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Lardín: "El accidente hizo que me retirara joven, debí pedir ayuda"

El ex del Espanyol y Atlético reconoce sus errores y cómo influyeron en su carrera: "Los futbolistas nos creemos por encima del bien y del mal"

Jordi Lardín, en su etapa como futbolista con el Atlético de Madrid. /Getty
Jordi Lardín, en su etapa como futbolista con el Atlético de Madrid. Getty
Lorena González

Lorena González

Jordi Lardín (Esparraguera, Barcelona, 04/06/1973) fue el capitán y figura del Espanyol de los años 90. Jesús Gil lo fichó para su Atleti, y allí vivió la cara y la cruz del fútbol, con un accidente de tráfico que marcaría el resto de su vida y su carrera. Desde su casi fichaje por el Real Madrid hasta el descenso rojiblanco, cuando se le reprocharía sus salidas por la capital. Tras su función como director deportivo del Espanyol, es muy conocedor de lo que consiste el 'gen perico' en Barcelona y, por el bien del fútbol español, espera que el Barça haya actuado bien en el 'caso Negreira'.

Lardín: “El accidente hizo que me retirara joven”.RELEVO

¿Jordi, todavía te llaman 'Speedy'?

No, ya no. Ya estoy más lenteja. Me lo puso un periodista y me quedé con eso para la prensa, pero compañeros como Francisco o Tamudo, me llamaban 'enano'. Era el más pequeño hasta que llegó Miguel Ángel Benítez, que me superó en bajito.

¿Aún así confiabas en tus posibilidades en el fútbol?

Empecé a jugar ya de semiprofesional con 15 años, por entonces pasabas del infantil al juvenil, y luego subí al Manresa. La Tercera División era una categoría con jugadores históricos, tenías que hacerte un hombre rápido si no querías llorar en los partidos. Ahí empiezo a ver el fútbol como algo profesional, sobre todo cuando doy el salto al División de Honor del Espanyol.

¿Tuviste buena contención en aquellos años?

En el juvenil del Espanyol coincido con Raúl Moya, que me mima y cuida mucho, y de ahí fui al primer equipo, con gente de una calidad humana especial, como Francisco que, aunque parecía un 'vinagre', era muy formador y muy padre. Otros como Mendiondo y Eloy me abrieron el camino y me enseñaron los códigos de un vestuario antiguo, donde estaba muy marcaba la pirámide.

¿Esos códigos siguen existiendo?

Creo que cada vez menos. Los jugadores cada día respetan menos al veterano, se les da más dinero y eso hace que vean el fútbol de otra forma. Me saqué el carnet de conducir con 25 años, fue cuando me compré un coche de alta gama. Antes les había hecho algún regalo a mis padres, porque para mí la familia era lo más importante. Había visto el esfuerzo que habían hecho, mi padre se levantaba a las 5 y hasta las doce de la noche estaba conmigo en Manresa. Mi primer sueldo fue para ellos y les regalé un viaje con mis hermanos mientras yo estaba de pretemporada en Rusia. Bromeábamos diciendo que ahorrábamos para ser pobres.

Fuiste papá muy joven, ¿cierto?

Fui padre antes de ir al Atleti. Conocí a una persona, tuvimos una relación, no fue bien, pero tuvimos un hijo maravilloso. Mis padres cuidaron de mi hijo cuando yo jugaba. Me tocaba tenerlo algún fin de semana y me lo traían a Madrid.

¿Cómo fue tu llegada al Atlético?

Me impactó porque en ese momento en el Espanyol yo era el que tenía más repercusión mediática, y en el Atleti había ocho o diez por delante. Eso incluso me gustó porque salía de la responsabilidad máxima que había tenido en esos cinco años. Además, la masa social era mucho más amplia y exigente.

¿Con quién hiciste mejores migas?

Tanía compañeros ya en la selección, como Santi Denia, Roberto y Kiko. Había gente maravillosa como Toni Muñoz. A veces nos llamamos y nos vemos, cruzo alguna conversación con Juninho por Instagram, aunque cada vez menos, es difícil porque llevamos vidas distintas.

Te fichó Jesús Gil.

A Jesús le agradezco muchísimo el trato que tuvo conmigo en todo momento, y a su familia. Me trataban muy bien y en los malos momentos me ayudaron mucho. Cuando llegaba a la sala de rotuladores, que los hacía volar, imponía, pero formaba parte de su personaje. Fue un hombre que ha dejado un legado y eso no se hace con suerte, sino con mucho carácter.

¿Cómo era cuando bajaba al vestuario?

Se cagaba en todo. Lo vivía muchísimo, era un 'presi' de la vieja escuela. Al que veía que se tocara la barriga, bajaba y se lo decía, en su momento fui uno de ellos. Hay momentos en los que se pierden las expectativas de la vida y del fútbol, y yo las perdí.

¿Te lo recriminó Jesús Gil?

Sí, vino a decirme que esperaba mucho y que creía mucho en mí, que además tenía tiempo para hacerlo. Es verdad que después del accidente de tráfico empecé a darle más importancia a otras cosas que al fútbol, y me lo reprochó. Jesús Gil tenía razón y no tuve problema en dársela.

Háblame de aquel accidente de tráfico, si te apetece...

Volvíamos de Barcelona, conducía mi hermano, en un momento del camino se despistó y volcamos. Él no se hizo nada, yo recibí varios golpes en la cabeza y quedé semiinconsciente durante un tiempo.

¿Qué lección sacaste de aquello?

Le di más importancia a la vida, me di cuenta de que hoy estás aquí y mañana allí, y eso me perjudicó en cómo encarar mi carrera, hizo que que me retirara joven. No tenía secuelas, pero me tocó bastante la fibra ver que podía haber muerto ese día y que me estaba perdiendo cosas de mis hijos, familia… Tendría que haber pedido ayuda a un especialista. Tenía 27 años y en aquellos momentos hablar de un psicólogo era que te tacharan de loco, de 'tarao'. Ahora hay otra cultura y el psicólogo es fundamental para cualquier equipo.

¿Entre los futbolistas costaba reconocer que ibas al psicólogo, no fuera a ser que el entrenador pensara que no estabas bien y no te pusiera?

Claro, poder comentar que ibas a un médico, era un tema tabú. Recuerdo que cuando Benito Floro intentó introducir esa figura, la gente le decía que no. Además los futbolistas hemos tenido siempre el ego muy grande para reconocer que necesitamos ayuda, nos creemos que estamos por encima del bien y del mal, ¿no ves que tenemos reservado VIP en todas las discotecas y no pagamos en los restaurantes? Es fundamental que la gente pida ayuda.

¿Tú también te veías por encima del bien y del mal?

Por supuesto, ¡me creía que era Super Ratón! Me decían hasta que era guapo y yo me lo creía. Hay que preparar a los jóvenes del impacto que tiene la fama, hablarles, advertirles…

¿Te arrepientes por no haberte cuidado más?

Exacto, me tachaban de salir, pero yo no salía demasiado, lo que pasaba es que no hacía la vida que ahora hacen los futbolistas. Para comer me iba al restaurante de un amigo de Pozuelo y luego jugaba mi partida de mus, no hacía el trabajo invisible, la siesta…Salía mucho más de día, y la verdad es que salía lo mismo todos. Estaba soltero en Madrid, no tenía a nadie esperándome en casa. Ahora tienen cocinero en casa, más información, entrenamiento personal por las tardes con un entrenador, etc.

Durante tu etapa como director deportivo del Espanyol, ¿pudiste inculcar tu experiencia jugadores?

Desde luego, en mi época del Espanyol comían todos en la ciudad deportiva nuestra dieta y luego se iban a casa a dormir la siesta.

¿Echaste para atrás algún fichaje por la vida que llevaba el futbolista en cuestión?

Echar para atrás no, pero ni valorarlo porque teníamos información de que no era lo suficientemente profesional, sí. Me hablaban de alguno, hacía tres llamadas a gente de confianza, y me enteraba de todo.

¿Qué significa ser del Espanyol en Barcelona?

Ser valiente. Significa ir en contra, ser el único de la clase con esos colores, ser distinto.

¿Notaste que el Real Madrid fuese el equipo más beneficiado por los árbitros, como asegura Laporta? 

Nunca he creído ni que Real Madrid ni Barça tengan esos beneficios, sino que son equipos que siempre llevan el peso de los partidos y están más en tu área, te avasallan, y los árbitros entonces tienen más dudas. No es lo mismo pitar en Sarriá que en el Camp Nou o en el Bernabéu. El VAR beneficia más a los equipos pequeños. En el área antes pasaban cosas que eran dudosas y no se pitaba penalti según el equipo que era. Ahora se revisa la jugada, se ve y se repite durante toda la semana. Tienen más presión por las cagadas que puedan hacer.

Lardín: “Ojalá el Barça no haya hecho nada irregular, por el bien del fútbol español”.RELEVO

¿Cómo se vive el 'caso Negreira' desde el otro lado de Barcelona?

El aficionado del Barça, por mucho que haya evidencias de que no es normal pagar al vicepresidente de los árbitros, se diga lo que se diga, va a defender a su club. Si ha defendido que se negaran a jugar un partido de Copa del Rey, contra mí, por cierto... Aludió que sólo tenía diez jugadores, cuando cuenta con un filial, y no se jugó. Y aquello se defendió, y lo entiendo, pero creo que es necesario que se aclare a dónde fueron esos pagos, cómo se repartieron… Que el Barça le pague por hacer informes a un exárbitro, me parece bien. Hacerlo al vicepresidente del CTA, no es ético.

Los informes se hacen en todos lados, eso sí.

En todos lados, son internos y lo normal es que alguien del cuerpo técnico los realice. Como quien hace un informe a ver cómo tiran los penaltis, hacia dónde se tira el portero… Ojalá todo esto se depure y salga que el Barça no haya hecho nada irregular. Tenemos que contar con toda la información para que el fútbol español y el Barça, que es un grande de este país, no quede salpicado ni manchado por algo así.

¿Y en el Espanyol qué sucede?

Estamos instaurados en una montaña rusa en la que no hay una continuidad, ni una irregularidad ni una metodología clara, ni a la hora de fichar, ni de gestionar. Un año te metes en Europa, otro bajas, al otro subes, y al siguiente a punto de descender. Esa inseguridad no es buena. No nos sobran los socios jóvenes, y cada vez cuesta más encontrarlos, así que hay que ilusionar a la gente, sobre todo dándoles una continuidad.

Para ello, tú apostaste por Quique Sánchez Flores.

Coincidió con la primera temporada de Míster Chen, y se hace una plantilla importante, yo llevaba 4 años en la base, teníamos clarísimo dónde estaba nuestra escalera y línea de sucesión de los jugadores, a los cuatro o cinco chicos por posición y etapa muy marcados… Cuando empiezo con Quique, me preguntaba y hablábamos de futbolistas como Marc Roca, Aarón, Melendo… Tenía la confianza para decirle "en cuanto los trabajes dos meses, te van a encantar". Todo lo que no podíamos buscar fuera, lo teníamos en casa. Llegaron los Pedrosa, Víctor Gómez…

Al final en las últimas temporadas, el Espanyol termina decepcionando, ¿no?

Los aficionados del Espanyol siempre hemos sido igual, no sabemos ni nos gusta estar a media agua. Cuando estamos con el equipo es cuando las cosas van muy mal y sacamos nuestro gen perico. O cuando estamos muy bien. Deberíamos ser más realistas y saber cuál es nuestro tope, y en los últimos años es en el puesto undécimo, más o menos. Por delante tienes a muchos equipos.

¿Quieres decir que quizás no se es realista con las aspiraciones del Espanyol?

Siempre hay años mejores. Es necesario la estabilidad y el equilibrio y eso llega cuando lo tenemos gente de la casa y de fuera. Los de la casa dan un plus y el aficionado se siente más identificado con ellos. Tenemos pocos jugadores de la casa importantes.

¿No te dan ganas de volver al club para intentar ayudar?

Claro que tengo ganas, y tengo mucho cariño a la gente que está en el club, entiendo que llevan una línea distinta de lo que debe ser el Espanyol yo tengo clarísimo que cuando el Espanyol ha tenido un papel importante es cuando ha habido ese equilibrio. Con Luis García recuperamos a alguien de la casa, con Pochettino tuvimos épocas brillantes en el club. Si nos salvamos, espero que Luis tenga el apoyo que debería. Porque si no, siempre vamos a estar igual. Por ejemplo, con Sergio González, que tiene una forma de dirigir pausada, tranquila, no es un tipo que gesticule, desde la grada se escuchaba "Mira el bracitos que no se mueve, no dice nada, no transmite". Se ha ido al Valladolid y al Cádiz, con plantillas de pocos recursos, y les ha sacado un rendimiento increíble, los ha salvado y subido. Es un entrenador como la copa de un pino, aunque no gesticule o no sea aparatoso. Sabe dónde está, como debe jugar en cada momento… Tú ves al Cádiz y sabes lo que su entrenador va a hacer.

Tus mejores tiempos, ¿cuáles fueron?

Mis últimos dos años en el Espanyol y el primero en el Atleti, fueron de un goce increíble. Me sentía importante, un jugador al que admiraban y me querían. Tengo muchas espinas clavadas.

¿Como tu casi fichaje por el Madrid?

No se hizo porque yo creí que no era el momento, y porque la persona del Atleti que iba conmigo, no me dejó. No me lo planteé, sabía del esfuerzo que había hecho el Atleti. Tengo testigos de aquel día... Pusieron delante d mí un talón para inscribirme en la liga, pero yo estaba muy feliz, fue el mismo año que firmé con el Atleti. Por entonces se podían jugar 5 partidos y firmar por otro equipo. Fui al antiguo asador de Roa pensando que era un tema benéfico y aparecieron directivos del Madrid. Yo lo tenía clarísimo, estaba muy a gusto en el Atlético de Madrid.