artistas y les ha ido muy bien con eso, pero aquí es otra cosa. No sé si cambiaría o no, lo que sí sé es que yo estoy hecho para Osasuna y parece que de momento el club también para mí, entonces es algo más fácil de manejar.
Yo no me veo haciendo el fútbol que me gusta en el Betis o Las Palmas
Entrenador de OsasunaOsasuna es un equipo muy consciente de sus virtudes y limitaciones. Lo que más me fascina es la capacidad de adaptación en distintos sistemas incluso dentro de un mismo partido. ¿Cómo se llega hasta aquí?
Al final el modelo de juego no varía tanto. En segunda jugábamos en 4-2-3-1 y cerrábamos en 4-4-2 y nos iba bien, pero cuando subes a primera tienes que mejorar, porque ves que defendiendo como en segunda puedes tener inferioridad en el centro del campo o no llegar a las basculaciones. Te encuentras con equipos que te someten y necesitas una línea de 5 porque así defendemos mejor el ancho y con los tres centrales defendemos mejor el área. El modelo no varía, pero nos damos cuenta que dependiendo del partido hay sistemas que te acercan al resultado y los jugadores están cómodos con cualquier sistema.
El Chimy Ávila fue uno de los primeros fichajes que hizo Osasuna cuando subieron a primera. ¿Cómo es trabajar con un jugador así?
Cuando subimos queríamos dar un salto de calidad y entendimos que el Chimy nos daba esto. Él es cómo lo veis y a veces te saca de quicio porque es tan visceral que en los entrenamientos es como es.
¿Cómo le afectaron las lesiones en su juego? Desde hace un tiempo le suele ubicar en banda, alejándolo de la posición de 9.
Con el tiempo nos dimos cuenta que no se sentía cómodo fijando a los centrales, aunque es un jugador que en la presión nos daba mucho, que sabía forcejear con la defensa… y decidimos ponerlo más caído a banda, algo que ya había hecho con el Huesca de Rubi y al final es tener un atacante extra, y él se sentía mejor en esa zona.
¿Qué buscan con este cambio de posición?
Somos un equipo que hace mucho centro lateral y ves que son situaciones que no se defienden bien, que a veces el lateral rival no suele cerrar tan bien como los centrales y ahí había un espacio para atacar con una diagonal, es algo más complejo de defender. Ya tenemos a delanteros como Budimir o Enrique García, y el Chimy está marcando muchos goles cortando desde esa zona. Creo que se siente más incómodo entre centrales.
Son un equipo que gana con facilidad el segundo palo en situaciones de centro lateral.
Centramos mucho y sabemos que con el extremo, lateral y la caída del volante tendremos un 3x2 en esa zona, si nuestro delantero fija a los centrales es mucho más sencillo ganar el segundo palo atacando esa zona con alguien que llega de segunda línea o el otro extremo.
¿No se defiende tan bien el centro como antes?
Yo creo mucho en cargar el área con distintos jugadores. No sé si es que los equipos no trabajan lo suficiente el aspecto defensivo, porque se está más pendiente de cerrar líneas por dentro, de que no te filtren, pero a nosotros lo que nos gusta es llegar por fuera, aunque a veces no se puede y primero tienes que atraer dentro. Pero creo que es muy difícil defender un buen centro porque no solo es el delantero, es el extremo del lado opuesto, el mediocentro que entra, que es difícil de detectar.
Osasuna siempre ha sido un equipo de mucho centro. ¿En qué ha tenido que incidir más?
Sobre todo corregimos día a día. Trabajamos eso todas las semanas, sobre qué queremos en cada situación, sobre todo corregir que si el punta hace un movimiento, el extremo haga el contrario. Queremos tener distintas zonas de remate en el área, ocupar bien los espacios y ganar el rechace para volver a atacar, que el rival no pueda dar tres o cuatro pases seguidos y se sientan sometidos.
En el equipo del juego exterior ha emergido Aimar Oroz, un 10 como los que ya no quedan.
A Aimar lo teníamos controlado desde hace tiempo, es verdad que su irrupción este año ha sido muy potente, pero ya veníamos trabajando con él. Empezó no siendo titular en el filial, después empezó a jugar y al final ya era muy importante. Hubo una evolución en su físico y en pretemporada ya vimos que estaba preparado. Se juntó esto con que nosotros le dimos la oportunidad.
Este año Osasuna es el que está dando más pases en campo rival desde que subió a primera. ¿Por qué esta evolución?
El año pasado detectamos una carencia, y es que sacábamos más puntos fuera de casa que en El Sadar. En partidos más cerrados nos costaba y como nunca nos hemos destacado por nuestro juego posicional, creímos que necesitábamos otro perfil para abrir partidos en casa, cuando el rival se te puede cerrar más, y Aimar pero también Moi han sido claves para mejorar nuestro juego interior.
Necesitábamos otro perfil en el centro del campo, y Aimar y Moi han sido claves en esto
Entrenador de Osasuna¿Qué ha cambiado con Moi y Aimar en la forma de jugar?
Estamos defendiendo más con balón porque nuestro juego posicional ha mejorado sensiblemente con ambos. Cuando defiendes más con balón, el rival te ataca menos veces también. Me acuerdo que el pasado año cuando llegó la circular de que se podía sacar con el portero y los centrales en el área pequeña los jugadores le decían a Braulio que la circular no había llegado porque a mí no me gustaba hacerlo y no les dejaba. Este curso ya vamos dando pasitos en esa dirección porque entendemos que había un margen de mejora y porque cuando tienes a jugadores como Moi o Aimar, que la quieren y que aún estando de espaldas sabes que no la perderán, es bueno potenciarles.
Escuchándole se le ve muy flexible. ¿Es el gran reto del técnico el ir resolviendo las dudas que los propia naturaleza del jugador va planteando?
Esto es como cuando era profesor, tú tienes que optimizar a tus jugadores. Yo tengo mi idea de juego, pero lo que no puedo hacer es ir contra la pared y chocar. Sabiendo lo que tienes, hay que sacar el máximo rendimiento a los recursos de los que dispones. Este curso hemos mejorado en el juego asociativo, pero no queremos perder nuestra identidad, el ser incómodos. Depende de lo que tengas, te tienes que amoldar.
¿Qué seguridad le transmite tener a un central como David García? Es uno de los mejores de La Liga.
Para nosotros es un jugador diferencial. Él estuvo cedido en la Cultural Leonesa y a veces estas cesiones vienen bien para que el jugador madure. El rendimiento que está dando es espectacular, pero es que cree mucho en nuestra idea, es súper valiente, siempre le veréis apretar en campo rival, atento a las vigilancias y si nos superan se maneja muy bien en su área, ahí es también de los mejores. Con las ausencias de Oier o Roberto él ha cogido también mucho peso a nivel de liderazgo, porque es de la casa y nuestro capitán.
Oier y Roberto Torres llevaban en el club una década. ¿Le supo mal perder a dos referentes en el vestuario?
Ha sido un tema muy complicado. Nos ayudaron mucho cuando llegamos, porque son capitanes de verdad, de apretar en el día a día, de que cuando viene alguien nuevo enseñarle lo que son los valores de Osasuna. Esto facilita mucho el trabajo al entrenador.¿Qué pasa con esta situación? Que si tu estás uno o dos años no pasan estas cosas, pero si llevas cinco, sí. A Oier no le renuevas, Roberto pierde protagonismo… son decisiones muy difíciles. Les estoy súper agradecido porque han sido capitanes con mayúsculas. Unai y David García, Kike, Moncayola, ellos han mamado todo esto e intentan mantener el mismo liderazgo porque son de la casa.
Se hizo viral el vídeo de Abde explicando que Xavi le pedía que encarase. ¿Usted le exige lo mismo?
Es un jugador especial. Para nosotros es un lujo tenerlo cedido, porque estos futbolistas no los podemos tener de otra forma. Tenemos que aprovecharlo, porque es distinto en todos los sentidos, es un tío súper cariñoso, toda la gente le quiere un montón. Hay días en los que no le sale ni una y te desquicia, pero también te va a ganar partidos, entonces lo que hacemos es no limitarlo, potenciar sus virtudes, porque a estos jugadores no les puedes quitar libertad.
¿Está en contra de robotizar ese talento?
No podemos limitar ese talento ni decirle "tienes que hacer esto, esto y aquello", no, porque tiene tanto talento y tal repertorio que nuestro trabajo es generarle el mejor ecosistema para que reciba en zonas con poco tráfico y pueda jugarse el 1x1. Generar situaciones para que él pueda brillar.
Me comentaba Andoni Iraola en la entrevista que su Rayo utiliza el balón en largo para abrir espacio dentro. En Osasuna usan mucho esos envíos sobre los extremos. ¿Persigue lo mismo con esos envíos?
Nuestra máxima es progresar. Pero eso se puede lograr de muchas formas, con juego asociativo o directo. Lo que queremos es que a la mínima que tengamos opción abramos el balón fuera para que nuestros extremos tengan centro o 1x1. A veces situamos a Moncayola como 8 porque entendemos que es ganador en esas disputas, y bajamos a Lucas para salir por abajo. Pero siempre queremos llegar a fuera, trabajamos para eso.
Hablaba de la buena relación que tiene con el director deportivo, Braulio Vázquez. ¿Cuál es la clave del éxito?
La buena sintonía que tenemos. Trabajamos juntos todos los días, y los viernes vamos a tomar una cerveza en la que al final no hablamos de fútbol, sino de otras cosas. Cuando él llegó le costó un poco la idiosincrasia de Osasuna, porque venía de otro sitio. A mí me pasaría lo mismo si me fuese a otro club. Se fue empapando de lo que es el club y ya nos conocemos muy bien.
¿Es fácil acertar con los fichajes conociendo tan bien al director deportivo y viceversa?
A la hora de firmar hay debate, pero cada vez menos, porque él sabe lo que quiero y yo sé cómo trabaja Braulio y lo que me puede traer. Vamos en sintonía. Los primeros años fue más complicado, porque a él le puede parecer bueno un jugador, pero si viene y no lo pongo es malo para él, y al revés igual. Llevamos tanto tiempo juntos que los fichajes al final son como un molde en el que encaja, que ese jugador sea importante para Osasuna.
Cada año mejoran. ¿Existe ese miedo a no mejorar más? ¿A haber tocado techo?
Es la clave. Ambos tenemos ese miedo porque tenemos la sensación de que cada año tenemos mejor equipo, Braulio se mueve muy bien, detectamos qué carencias tenemos y dónde podemos mejorar. En segunda teníamos buen equipo, subimos y lo mejoramos y así cada año. Muchas veces lo hablamos y decimos, joder, ¿Cómo mejoramos? Porque el siguiente paso es muy difícil, no podemos entrar en una puja, entonces ¿No podemos crecer más? Este es nuestro debate, somos muy inconformistas. Llega un momento en el que ves el techo cerca, tenemos Tajonar, que es nuestro mejor activo, pero no saldrán buenas generaciones cada año, así que sí que tenemos un poco ese miedo.
¿Cómo podemos mejorar? Ese es nuestro mayor miedo, porque el siguiente paso es muy difícil
Entrenador de Osasuna¿Cómo sabrá si han tocado techo? ¿Cree que es algo que puede oler en el ambiente?
Todavía no ha pasado eso. Esto nos ilusiona, el saber que fueron Kike Barja y Moncayola al principio, ahora es Aimar, que ha venido Moi, Rubén Peña, Aitor. Sí, el techo lo vemos cerca, pero este año ya lo hemos hecho y ya estamos pensando en el siguiente. Lo podemos oler, pero no sé si es que no lo queremos ver, pero tenemos esa ilusión de que el año que viene tendremos un equipo un poquito mejor.
¿Cambiaría su forma de entender al vestuario si no estuviese en un club tan familiar?
A mí me ha tocado estar en la Real Sociedad, estuve en Soria y ahora aquí, y son vestuarios bastante familiares, pero hablando con otros entrenadores te das cuenta de que es complicado, a lo mejor tendría que cambiar algunas cosas, tomar parte en asuntos en los que ahora no entro porque aquí es más sencillo. Hay unos capitanes, un código interno y la gente que viene de fuera se integra muy fácil en todos los sentidos. Hablo mucho con los capitanes y ellos fidelizan muchos los valores del club, se me facilita toda la tarea.
¿Lo pasa peor la noche antes del partido o la de después?
La de después es la peor. Siempre se ríen de mí porque en el bus o en el avión a los cinco minutos duermo a pierna suelta, no me cuesta nada relajarme, pero después del partido no puedo dormir, independientemente del resultado, supongo que por estar toda la semana pensando en ese momento, por la tensión. Ese es el mejor momento para analizar, porque hasta las tres o las cuatro no te duermes.
La peor noche es la de después del partido. Pero es la mejor para analizar
Entrenador de Osasuna¿Comparte este análisis con alguien?
Ese es más interno tuyo, ahora tenemos la opción de tener el partido justo al acabar, con cortes, incluso en vivo, así que en casa me lo miro con calma. Depende mucho de tu estado anímico, porque si has perdido te enervas mucho más con los errores, haces el análisis pero joder, todo es muy reciente. Pero es la mejor hora porque es cuando tengo más presentes todo lo sucedido.
¿Tiene tiempo para disfrutar de todo lo que está viviendo?
En la Real todo fue inesperado, llegó de golpe. Estaba en el cuerpo técnico y me hice cargo del equipo en la previa de Champions. Fue un año intenso, con más de 50 partidos, sin tiempo para pensar. Luego vas madurando y aprendes a relativizar las cosas, ahora estoy disfrutando más en Osasuna. Al llevar mucho tiempo aquí sientes que es como un equipo de autor, y eso te llena.
¿Cómo gestiona todo lo que rodea a su puesto de trabajo cuando llega a casa?
Somos 24 horas entrenadores y es difícil desconectar. Llevas una mala racha a casa, un enfado, un mal entrenamiento, incluso cuando las cosas van bien tienes la llamada del director deportivo, del médico y es muy difícil. Es lo que peor llevo, porque mi mujer y mis hijos no se merecen eso, se merecen que cuando estés en casa estés con ellos al 100%, y a veces cuesta. Pero voy mejorando en esto. Si termino y hago deporte, me ducho y me voy tranquilo noto que me bajan las pulsaciones. Cada uno tiene sus terapias.
¿Con qué partido se queda de los que ha dirigido?
Últimamente hemos tenido muchas alegrías. Betis y Sevilla en Copa, ambos fueron partidos muy diferentes. En el Benito Villamarín nadie contaba con nosotros y fuimos súper convencidos de que era nuestro día y que ganaríamos al campeón. Estábamos preparados para todo. Hubiésemos jugado más prórrogas. Ante el Sevilla fue distinto porque empezaron siendo muy superiores y supimos ajustar. Me quedo con haberlo podido vivir en casa, con nuestra afición. Lo mejor que tiene nuestra profesión es poder hacer feliz a la gente, y eso te llena muchísimo.
¿Qué mensajes se le pueden trasladar al jugador en un escenario como el del Betis o Sevilla en la prórroga?
El día del Betis empatamos en el 90, así que fue sencillo, porque era seguir haciendo lo que nos había llevado hasta allí. Pero en el descanso fue durísimo, porque nos hicieron el 2-1 y había que insistir en lo que estábamos haciendo y llegar a los penaltis, porque tienes que hacer verles que llegando a los penaltis tenemos un portero que va a parar dos lanzamientos y vamos a ganar.
Ante el Sevilla fue justo al revés.
Exacto, nos empatan al 90 y tenemos que transmitir que ya tenemos la experiencia del día del Betis, que estamos ante nuestra gente y va a salir bien. Sobre todo que el jugador vea que se confía en él.
¿Qué pregunta le dejaría al siguiente invitado?
¿Cómo parar el partido cuando ves que las cosas no te salen bien y te hueles que te van a marcar? ¿Qué usaría como tiempo muerto?