Las razones del Celta y Luis Campos para separar sus caminos
Carlos Mouriño defendió su fichaje, pero la nueva presidenta considera necesario reformular el modelo de dirección deportiva.

El proyecto deportivo de Luis Campos en el Celta parece tener fecha de caducidad. El próximo 30 de junio finaliza su contrato con el conjunto vigués y todo hace indicar, tal y como indicó ayer la nueva presidenta Marián Mouriño, que no seguirá como asesor deportivo externo del club. Y eso que a continuación su padre y predecesor en el cargo defendió la apuesta por el portugués, que llegó a comienzos de 2022 tras la insistencia de Carlos Mouriño, ya expresidente celeste, y Antonio Chaves, su mano derecha como director general y que también dejó la entidad el pasado verano. Porque la llegada del luso a Vigo no fue sencilla para el Celta.
Un año antes de su desembarco final, Chaves intentó convencerle del proyecto que podía construir en Vigo. El dirigente gallego era un enamorado de la manera en la que Campos había conseguido construir equipos ganadores en Francia (Lille y Mónaco) y quería buscar algo similar en el Celta. En aquella primera toma de contacto, el portugués rechazó el ofrecimiento, pero algo le resultó atractivo y apenas doce meses después, estampaba su firma para trabajar con el Celta.
Pero no lo hacía como director deportivo al uso, sino como asesor deportivo externo, que en la práctica parecía lo mismo pero no era. De hecho, ha calado en ciertos sectores olívicos que su desempeño era el de mando absoluto de la parcela deportiva y responsable último, lo que ha minado su imagen. Su labor en Vigo se centra en aconsejar, buscar talentos y jugadores que fichar, pero la ejecución dependía y depende totalmente de los dirigentes, inicialmente con Antonio Chaves a la cabeza de las negociaciones. Ambas partes entendían que el modelo funcionaba bien y estaban satisfechas de unir sus caminos.
Campos llegó al club con Juan Carlos Calero, que sí estaría en el día a día para llevar a cabo el desarrollo y ejecución del modelo de trabajo. En sus primeros meses en el club se creó un área de nutrición más avanzada y oficina de asistencia al jugador, con personas plenamente dedicadas a satisfacer sus necesidades. Se buscaba profesionalizar todo lo posible lo tocante a lo deportivo en el club. El equipo se salvó tras una temporada irregular. Y todo empezó a torcerse este último verano durante el mercado de fichajes.
❝Yo estoy aquí para pelear por el Celta❞
— RC Celta (@RCCelta) November 28, 2022
Luis Campos y 𝒍𝒂𝒇𝒓𝒂𝒔𝒆𝒅𝒆𝒍𝒅𝒊́𝒂💙🙌 pic.twitter.com/ktRzjPL8tQ
La tardía venta de Gabri Veiga al Al-Ahlí dejó sin mucho margen de maniobra a Campos para encontrar el centrocampista demandado por un Rafa Benítez que también fue apuesta de Campos. Además, en las oficinas ya no estaba Chaves, sino Marián Mouriño, que no compartía del todo el modelo creado por su padre y el anterior director general y que tiene otra visión de lo que debe ser la dirección deportiva de un club, con un equipo con base en Vigo y dedicados exclusivamente al Celta, no con un asesor externo. Por tanto ya se puede decir que el Celta está buscando director deportivo.
La nueva máxima mandataria fue ayer escueta pero tajante en cuanto al futuro del área deportiva de la entidad al responder a un accionista sobre la figura de Campos. "Esta dirección deportiva es un modelo de asesoría externa que me encontré. Hemos empezado a trabajar en un futuro organigrama y en una futura reestructuración de esta área", se limitó a señalar. Su padre sí tiró un capote a Campos: "Creo que no ha sido un error. Pueden salir las cosas bien o mal, pero yo creo estuvimos muy claros cuando lo decidimos: si queremos dar un salto de calidad tenemos que hacer algo distinto porque por presupuesto no podemos". Pareceres completamente distintos.
La forma de trabajar que tienen el luso y la nueva presidenta es muy diferente y ambas partes asumen que sus caminos se separarán el próximo 30 de junio, si no antes. La situación de Luis lógicamente no es la misma, después de perder por el camino a sus dos máximos apoyos y valedores. Donde antes había química, ahora no la hay. Y los resultados no están acompañando como para validar la fórmula. Un presente complejo porque, hasta que separen sus caminos, Campos tiene trabajo por delante: el Celta aspira a firmar un par de fichajes en la próxima ventana de enero que ayuden a remontar el vuelo a un equipo que suma una victoria en 16 jornadas.