REAL MADRID

Lendoiro recuerda cómo Fernández Tapias le 'boicoteó' la venta de Maakay ante Pipi Estrada, Terelu y María Teresa Campos

El expresidente del Deportivo de La Coruña se despide, a través de una carta, del vicepresidente primero del Real Madrid fallecido esta semana.

Lendoiro, durante su etapa como presidente del Deportivo de la Coruña. /JESUS SIGNES
Lendoiro, durante su etapa como presidente del Deportivo de la Coruña. JESUS SIGNES
Isabel Pacheco

Isabel Pacheco

El fallecimiento del empresario gallego y vicepresidente primero del Real Madrid, Fernando Fernández Tapias provocó un aluvión de comentarios y despedidas hacia quien, durante muchos años, fuera la mano derecha y hombre de confianza de Florentino Pérez. Uno de los últimos que ha querido dedicar unas palabras de cariño hacia Fefé, como le conocían sus más allegados, ha sido el expresidente del Deportivo de La Coruña Augusto Cèsar Lendoiro.

En una carta en la que Lendoiro habla sobre la gran relación que siempre ha mantenido con Fernández Tapias, el gallego recuerda una anécdota que vivió con el vicepresidente primero del Real Madrid en un conocido restaurante de la capital de España. "'¿Que hace un coruñés en Madrid rodeado de alemanes?' Una sonrisa forzada fue mi respuesta", recuerda entre párrafos Lendoiro.

Aquella sonrisa forzada a la que hace referencia Lendoiro tuvo como protagonista al exfutbolista holandés Roy Makaay. Jugador del Dépor, el Bayern de Múnich estaba empeñado en incorporarlo a sus filas. En agosto de 2003 el club alemán hizo oficial su fichaje, que a punto estuvo de torcerse por la aparición inesperada de Fernández Tapias durante un encuentro secreto entre Lendoiro y representantes del Bayern en Madrid.

"Recuerdo un momento curioso y simpático vivido con Fefé. Fue -por su paladar exquisito no es de extrañar el lugar- una noche del verano de 2003 en Zalacaín, el mítico templo de la restauración madrileña. Yo estaba allí invitado por el Bayern de Múnich -representado por Rummenigge, Hoeness y Giovanni Brankini- que estaban empeñados en el traspaso de Roy Makaay", cuenta Lendoiro,

"Cuando todos nos dirigíamos al reservado, observo que, desde una mesa redonda, nos sonreían y vigilaban gente muy conocida: María Teresa Campos (DEP), Terelu-Pipí Estrada y Nuria y Fefé, que estaban a punto de celebrar su primer aniversario de boda. El secretismo con el que habíamos llevado la reunión Bayern-Depor se había ido al garete. Me acerqué para saludar a esa mesa que sería la delicia de un reportero del corazón pero, antes de que pudiese hablar, en tono burlón Fefé me espetó: '¿Que hace un coruñés en Madrid rodeado de alemanes?'. Una sonrisa forzada fue mi respuesta".

Aquella aparición sorpresa de Fernández Tapias no frenó la salida de Roy Makaay al Bayern, pero por un momento hizo dudar a un Lendoiro que ahora recuerda la anécdota entre risas.

La carta íntegra

La inexorable ley de la vida, que afecta de forma especial a los directivos con los que he convivido años y años en el fútbol, ha llamado a Fernando Fernández Tapias, el entrañable "Fefé".

Un amigo del que, como gallego, me siento orgulloso porque pasará a la historia por triunfar desde muy joven en el mundo empresarial español y por ayudar, sin ser su mundo, a hacer aún más grande al Real Madrid.

"Fefé" ha sido el indiscutible número 2 de Florentino Pérez en sus dos etapas al frente de aquella especie de "Consejo de Ministros" en el que se convertían sus Juntas Directivas y sus comidas oficiales, en las que te encontrabas hasta cinco presidentes de las empresas del Ibex 35, pero Fernandez Tapias no era uno más.

Es cierto que "Fefé" no era un hombre fácil. Creo que le gustaba aparecer como un tipo duro, pero, bajo esa cierta apariencia de hombre prepotente, escondía -como si temiese mostrar sus debilidades- una persona inteligente, socarrona y con una retranca gallega que lo convertían en presa difícil para periodistas y rivales. Se las sabía todas, porque, desde los 16 años, en vez de jugar en la calle, se enfrentó de tu a tu con el mundo empresarial.

Florentino le tenía tanta consideración que pedía siempre que, en el palco de Riazor, el vigués se pudiese sentar a su lado. Y lo aceptábamos, porque, aunque rompía el protocolo, a "Fefé" lo apreciábamos de verdad.

Disfrutábamos los dos picándonos con chistes malos sobre Vigo-A Coruña… y celebrábamos la buena marcha laboral de su sobrino Jacobo, hijo de su hermano Antonio, "El Galletas", gran presidente del Liceo de hockey, al que yo y el consejero Javier Chaver, habíamos ayudado a conseguir los primeros títulos del histórico club coruñés.

"Fefé" era una calcomanía de ese hombre afable, cariñoso y de sonrisa perenne, que era "El Galletas". Me parecía estar compartiendo con su hermano jornadas memorables del Liceo en Alcoy, Tenerife… y eso ayudaba a que nuestra buena sintonía fuese en aumento.

Recuerdo un momento curioso y simpático vivido con "Fefé". Fue -por su paladar exquisito no es de extrañar el lugar- una noche del verano de 2003 en Zalacaín, el mítico templo de la restauración madrileña.

Yo estaba allí invitado por el Bayern de Munich -representado por Rummenigge, Hoeness y Giovanni Brankini- que estaban empeñados en el traspaso de Roy Makaay.

Cuando todos nos dirigíamos al reservado, observo que, desde una mesa redonda, nos sonreían y vigilaban gente muy conocida: María Teresa Campos (DEP), Terelu-Pipí Estrada y Nuria y Fefé, que estaban a punto de celebrar su primer aniversario de boda.

El secretismo con el que habíamos llevado la reunión Bayern-Depor se había ido al garete. Me acerqué para saludar a esa mesa que sería la delicia de un reportero del corazón, pero, antes de que pudiese hablar, en tono burlón "Fefé" me espetó: "¿Que hace un coruñés en Madrid rodeado de alemanes?" Una sonrisa forzada fue mi respuesta.

Eran ya fechas en las que Pitina (DEP) y Nuria se habían convertido en inseparables en el Palco del Bernabéu. Era un síntoma más de la amistad y de la extraordinaria admiración existente entre "Fefé" y Florentino.

Ahora Nuria -quizás el único gran amor de "Fefé"- está abatida y yo, en estos días tan tristes y duros para ella, le quiero devolver todo el cariño con el que siempre nos atendió. A ella, y a aquellos hijos que de verdad lloran la muerte de su padre, quiero hacerles llegar mi sentir.

Adiós, querido "Fefé". Cuando veas a Antonio, no te olvides de darle el más grande de mis abrazos. Era, como tú, un gran tipo.. Os queremos.